Recuerdos

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-Hija mía. -Susurraba mi padre mientras pasaba el cepillo por mi mata de pelo rubio que llegaba casi al color blanco. -Serás una buena loba al igual que tu madre.-Continuaba y sentía como depositaba todo su amor en cepillar mi cabello.

Yo era la unica hija de Aros, macho Alfa de la manada White Moon y futura Alfa.
Mi padre era lo único que tenía desde que mi madre fue asesinada.

Recuerdo bien que papá siempre se encargó de distraerme para que la muerte de mi madre no me afectara, pero al ver a todas las cachorras con las suyas, me sentía diferente y la extrañaba mucho.

Me entrenaron desde que ella murió, tenía cinco años y eso ayudó a distraerme un poco de la triste realidad que me perseguía y me decía que ella, mi madre, no podía estar conmigo. La habían arrancado de mi vida de la manera más vil y sangrienta.

Pero gracias a mi entrenamiento me convertí en una guerrera antes de mi primera transformación que fue cuando cumplí mis dieciocho años.

Esa noche la recuerdo bien. La luna llena estaba en su máximo esplendor, alumbrando la oscura y misteriosa noche, la brisa acariciaba los árboles del increible bosque que movian sus hojas energicamente para nosotros.

La luna estaba a nuestro favor, dándonos el permiso de disfrutar de ella y su luz para poder presenciar los acontecimientos de esa hermosa noche.
Llegué a una parte interna del tupido bosque y una chamana con el cabello largo y tan negro como el Azabache me esperaba. Era una sabia y se dice que tenía docientos años en ese entonces. Me sentó en la arena y estando de pie me miró a los ojos.

Vi como asentía y comenzó a citar un conjuro con palabras que me envolvian de los pies a la cabeza.
Sentía que la sangre corría a modo que pensaba que se quebrarian mis venas, mis huesos comenzaron a crugir y mis extremidades se llenaron de un dolor casi insoportable, pero este era mi destino, el que los dioses habían escrito para mi.

Sentía como todo encajaba y dirigí mis ojos a la sabia que me miraba con intriga.
-¡Blanca! -Gritó. -Igual que su madre.
Y eso me trajo un recuerdo, la primera vez que vi a mi madre. Era una loba enorme de color blanco titanio y ojos verdes que corría para adentrarse en el bosque y me dejaba al lado de mi padre. "Era una loba hermosa y amaba la libertad" esas eran las palabras de mi padre cuando me la describía con ojos llorosos.
-No permitas que te vean, hasta que tu mate lo haga, solo él puede hacerlo, antes que nadie. -Dijo la chamana, desviando mis pensamientos a aquel cofre donde los guardaba.

Mi mate debería estar en alguna manada, pero no me iba a volver loca buscándolo, el llegaría en el momento indicado.
De pronto siento como una briza acaricia mi blanco pelaje y cierro los ojos para disfrutarla.
Mi instinto lobuno me hace correr, correr por todo el bosque dejando atrás los malos recuerdos y las malas experiencias.
Vuelvo al lugar y me transformo a en humana nuevamente. Me visto con la ropa de repuesto que llevé y volví a casa.
-¡Papá!- le llamo para saber si está en casa y escucho un gruñido que viene de su habitacion.
Entro y no podía creer lo que veía. El estaba enfermo pero no agonizando cuando me fui pero, en ese momento podía sentir a las Valquirias luchar por llevarse a su alma al Valhalla porque él si era un gerrero y luchó por tener una buena manada y lo logró.
-Mi hela. -Dijo tendiendome una de sus manos y me acerqué a él inmediatamente y la tomé.
-Eres tan hermosa cómo tu madre.-Dijo forzándo el habla, lo iba a detener pero continuó.
-Te he escrito esta carta cuando supe de mi estado, solo la leerás cuando tengas a tu primer cachorro varón y podrás comprender. Debes ser fuerte mi hela, de ti depende el futuro de ésta manada.- Dijo y esas fueron sus últimas palabras, de pronto el agarre de su mano se debilita y su Beta apareció en la puerta de la habitación al instante.
Un Alfa surgía mientras que el otro moría.
El Beta me miró con cara triste y comencé a sentir el nudo en la garganta que me decía que las lágrimas se acercaban.
Salí corriendo al bosque en mi forma humana y cuando llegué lo más lejos que pude, me transformé en la enorme y pura loba blanca que soy.

Luna Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora