Luna Blanca.

la Luna.

Después de introducirnos en el bosque y unirnos como deben hacerlo los lobos, salimos y fuimos a casa de Ragnar que era increíble.

Me sentía extraña y me había dado cuenta que no había visto a mis lobas y mi manada estaba incomunicada.

-Ragnar, mañana debemos ir a mi territorio. -Dije hundiendo un rostro en su cuello. Me llevaba en brazos a la habitación.

-Está bien. -Responde y después de llegar a la habitación sigue directamente al baño donde pone mis pies desnudos en la tina.

-No, hace frio Ragnar. -Digo retorciéndome en sus brazos para que no me deje caer.

-Hela, es solo para lavar tus pies que ya están sucios de tierra. -Dice y va introduciendo mis pies en el agua para quitar la tierra de ellos.

Ragnar salió del baño y ya lo extraño mucho, este vínculo terminará acabando con los dos. Me siento nerviosa por mi manada, mis lobas deben estar horribles mientras que yo estoy con el lobo más sexy de todos.

Salgo desnuda del baño e intento encontrar a Ragnar pero solo está su olor en la cama, me acuesto y abrazo su almohada trantando de dormir. Poco a poco voy yendo al sueño profundo pero siento unas fuertes manos que me pusieron boca arriba y sentí su olor nuevamente.

Ragnar besó mis labios con furia, poniendo una de sus manos en mi nuca y la otra en mi espalda baja, mis piernas rodeaban su cintura y besaba mi marca haciéndome gemir de placer.

Me recostó en la pared y no dejaba de besarme, estabamos desnudo tan solo los collares adornaban nuestro cuerpos.

-Eres MIA. -Dijo con voz casi susurrada que llegó a lo más sencible de mi cuerpo.

-Soy tuya Ragnar. -Cuando dije eso su pasión se desenfrenó y me llevó hasta la cama poniéndo mis manos en la orilla y posándose detrás de mi, me penetró tomándome de sorpresa y tomó mi cabello con sus fuertes manos penetrando lo más profundo de mí, llenándome y haciéndome gemir fuerte. Una, dos, tres embestidas más fueron suficientes para hacer chocar la ola de placer en mi cuerpo.

-Oh Hela, dámelo todo. -Decía mientras se derramaba dentro de mí.
Caímos rendidos en la cama, respirando fuerte y con las manos entrelazadas.

-Eso...fue asombroso. -Susurré y luego le lancé una sonrisa.

-Todavía no hemos terminado. -Se subió encina de mi introduciéndose en mi bruscamente en mi interior y mis uñas fueron a su espalda, clavándose en ella y haciendo que su ritmo aumente.

*****
-Despierta Luna mía. -Siento esa voz ronca en mi oido y me remuevo en la cama y está el duro y enorme cuerpo de Ragnar pegado al mío. Lanzo un suspiro de protesta y escucho la risa de Ragnar en mi oreja y después me muerde el lóbulo.

-Vamos nena, debes despertar para ir a tu manada y unirla a la mia. -Dijo.

Abrí los ojos lentamente, me estiré, di vueltas en la cama, me volví a estirar y mis ojos hicieron contacto con los de Ragnar.

-No me mires así Luna o no saldremos de aquí por quedarnos todo el día haciendo el amor.

-Bueno pues tendrás que darte un ducha fría porque yo, tengo cosas que hacer. -Dije. -Tenía ganas de fastidiarlo y lo logré.

-¿Qué has dicho? -Preguntó con una pequeña sonrisa.

-Nada. -Me levanté de la cama lentamente y fui dando pasos lentos y luego corrí hacia el baño pero me tomó por la espalda y hundió su nariz en mi hombro dándome tiernos besitos.

-No subestimes a un lobo y menos a un Alfa. -Gruño.

-También tengo sangre de Alfa, lobito y puedo pelear contigo. -Lo reté.

-No quisieras, ahora vamos a bañarnos. Tenemos cosas que hacer.
*****
Después de una larga ceremonia, nuestras manadas se volvieron una sola y decidimos tener dos territorios en caso de una emergencia o guerra.

La paz estaba con nosotros pero no por mucho.