Buscábamos ese latido por todas partes y latía más rápido cuando nos acercabamos, ya estaba jugando con nosotros.
Después de volvernos locos buscándolo llegamos a un edificio abandonado, en sí era como un residencial abandonado que estaba lleno de edificios vacíos y en mal estado.
-Vayan revisen los otros, yo entraré a este. -En el edificio que estaba frente a mí el latido era más fuerte y estaba seguro de que lo encontraría. Entré lentamente y estaba lleno de polvo, había una mesa pequeña arrumbada en el suelo y con telarañas. Continué caminando, pasé por una habitación y el latido se puso más rápido, lo seguí y me asomé a la última habitación.
-¡Rayos! -Vi un brazo tendido en el suelo y entré a esa habitación de pronto cuando ví era mi Hela, mi corazón se encogió y mis ojos comenzaron a escocer.
-¡Hela! -Grité fuerte tomándola por sus hombros y sacudiendola fuerte.
-Hela por favor despierta, tienes que despertar no me dejes solo. -Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, estaba desesperado porque yo sin mi Hela no era nadie, tan solo un cachorro dentro del cuerpo de un Alfa.
-Moriremos juntos Hela, no puedes dejarme, no ahora que tendremos un cachorro. -Por eso eran los latidos porque nuestro cachorro me avisó que vaya por ellos. -Amor mío por favor no me dejes sin tí te lo ruego, todo es mi culpa, no debí dejar entrar a Isa. - Recosté mi frente en su vientre y sentí ese latido constante y sereno, me relajaba y me hacía sentir más tanquilo, me garantizaba que mi Hela estaba con vida. -Lo siento tanto, Luna mía. -La culpa me invadía y me hacía sentir como un idiota pero ese latido reconfortante tan hermoso me llenó de alegría por fín ya sería padre y era de mi Hela, ella lo llevaba en su vientre.-¿Hasta dónde va a llegar ese cabello tuyo? -Escuchar esa voz fue como escuchar un Ángel o algo así, sentí un tirón en el pequeño moño que tenía.
-¡Hela! -Dije y la miré a los ojos fijamente. -Que bueno que estás bien, debemos ir a casa.
-¿Cómo me encontraste? -Estaba pálida y su voz quebrada, odié verla en ese estado pero me sentí victorioso de tenerla cerca y Kramer, bueno ya se imaginan como estaba Kramer.
-Esta cosita. -Dije señalando su vientre y luego acariciandolo. -No me ha dejado dormir en días, estaba buscando de donde venía ese latido y te encontré, ahora vamos a casa. -Dije, la levanté del suelo en mis brazos y estaba mas ligera que nunca.
-Has perdido peso Hela, ¿Cuánto hace que no comes? -Pregunté un poco enojado por su irresponsabilidad, no me respondió, tan solo se quedó callada.
-Hela, no me hagas suponer que hace mucho que no comes. -Advertí, ella tenía sus brazos rodeando mi cuello y su cabeza descansaba en mi hombro y no respondió.
-Hela. -Gruñí en modo de advertencia. Mi Hela es como una muñequita de porcelana, tan delicada y pequeña que aveces no entendía como podía tener un Mate tan tosco y áspero como yo.
-Hace cuatro días. -Todo el calor de mi cuerpo se posó en mi rostro y sentí mis ojos cambiar de color como solían hacerlo. - Hela, estás esperando un cachorro, no puedes ser tan irresponsable. -Caminaba lentamente. -¿Por qué no compraste alimentos Hela?
-No me sentía bien y todo lo que comía lo vomitaba, además no quería que los pícaros me encontraran. -Y aparte de que no comía estaba en un lugar infestado de pícaros.
-Hay que sacarte de aquí, Hela. -Respondí y salimos del edificio, fuera estaban mi Beta y diez de mis guerreros, todos se hincaron cuando vieron a Hela en mis brazos.
-Debemos irnos de aquí, hay pícaros rondando. -Dije.
-Vimos algunos, están detrás de nuestra Luna. -El miedo me sacudió, no quería me mi Luna y mi cachorro sufrieran por culpa de los pícaros.
-Sostente. -Pedí a Hela y ella apretó su agarre en mi cuello.
Corrí tan rápido como pude, la falta de sueño y todo el alcohol que consumí me estaban pasando factura pero no me importó, corrí y corrí lo más que pude.
Se desató una guerra detrás de nosotros, mis lobos contra los picaros y yo decidí dominar sus mentes y solo así pudieron parar.
Es mi prioridad protegerla y lo haré con mi vida si es necesario.

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Luna Blanca.
WerewolfHela Solberg, hija del Alfa Aros, jefe de una de las manadas más poderosas y con más extensiones territoriales de toda Noruega. Su padre muere y la deja a cargo de su manada, convirtiendola en hembra Alfa, Algo poco usual en las manadas. Ella era ma...