Luna Blanca.

Malos resultados

Ragnar.

"¡Anda! ¡Ve y búscala!"
Dice Kramer mi lobo interior después que veo a la mujer más hermosa del mundo y con el olor a chocolate más exquisito.

La veo a los ojos y suspiro nuevamente al aspirar su olor, fue el momento más increíble de mi vida.

Mi Beta, Krom, me da unos toques en el hombro y me sacan de mi trance, de ese débil momento que me hizo olvidar por un instante, la delicada situación en la que se encontraba mi manada.

Soy Ragnar Dahl, Alfa de la manada Wild Wolves y mi manada estaba pasando por una situación bastante mala.

Me subí en la parte trasera del auto y Krom se sentó a mi lado, mirándome extrañado.

Yo jadeaba, como si me hubiese pasado toda la mañana corriendo por el bosque.

Rompo la conexión con Kramer y siento la necesidad de abrir la puerta, saltar por el auto e ir a buscar a mi Mate y susurrarle que es MÍA y de nadie más.

-Alfa ¿Se encuentra bien? - Pregunta Krom y yo no respondo, estoy fundido en mis pensamientos.

-He visto a mi Mate. -Logro responder y él me mira extrañado.
-¿Quién? -Preguntó con voz serena, debía hacerlo así, no podia levantarme la voz, no a su Alfa.

-La rubia hermosa que estaba en la cafetería, olía delicioso y Kramer me mandó a buscarla.

-Alfa esa era Hela Solberg, su socia. - Cuando escuché esas palabras mi corazón se activó a mil por hora.

"Por insolente te pasan las cosas Ragnar, nunca asistías a tus reuniones con esa mujer y resultó ser tu Mate".

Hoy era el día para que Kramer me molestara y lo estaba logrando.

"Kramer, tu bien sabes que he estado ocupado"
Digo y cierro la conexión nuevamente.

Mi manada ha tenido ciertos problemas hace alrededor de dos años, nuestras hembras murieron y solo hay machos en la manada.

Pero el problema no regula en que no tengamos hembras, sino que hay una manada cerca de mi territorio donde hay muchas hembras y tengo que hacer un acuerdo con su Alfa, para que los lobos de mi manada se apareen.

Tener una manada con lobos de un solo sexo tenía malos resultados y yo los estaba viviendo en ese instante.

Las hembras de aquella manada entraban en calor casi al mismo tiempo y mi manada, incluyéndome, experimentaba un descontrol increíble ya que estaba prohibido entrar a ese territorio, muchos habían entrado y nunca regresaron.

Llegamos a la entrada de mi territorio y comenzamos a desnudarnos, para así podernos transformar sin arruinar las ropas, de la cuál se encargaría mi chofer.

Me transformo en un enorme Lobo negro y corro hacia las cabañas de mi manada.

Llegamos y todos los lobos estaban inquietos y tristes igual que siempre, desde la muerte de sus hembras, no eran sus Mates, pero si sus madres y hermanas y podía entender lo difícil de esa situación.

Me paso todo el día dentro de mi cabaña de aquí para allí tratando de encontrar una solución a ese problema que nos estaba afectando a todos.

A las ocho de la noche, después de haberlo pensado miles de veces, tomé una decisión. Una estricta y posesiva decisión, pero era lo mejor.

Debía entrar a ese territorio sin permiso y pedir un acuerdo con su Alfa ¿Qué tan malo podría ser?

Así que tomé a veinte de mis machos y en forma de lobos nos adentramos en lo más profundo del bosque, sintiéndonos libres de restricciones y de problemas, disfrutando de la briza mientras acariciaba nuestro pelo y el aroma del bosque abundando nuestros olfatos.