"Angel" - La Verdad (I)

28- La verdad

¿Era esto posible? ¿O acaso había perdido completamente la cordura?

Lo que estaba viendo, ¿era real?

Un ángel y un demonio peleaban frente a mis ojos con una furia y veracidad impresionantes. No podía seguir todos sus movimientos debido a lo rápidos que eran. Se elevaban del suelo y en el aire seguían los golpes, era como ver a dos pájaros pelear. Con fuerza se empujaban uno contra otro haciendo que el que recibiera el impacto retrocediera varios metros entre la espesura de los arboles.

Yo me encontraba en un estado de shock. No podía moverme, no podía pensar con claridad, no podía entender qué ocurría, ¿qué era todo aquello?

Si eso era una pesadilla deseé con todas mis fuerzas despertar. Quería despertar y encontrarme sana y salva en mi habitación. Quería que todo se detenga, que todo el infierno acabase.

No solo el infierno del exterior sino también el de mi interior. Un arduo calor me consumía de adentro hacia fuera, sentí la electricidad en todo mi cuerpo, mis cicatrices parecían querer abrirse, sentía como si mi piel se estuviera desprendiendo justo donde ellas se encontraban. Mi cabeza daba vueltas.

Quería hacer algo; correr, gritar, estremecerme, lo que sea, pero no podía moverme. Cerré los ojos y respiré hondo e intente tomar el control de mi mente.

- Concéntrate, Violet, puedes hacerlo. - me dije a mi misma.

De pronto sentí una fuerza que nacía desde el interior de lo mas profundo de mi ser. Sentí como si algo de pronto se apoderara de mi cuerpo pudiendo así controlar mis movimientos. Me puse de pie con la cabeza en alto, pero aun sin abrir los ojos.

Respire profundamente y luego abrí mis ojos.

Mi cuerpo era mio, eso lo sabia, pero en aquel momento fue como verlo a través de otros ojos, como si yo estuviera en el cuerpo de alguien mas. Lo que veía no era el bosque, sino mas bien, veía las siluetas de todo y emanando de ellas había como llamas doradas de energía. Quede maravillada por tal espectáculo de ondulaciones doradas que parecían tener vida propia.

Luego me fije en dos siluetas que captaron de inmediato mi atención. Ambas eran unas siluetas aladas, lo diferente entre ellas era que de una emanaban llamas rojas y de la otra un azul eléctrico.

Sentí una repentina amenaza de la silueta de llamas rojas, desvié la cabeza hacia ella, o mas bien mi cuerpo lo hizo.

De pronto de mi pecho salió una bola de luz plateada provocando un desprendimiento frío que me golpeó. Observé la bola de luz que ahora estaba frente amis ojos y no pude evitar sentirme familiarizada con ella, como si fuera parte de mi, era como ver mi alma fuera de mi cuerpo.

La figura de llamas rojas se movió bruscamente hacia mi direccion y yo desvié mi mirada hacia ella, de alguna manera conduje a la bola de luz plateada a su encuentro de una forma muy rapida y esta se extendió como niebla a su alrededor inmovilizándola; luego me fije en la otra silueta y decidí que me estaba estorbando entonces también extendí mi niebla blanca hacia su dirección y lo inmovilice contra un árbol. Entonces dirigí mi vista nuevamente hacia la otra silueta y me enfoque en su centro, pude ver en su interior una llama blanca y me golpeó el torrente de emociones que transmitió.

Venganza, ira, enojo, envidia, angustia, desesperación, frustración... vivían tan profundamente dentro de el que el sentimiento era muy poderoso. Pero avance más, me adentré más en él, pude entonces sentir su pasión, valentía, orgullo, su egocentrismo, su deseo. Seguí mas en lo profundo y y luego sentí... amor.

Era un amor reprimido, un amor que no había dejado salir, pero que hasta el sabia que allí se encontraba. Era un alma pura, un alma como cualquier otra, no deseaba realmente la venganza, sino mas bien, esta lo deseaba a él. Se alimentaba de su débil alma y lo hacia reprimir todo sentimiento de bondad que pudiera aparecer en su interior, pero era ese el punto, lo reprimía tanto como podía, le cerraba todas las puertas que el alma pueda poner y aun así existían, allí estaban ansiosas por salir.