10- Sola en casa.

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Cuando me dijeron que tendría setenta y dos horas de reposo me alegre mucho. Tres días de no hacer nada y estar acostada en mi habitación me parecían como unas vacaciones. Pero el primer día ya me di cuenta que no era nada divertido.

Lo digo porque estaba muy aburrida y no podía hacer nada, no podía moverme mucho o hacer mucho esfuerzo y menos salir de casa. La primera razón era porque el doctor así lo había dicho; y la segunda razón era porque realmente me dolía todo el cuerpo y me sentía débil.

Yo no era de esas personas que podrían dormir todo un día sin notarlo, no me gustaba estar acostada mucho tiempo y me carcomía la mente al imaginar toda la tarea que tendría que hacer al volver a clases.

Mi aspecto era lamentable, me asusté al verme al espejo en la mañana. Tenía un oscuro hematoma en la mejilla derecha y un extremo del labio se hallaba partido e hinchado, más la venda que rodeaba mi cabeza. Cualquiera diría que fui golpeada por alguien, aun que la verdad era que los golpes me los había causado al caer. Mis manos y mis rodillas tenían raspones también.

No deseaba visitas, ni hablar con nadie, era por eso que decidí no decir a nadie sobre lo que pasó, ni siquiera a mis amigos. No solamente por cómo lucía, sino también porque no podría explicar qué fue lo que pasó, sabía que nadie me creería.

Eran como las diez de la mañana del segundo día de reposo cuando Melany me llamó y preguntó sí no fui por la prueba de matemáticas y yo respondí:

-Melany, antes de ayer tuve un accidente, estuve en el hospital en la mañana y debo hacer reposo por tres días ya que tuve un serio golpe en la cabeza.

-¡¿Qué?! -exclamó- ¡Entonces es cierto! Corrió el rumor de que algo te había pasado, pero lo ignoré pues no lo creí. Oh, Violet, cuanto lo siento ¿cómo te encuentras ahora? ¿Qué fue lo que sucedió?

-No lo sientas, lamento no habértelo dicho, he estado con la mente muy... ocupada –respondí vacilante.- Un tipo me estaba siguiendo cuando iba a la escuela y no sé qué me habrá hecho, sospechan que tal vez uso alguna droga para hacerme imaginar una locura. En fin, no sé exactamente qué me pasó, pero él me atropello o algo lo que hizo que cayera de mi bicicleta y me diera buenos golpes. Aparte de lo de mi cabeza no es tan grave, créelo, mi único problema es que estoy aburrida y sola sin poder hacer nada.

Melany insistió en saber qué era lo que realmente me sucedió así que se lo conté, pero, más como algo que imagine. Había decidido hacer eso porque no me servía de nada que la gente pensara que estaba loca, no sólo por mí sino también por mis padres. Hablamos un rato sobre ese tema y su teoría fue que yo, presa del pánico, transforme inconscientemente la realidad y la convertí en una pesadilla, cosa que solía pasar con víctimas de acoso.

-No sé qué quería este tipo, pero te recomiendo que también te cuides. Él me tomó desprevenida y no quisiera que haga lo mismo con nadie más. –le expresé sinceramente.

-No te preocupes por eso, prestaré mucha más atención ahora. Hey, Violet, la verdad es que te llamé por que John me dijo que no fuiste a estudiar con él y quería tú numero porque estaba preocupado, siendo sincera yo no iba a llamarte hasta que él me lo dijo. –rebeló y mi corazón me dio un vuelco.

-¿John? ¿En serio? -pregunté perpleja, y también feliz, de que él se haya preocupado tanto.

-Como lo oíste, nena. –respondió y sentí su sonrisa al otro lado de la línea.

-¿Y le diste mi número? –inquirí saber.

-Por supuesto. ¡Tenias que verlo...! –Exclamó.- Quiso lucir despreocupado pero era evidente que estaba preocupado por ti y seguro que había escuchado los rumores. –se escuchó un timbre y muchas voces detrás de Melany- Hey, debo entrar a clases, te llamaré luego. Trataré de ir a verte ¿está bien?

"Angel" - La Verdad (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora