Capítulo 3.

6 2 0
                                    

Por la mañana temprano cuando me levanté bajé a la cocina para desayunar algo, pero mis planes se vieron frustrados cuando vi a mi madre llorando y a mi padre con un sobre en la mano.

-¿Qué ha pasado?- pregunto yo incrédulo.
-Ya ha llegado la carta que pone cual va a ser tu nombre secreto en los juegos.
-¿Ya... Ha llegado?
-Sí- dijo mi madre entre sollozos. Su cara blanca estaba ahora roja como un tomate y tenía los ojos hinchados.
-¿Cuál va a ser?- pregunté yo asumiendo mi destino de nuevo. Ayer por la tarde me lo había pasado tan bien con los hermanos que casi se me había olvidado por completo que había salido nominado.
-Júpiter.
-Va... Va... Vale- dije tartamudeando.
-Hijo, ¿estás bien?
-Sí, necesito salir para tomar un poco el aire.

Salí por la puerta pero con lo aturdido que estaba no me acordé de cerrarla. Me dirigí al bosque y me quedé alli sentado al lado del lago. Ni siquiera tenía ganas de darme un chapuzon. Es como si un huracán hubiera vuelto a mi vida para destrozarlo todo otra vez.

Estuve allí durante 3h y cuando acabé me dirigí a mi casa. Ni siquiera me había molestado en cazar ni un sólo conejo. No tenía ganas de hacer nada excepto de suicidarme.

Cuando llegué a casa mis padres estaban acompañados por un señor bastante mayor vestido con un traje gris muy elegante, no creo que sea de South Sydney. Lo cual era una mala señal.

-Jack. Aquí hay alguien que quiere Hablar contigo- dijo mi padre. Este era tan mayor como el hombre pero desde luego no era tan elegante lo cual me llevaba a pensar que era de North Sydney o de la capital.
-Hola. Me llamo Elliot. Tú debes de ser Jack Snader.
-Sí soy yo. ¿Quién es usted?
-Por favor sientate.
-Estoy bien así, gracias- no se de donde conseguí la fuerza para revelarme de esa manera pero me gustó.
-Está bien. Lo que he venido a contarte no es fácil pero ya se lo he comentado a todos los demás jugadores. Tú eres el último.
-¿De que se trata?
-Los concursantes de North Sydney se han comprometido ha hacer un trato con vosotros.
-¿De qué tipo de trato estamos hablando?
-Verás. Si nos revelas tu nombre secreto tus padres recibirán una gran cantidad de dinero y a ti te ahorrarán una muerte dolorosa.
-¿Qué?
-Así es. Se que resulta duro de creerlo pero no tenéis ninguna posibilidad de ganar.
-¿De qué cantidad estamos hablando?- pregunté yo temblando por la nueva noticia. No me podía acabar de creer que no tuvieramos ninguna posibilidad. Y menos ahora que se había presentado este señor en mi casa para decirme esto.
-Ni se te ocurra aceptar hijo. Eso sería como rendirte y recuerda lo que te dije yo tantas veces ya sobre rendirse.

Es verdad, mi padre siempre me había enseñado que no estaba bien rendirse porque eso significa ser un cobarde y un hombre nunca debe se ser cobarde. Pero aún así no quería que además de aue mis padres se queden sin hijo y sin dinero.

-Pero... Papá. Necesitas el dinero.
-No pasa nada. Conseguiremos pasar adelante todos juntos. Estoy seguro de que lo conseguiréis.
-No debería darle falsas esperanzas a su hijo.
-Ya está bien. Marchése de esta casa ahora.
-Muy bien. Me voy pero espero que lo pienses bien. No me gustaría que tu familia lo pasara peor todavía- dijo todo convencido de si mismo. Ese señor me estaba sacando de quicio. Como no se vaya ya de casa lo pienso matar. Pero aún así. Conseguí hacerle una última pregunta.

-¿Cuántos han aceptado?
-Más de los que tu piensas.
-¿Cuántos?- dije yo enfadandome cada vez más.
-Cuatro. Adiós. Espero que te lo pases bien. Ya me dirás la respuesta, si es posible antes de los juegos.

No me lo podía creer. Como había podido aceptar tanta gente. Es que acaso no tenían dignidad. Aunque seguro que la mayoría lo hicieron por el dinero para sus familias.

Juego de nombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora