Capítulo 12

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-No puedo creer que te hayan mostrado mis fotos de bebé -dijo Gwen por enésima vez con la cara escondida detrás de una carta.

Me reí y ella me dio la mirada asesina de su madre. Le quité la carta gentilmente y tomé su mano.

- Tranquila, vergonzoso sería que tú vieras las mías.

Rió.

- Buen punto, se las pediré a Cara la próxima vez.

-  ¿Ya saben que van a querer? -Nos interrumpió un joven mesero de cabellos rubios.

Miré a Gwen y ella miró al camarero. Le dio su orden seguida de la mía, se retiró diciendo que en un momento nos traía la comida; ah, y que disfrutáramos de nuestra estadía.

La comida había estado espectacular. No me sorprendería si mañana no me quedaran los pantalones. Gwen miró a la pista de baile mientras comía un pedazo de pannacota.

Sonreí.

-  ¿Gustaría bailar, oh bella dama? -Dije en una voz ridícula.

Ella rió.

- Se me da fatal, joven caballero.

Le guiñé un ojo y me levanté de la silla.

-A mí también, pero nadie tiene porqué saberlo.

La verdad es que sólo nos mecíamos al ritmo de la música, ella con ambas manos en mis hombros y su cabeza apoyada en mi pecho, yo con ambas manos en sus caderas y la barbilla recargada en su cabeza.

-Esto ha sido genial, Hasso -murmuró contra mi pecho.

Sonreí a pesar de que ella no pudiera verme. Levantó la cabeza y me miró.

-Gracias -murmuró.

No podía pensar en otra cosa que no fueran sus labios, así que la besé, y ella me correspondió el beso.

Ya había pagado la cuenta, así que salimos del restaurante en medio de risillas y besos por aquí o por el hombro desnudo de Gwen.
Ella se recargó en el lado de mi puerta y yo la tomé de las caderas para seguir besándola, de vez en cuando uno de los dos soltaba un gemido, pero estábamos demasiado ocupados como para que eso nos avergonzara; entonces, por una extraña razón, recordé a su padre.

-Debes de estar en casa a las once -dije contra su boca.

Ella me miró.

-Nadie se dará cuenta.

Se me detuvo el corazón. Jesús, Jesús ¿estaba diciendo lo que yo creo que estaba diciendo? Lo pensé un momento; si la rechazaba probablemente ella pensaría que no la deseaba cuando en realidad era todo lo contrario, y Luke me mataría; si aceptaba solamente Luke me mataría, pero Gwen sabría que a pesar de estar muerto yo la quería.

Suspiré.

-Bien, súbete al auto.

Me dio un último beso y obedeció.

Dios, no podía creer lo que estaba a punto de hacer. Mientras conducía hacía memoria de lo que había escuchado esa misma mañana en mi casa, si mi mente no me engañaba, mamá y papá irían con la tía Luce, mientras que Cara aprovechaba para irse con sus amigas. Recé para que así fuera porque sería algo vergonzoso llegar todo calenturiento con Gwen y que ellos estuvieran en casa.

Gracias a Dios, estaba bien. El auto de mamá no estaba y la luz del cuarto de Cara no parecía estar encendida. Estacioné el carro, bajé, le abrí a Gwen y entramos.

Cuando abrí la puerta de la casa me dieron unas malditas ganas de besarle, y teniendo en cuenta lo que planeábamos hacer en unos momentos, eso era lo menos preocupante; así que la besé durante todo el trayecto escaleras arriba, y hacia mi habitación. Vale, cabe destacar que... Soy... Hum... Santo; así que no sabía muy bien qué debía de hacer aquí, ¡todas esas horas de porno con Klein debían de servir para algo!

Esperé que ella también fuera... ¿Santa? Pero con Gwen nunca se sabe. Seguí besándola, ahí, parados, hasta que los dos -no sé cómo- nos sentamos en la cama. Ella a horcajadas de mí, lo cual suponía debía ser un logro con aquel vestido.

¡Ah, sí, la ropa!

Comencé a bajarle el cierre del vestido blanco a lo cual ella no opuso resistencia, y sacó los brazos de ahí, así que podía tener una muy satisfactoria vista de su pechos con sostén. Gwen no perdió el tiempo y comenzó a sacarme el saco, a lo cual ayudé mientras ella desamarraba mi corbata y la botaba por ahí; comenzó a desabotonarme la camisa.

-¡Maldita sea! -murmuró-. ¿Cuántos botones tiene esto?

Reí y decidí ayudarla. Después de como dedicarle media hora a sacarme la camisa me dediqué a observar a Gwen de verdad. Tenía varios lunares por todo el pecho y hombros, sus clavículas resaltaban un poco; su labial rosado había casi desaparecido, probablemente ahora estaría esparcido por toda mi cara, y tenía los labios algo hinchados.

Sé que suena ridículo, digo, después de tanto tiempo por fin podría observar y tener a mi disposición el bellísimo cuerpo de Gwen, pero lo único que quería hacer era mirarla a los ojos; y eso hice. Cuando estás enamorado y miras a la persona que amas, sientes mariposas en el estómago; pero cuando estás enamorado y miras a la persona que amas y ella te mira de vuelta, tu mundo se paraliza. Las miradas se clavan en el alma. Los ojos seducen y enamoran. Los ojos se dicen todo sin necesidad de palabras. Y en ese preciso momento mi mundo se detuvo al mirar a aquellos ojos chocolate.

Gwen puso una mano en mi mejilla y me acarició el pómulo con su pulgar izquierdo, puse una mano en su espalda para acercarla a mí, tenía las mejillas algo sonrojadas y el moño de cabello medio desecho y unos mechones le caían en la frente; acerqué mis labios a su oreja.

-Creo que me estoy enamorando de ti -rió-. ¿Segura que estás lista?

Me dolería mucho que dijera que no, pero me dolería aún más obligarla a hacer algo que no quería. Despegué mi boca de su oreja y me hice un poco hacia atrás para poder observarla mejor.

-Lo estoy -sonrió y pasó su pulgar por mis labios-. Creo que yo también me estoy enamorando de ti.

Después de eso no necesité más incentivos o motivaciones y pronto estábamos desnudos en la cama, acariciándonos, riéndonos, besándonos, sintiéndonos como nunca antes lo habíamos hecho. Después de tres intentos -en los cuales traté de ser lo más profesional posible pero digamos que la risa de Gwen no me ayudaba mucho- para ponerme el condón, entramos en la verdadera acción. Traté de ser lo más gentil posible, ya que había leído una vez -por accidente me encantaría aclarar- que a ellas les dolía muchísimo -y hasta llegaban a sangrar, ay Dios- la primera vez, y yo confiaba en que era su primera vez. Al principio soltó algo parecido a un gemido de dolor, pero después se convirtieron en sonidos que me alegraban cada vez más y más.

Sentía mi cuerpo cubierto por una ligera capa de sudor mientras ella clavaba sus uñas negras en mi espalda, ardían un poco, pero era un ardor placentero, además, estaba demasiado ocupado como para que me quejara o tan siquiera me dolieran.

Así que, después de todo eso, la cabeza de Gwen descansaba sobre mi pecho y mis dedos trazaban caminitos por su columna, traté de acompasar mi respiración a la suya. Observé su cabello castaño enredado, su frente perlada de sudor, sus pestañas cubiertas de rímel, sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados, y me quedé mirándola y admirando cada una de sus facciones hasta que me quedé profundamente dormido.

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MAMÁ, ACABO DE ESCRIBIR UNA ESCENA ERÓTICA, OH DIOS MEOH, ME SIENTO RE ORGULLOSA.

¿les ha gustado el setso intenso ( ͡° ͜ʖ ͡°) entre Gwen y Hasso?

¿esperaban más, menos?

¿qué les gustó y que no les ha gustado?

NECESITO SABER SU OPINIÓN.

btw, el capítulo va dedicado a valulic bc me hace reír con sus emociones.

chauuuuu, nat.

btw, tENGO UN NUEVO CRUSH Y AY DIOS, TIENE POMPIS Y ESTÁ RE GUAPO( ͡° ͜ʖ ͡°)

ahora sí, chau.

Aviones de papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora