Capítulo 17

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Llevaba una hora en mi cama acostado llorando cual quinceañera y Cara no dejaba de tratar de consolarme diciéndome cuantas chicas querían estar conmigo, pero de alguna extraña manera eso no me hacía sentir mejor, al contrario me hacía sentir mucho peor.
Mamá había regresado del trabajo y había hecho sus deliciosos cupcakes, pero incluso sus cupcakes no me hicieron sentir mejor; todos trataron de animarme pero yo me sentía como la verdadera mierda y supongo que ya todos estaban cansados o preocupados porque su última arma fue enviar a mi padre a hablar conmigo.
Estaba tumbado en mi cama pensando cuando me tomaría morir por aburrimiento o si me podía deshidratar por llorar cuando tocaron a mi puerta.

-Pase -dije con desgana y la cara aplastada contra la almohada.

La puerta se abrió revelando a mi papá detrás de ella.

-Hola, campeón -sonrío y me recordó a todas aquellas veces cuando era pequeño y perdía algún partido de fútbol y me ponía triste, él solía entrar con un tazón de helado y me daba una charla motivadora-. Escuché lo de Gwen.

Le miré y papá se sentó en un lado de mi cama, justo a un lado de mí; me dio una suave palmada en la espalda.

-¿Recuerdas cuando tenías diez años y Clarisse Letterman te dijo que no quería ser tu San Valentín?

-No -mentí.
Oh gracias, papá, me siento mucho mejor recordando que soy rechazado por las mujeres desde que probablemente estuve en el vientre de mi madre, te lo agradezco de corazón.

Mi papá rió cansadamente y noté cómo se le formaban arrugas alrededor de sus ojos verdes.

-Llegaste de la escuela cabizbajo -empezó a relatar-; ti madre había pasado por ti porque yo tenía que ver algunas cosas del trabajo -sonrío-. ¿Recuerdas cuando solía recogerte de la escuela? ¡Qué rápido pasa el tiempo! -Me miró con ternura-. El punto es que cuando llegué tu mamá me contó que estabas algo triste, o al menos eso había notado; le dije que no se preocupara, que hablaría contigo después de cenar -miró las paredes de mi cuarto y pude ver lo que visualizaba; mi cuarto de hace ocho años, había reemplazado los pósters de Pokemón y Dragon Ball Z por unos de fútbol y bandas que me gustaban, aunque mis pokebolas seguían arrinconadas en mi armario junto con mi traje de Yoda-. Me paré justo en esa puerta y te dije las mismas palabras que te diré ahora, hijo -sonrío y me frotó el hombro-. Hassiel Xavier, eres muy joven, tienes toda una vida por delante, toda una vida para encontrar a tu media naranja, y si de verdad Gwen es tu alma gemela, no te presiones, cuando dos personas están destinadas a estar juntas volverán a encontrarse, porque así lo ha planeado el futuro y Dios mismo -suspiró y se levantó-. Bueno, tal vez no fue lo mismo -rió gruesamente-; pero esto sí será lo mismo, tu madre tardó nueve meses en formar tu corazón, no dejes que una chica lo destruya en pocos segundos; tal vez suene muy femenino pero es verdad.

Sonreí, ah mi padre, qué buen hombre.

-Gracias papá -le di una media sonrisa-. Gracias por todo, te quiero.

Papá sonrió mientras salía y antes de cerrar la puerta me dijo:

-Yo también te quiero, Hasso.

Aviones de papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora