Epílogo

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Marzo de 2017, Manhattan; Universidad Pública de Nueva York.

Un avión cayó sobre la mochila de Hassiel, volteó a ver extrañado a su alrededor mientras cerraba su libro de Arquitectura volumen I. Al parecer, todos en el jardín estaban demasiado ocupados como para haberle lanzado aquel juguete infantil, el morocho le dio un golpe en el hombro al castaño.

-Klein -el chico levantó la mirada de su cómic-. ¿Me lanzaste esto?

Klein puso la mirada de no-jodas.

-Hum, no -regresó la vista a su cómic, aunque en realidad debería de estar estudiando-. Ahora, necesito terminar esto.

Hassiel ignoró aquel cacharro de papel y volvió a su libro.

Otro avión cayó, pero esta vez no fue en el jardín, fue en su pupitre de Introducción al Cálculo Numérico. El chico levantó la vista para encontrarse del otro lado del auditorio a un par de ojos cafés y una sonrisa provenientes de una rubia obviamente teñida.
Hasso hizo una bolita con el papel, ¡no tenía tiempo para eso, la preparatoria había quedado atrás, esto era la Universidad! Temblaba con tan sólo pensar en la bronca que se le armaría si el profesor Vince Laugh lo cachaba con aquel avión; puso los ojos en blanco y siguió con la clase.

Al salir de aquel auditorio Hasso se quedó un momento en la entrada para echar un vistazo rápido a su móvil, un grandísimo error porque aquella rubia oxigenada apresuró el paso hacia él, Hassiel sentía una necesidad atroz de marchase a Dibujo Técnico y dejar a aquella loca de los aviones atrás, pero sería extremadamente grosero de su parte, así que lo único que hizo fue esperar a que la chica llegara hacia él, lo cual no le tomó mucho tiempo, ya que en cuestión de segundos la tenía frente así.

-Hola -saludó la rubia con una sonrisa-. ¿Cómo has estado?

-Siendo interrumpido por aviones -contestó sarcástico, Hasso conocía aquella voz pero no podía ubicarla.

-Bueno, ahora sabes cómo me sentía yo -le sonrió con todos los dientes-. Tercero de preparatoria fue un verdadero lío contigo.

El chico frunció el ceño.

-Lo lamento -se excusó-; no pretendo sonar grosero pero ¿nos conocemos?

La sonrisa alegre de la chica desapareció y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Hasso, soy Gwen.

Ah, ahora entendía porqué no la recordaba; se le daba muy bien olvidar momentos de sufrimiento inútil de su vida.

-Oh, hola, Gwen.

La sonrisa regresó pero las lágrimas aún estaban ahí, amenazantes.

-¿Sigues molestando a la gente con aviones de papel? -Le preguntó Gwen, sacó una carpeta morada de su bolso.

-Al parecer ahora eres tú la que molesta.

Gwen rió mientras buscaba quién sabe qué en el fólder de plástico de su carpeta de argolla, Hasso frunció la boca, llegaría tarde a Dibujo Técnico.

-¡Ajá! -gritó Gwen después de un largo rato, lo que hizo saltar al chico; traía en la mano un avión arrugado de papel hecho con hoja de libreta-. ¿Lo recuerdas?

-Claro -mintió Hassiel.

Ella le sonrió y miró a su reloj que traía en la muñeca.

-Bueno, se me está haciendo algo tarde -guardó nuevamente el avioncito y su carpeta en aquel bolso inmenso-. ¿Te parece si quedamos para almorzar?

-Claro -Hasso se encogió de hombros.

Ella se acercó y le depositó un beso en la mejilla.

-Vale, nos vemos en un rato.

Hasso miró como la figura de aquella chica desaparecía conforme avanzaba hacia el ala de Filosofía, puso los ojos en blanco y dio media vuelta para dirigirse a su clase, pensando en una buena excusa para decirle a la señorita Martin.

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MUAJAJAJJA ME SIENTO RAINBOW ROWELL MUAJAJAJjajá

Jo, bueno.
Muchísimas gracias por leer y votar y AGHH MAMÁ SOY PÉSIMA PARA LOS AGRADECIMIENTOS ASÍ QUE SÓLO DIRÉ QUE LOS AMO Y QUE SON MI TODO

Va, los amo y son mi todo *insertar corazones gays*

Ahora sí, chau que lloro y estos son los agradecimientos más pobres que he dado.

¡Nos leeremos pronto!

Aviones de papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora