Capítulo 15

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Le dejo al bueno para nada de Klein Cooper mis videojuegos.
Para Charlie mis rameras y poleras negras, porque seamos realistas, ¡esa chica jamás usa negro!
A mi madre y padre les dejo mi seis en Historia y mi ocho en Álgebra.
A Cara le dejo... Ni quién chingados te deje nada, por plana.

Perfecto, hermoso, el mejor testamento que alguien pudo haber escrito jamás en su mísera existencia. Seguí escribiendo mi testamento, y ya iba por mis dedicatorias a los profesores cuando mi teléfono sonó.

-Uh, ¿hola? -Diablos, había contestado sin ver el nombre, lo cual me hacía sonar ahora como un idiota-. ¿Quién habla?

-El amor de tu vida, Hassiel.

-Que yo sepa la pizza aún no habla, Klein.

-¡Duh, viejo! Cállate; venía  a decirte algo importante.

Empecé a morder la parte de atrás del lápiz.

-Vale, pues habla, estaba a la mitad de mi testamento.

Escuché a reír del otro lado de la línea a mi amigo.

-Buena idea teniendo en cuenta que el Camaro negro de Luke está afuera de tu casa -tosió, probablemente estaba comiendo algo y se estaba ahogando-. Iba pacíficamente caminando a la tienda por papitas, las cuales ahora estoy saboreando, cuando vi a Luke estacionando su carro frente a tu casa; debes saber que caminé con indiferencia como el macho pecho peludo que soy, obviamente.

-Klein, todos aquí sabemos que saliste corriendo como mariquita, exactamente igual que aquella vez que Susie dijo que se vengaría porque llenaste su muñeca de mierda de perro -le contesté recordándole la amenaza de su hermanita.

-¡Ósea! Debes de admitir que tú también saliste como pedo de indio cuando Susie salió toda loca de la casa cargando una sartén, además, ¡vamos, viejo! Tenía ocho años y ella cinco, no sabía lo que hacía... Aunque al parecer ella sí sabía lo que decía, ¿quién diría que tendría aquel lenguaje tan florido?

Rodeé los ojos.

-Lo que sea, lo importante aquí es que un matón de metro noventa está frente a mi casa -sentí escalofríos-. ¿Qué voy a hacer?

-Yo qué sé, pero si yo fuera tú dejaría ese bonito testamento en la mesa de la cocina; Luke se está bajando del carro.

-Espera, ¿qué?

-Que Luke te va a embarrar en el suelo, después se sentará en ti y...

-¡Eso ya lo entendí! Lo que quiero decir es que de dónde estás viendo todo eso, vives a dos cuadras de mi casa.

-Oh, pues... ¿Recuerdas cuando tenía cinco años y quería ser astronauta? -Asentí aunque el no podía verme-. ¿Recuerdas que tenía un telescopio?

-Pensé que lo habías tirado.

-¿Y cómo crees que veo a Lindsay McVerick sacándose el sostén por las noches?

Ugh.

-¿Sabes? Tengo asuntos más importantes que las tetas falsas de Lindsay -alguien aporreó la puerta de abajo, sentí que me cagaba para adentro-. Como abrirle la puerta a Luke.

-Buena suerte viejo, me aseguraré de que tengas un bonito funeral.

-Oh, gracias no sabes cuánto significa eso -colgué sin esperar una respuesta y dejé lo que sería lo último que tocaría antes de que alguien encontrara mi cadáver en un basurero.
Me armé de valor para ir a abrir la puerta antes del segundo aporreo, y ahí estaba mi asesino, vestido con pantalones cortos y una playera de los Nicks.

-Uhm, hola -bien, eran unas patéticas ultimas palabras pero me valía, digo, ya me había cagado.

-Hassiel -contestó con voz grave-. He venido a hablar de mi hermana.

He hice lo que cualquier persona sensata hubiera hecho, confesar.

-...¡Te juro que no quería, pero es que me obligaron, me dijo que si no lo hacía me golpearía con la sartén!

-Wow, wow, wow -frenó Luke-. ¿A ti también te ha amenazado con la sartén?

Asentí inseguro.

-¡Pensé que era el único! -Sonrío con alivio y me golpeó el hombro-. Uff, y pensar que venía a patearte el culo, pero creo que mi hermana lo tiene todo controlado -sentí cómo palidecía-. Bueno, me ahorraste el cavarte la tumba.

-Hum, pues... De nada -sonaba más a una pregunta que a una respuesta pero nada importaba porque sobreviviría, ¡Luke no iba a matarme hoy!

-Sí, sí, luego puedes besarme los pies -sacudió su pie, quitándome de encima de él-. Supongo que nada más me queda advertirte lo clásico, que si le rompes el corazón a mi hermana yo te romperé la cara, y todo eso blah, blah, ¿entiendes?

Asentí.

-Bueno, ahora tengo que irme, cuida tu cabeza y esconde tus sartenes -dijo mientras subía a su auto-. Aunque ella siempre termina encontrándolos, pero más vale cuidarse.

Lo observé marcharse a toda velocidad en su Camaro, después entré a mi casa cagando arco iris y cabalgando unicornios porque no todos los días se sobrevive a un matón. Tomé el teléfono y le envié un rápido mensaje a Gwen y a Klein.

Yo: Peligro esquivado! Choquen esos cinco🙌🏻

El primero en responder fue Klein.

Klein: WOHOO, QUÉ BUENO PORQUE TU FUNERAL ME ESTABA SALIENDO CARO
Klein: ¿Tienes nachos? Tengo queso y ya voy para tu casa 😏

Después fue Gwen:

Gwen: ¡Me alegro! ¿Qué te dijo?
Yo: Lo típico de si lastimas a mi hermana te corto las bolas; pero no te preocupes, jamás te lastimaría; creo que primero me lastimarías tú.
Gwen: Lo sé, tengo que irme, hablamos luego😉

Maldita sean Hassiel y sus profecías, porque Gwen terminó haciéndolo.

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CHAN CHAN CHAN

Haciendo un poco de matemáticas, a esto le faltan cinco capítulos y el epílogo :(
Ya sé, mátenme, soy telible:(

¡Nos leemos luego!

Aviones de papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora