Hermosa

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Le sudaban las manos, simplemente no podía mantenerse quieto la ansiedad lo estaba matando, en menos de treinta minutos tendría que estar en el departamento de Samanta. Salió de la habitación para dirigirse a la cocina, tomo un vaso y lo sirvió hasta el tope de agua, sentía la garganta seca, tal vez estaba exagerando, pero no podía controlarlo. No podía darse el lujo de perder a Samanta, no a su extranjera. Había pasado por tanto solo para estar cerca de ella otra vez, no podía dejarla ir. El sonido de los golpes en la puerta lo sorprendieron, suspiro antes de dirigirse a ella para abrir.

-¿Nervioso?-Anne le sonrió-creo que ayer olvidamos algo importante-él la miro preocupado-pero descuida ya me ocupe de eso.

-¿Que fue lo que olvidamos?-la curiosidad lo invadió.

-Sami ama los detalles, así que mientras paseaba por el centro comercial me topé con esto-le mostró la fotografía de un enorme oso de felpa-lo compre y espero que a ella le guste-Santiago la miro asombrada-también compre un arreglo con sus flores favoritas-miro la hora en su celular y sonrió-en este momento ya deben de estar en sus manos.

-¡Eres magnífica!-la abrazo con fuerza, provocando que riera-me había olvidado por completo de las flores.

-Lo sé-se separó de él y lo miro, Santiago vestía completamente de negro, pantalón, camisa, saco, por un momento se cuestionó si su ropa interior era del mismo tono, tuvo que morderse la lengua para no preguntar-¿tienes todo listo?

-Todo, sólo falta que ella acepte-Anne asintió.

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Miro sorprendida el arreglo de flores que el hombre le entregaba, era simplemente hermoso, no estaba segura de cuantos tipos de flores estaban en el, pero no le importaba mucho, era perfecto. Remi se encargó de firmar el recibido y pagarle a aquel hombre, mientras ella llevaba el arreglo a la sala, lo dejó sobre la mesa y tomó el pequeño sobre que venía con el.

"Cuando nos conocimos, las imágenes de una vida a tu lado inundaron mi mente, incluso hoy, esas imágenes se han fortalecido. Hace tiempo prometí enamorarte, hoy, espero haberlo logrado.

Te amo, mi pequeña extranjera.

S.O"

No pudo evitar soltar un suspiro, tenía que admitir que el detalle había tocado fibras sensibles en su corazón, Santiago, si bien no era el hombre perfecto, no estaba lejos de serlo.

-Me muero si Mauricio hace algo como eso por mi-no había notado que Remi estaba a su lado, leyendo atenta la dedicatoria.

-Podría enamorar a cualquiera-sentenció.

-Pero decidió enamorarte a ti-la rubia le sonrió-no lo arruines, por favor, no lo arruines-no entendía muy bien que era lo que quería decir su amiga, pero asintió-ahora sube a cambiarte, Santiago no tarda en llegar y tu sigues con esa bata.

-¿Que tiene de malo mi bata?-dejó la nota sobre la mesa y miro a su amiga-además no entiendo porque debo usar ese vestido, sólo iremos a cenar.

-Deja de poner peros, el vestido es bastante lindo-tenía que reconocer que era cierto, muy a su pesar, se había enamorado del vestido cuando lo vio. Pero eso no significaba que quisiera usarlo.

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-¿Estas segura?-una chica de ojos esmeralda y cabello castaño, miraba atenta a la mujer a su lado-no creo que a él le encante la idea, podría estar ocupado.

-La familia es lo más importante-sentenció la mujer, ambas caminaban por los pasillos del aeropuerto.

-Mamá, tu y yo sabemos que él nos va ha mandar al carajo-soltó con pesadez, ganándose una mirada severa por parte de la mayor-lo siento pero es verdad.

Kiresa El compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora