Kiresa El compromiso

Mamá

Miró por décima vez el catálogo frente a ella, no terminaba por decidirse, le gustaban por lo menos cinco modelos diferentes. Soltó un bufido y pegó su cabeza a la mesa, eso era muy difícil, nunca había sido la clase de chica atenta a los detalles o adornos, normalmente dejaba que Anne se encargará de eso, ese era su trabajo, el de ella sólo consistía en modelar lo que su amiga eligiera.

-Imposible-murmuró resignada, estaba a sólo 65 días de su boda y aún no tenía el vestido, ni los accesorios de este-debí ser el hombre.

-Tranquila-Mauricio se acercó a ella y le besó el cabello antes de sentarse a su lado-podríamos buscar un diseñador.

-Sería lo mismo-suspiró y miro a su novio, seguía con la cabeza sobre la mesa-no sé cómo quiero mi vestido, envidio tanto a mis amigas.

-¿Por?-la miró curioso.

-Sam siempre ha dicho que su vestido llevará encaje, ¡ella tiene el diseño listo desde hace tiempo!-gruñó-Anne quiere algo al estilo princesa, claro, si alguna vez se casa-se incorporó-pero yo no lo sé.

-Antes, cuando salias con aquel tipo-fruncio el ceño-¿tampoco tenías una idea?

-No-se asincero-esa fue una de las razones para ir a Francia, buscariamos el vestido perfecto, pero ya vez, las cosas salieron un poco diferentes.

-Y no tienes una idea de lo mucho que eso me alegra-se acercó y besó su frente, siempre hacia eso, acercarse y besar su frente, como si fuese una muñeca.

-A mi también-le sonrió-pero bueno, dejaré que las cosas se calmen un poco y le pediré ayuda a las chicas.

-Lo siento-era la quinta vez que lo decía desde que habían entrado al departamento, sin embargo no iba a perdonarle tan fácilmente, ¡primero William y ahora Anne!-es culpa de Ethan-la miro suplicante, aquel 'llegó en veinte minutos', se convirtió en una hora de espera.

-Ajá-se cruzó de brazos, estaba bastante indignada en ese momento-ustedes son un par de desobligados, ¿cómo pueden dejar a una niña inocente vagando por el centro comercial?

-Lo siento, pero no te enojes conmigo, es culpa de tu hermano-si, culpar a quien no podía defenderse siempre era lo mejor-yo solo-Karen la miraba desde el centro de la sala, tenía los brazos cruzados y una mirada amenazante-¡tenía tres meses sin ver a mi novio-escuchó la risa de Ethan desde la cocina-se que me entiendes, lo siento.

-Bien, pero te costará caro-la mayor asintió aliviada.

-Entonces, ¿donde prefieren cenar?-salió de la cocina y las miro, Anne detrás del sofá y Karen en el centro la sala mirándola, en ocaciones se preguntaba quien era la mayor.

-Quisiera ir a casa, seguro Anne tiene ganas de un acoston-se quedó mudo al escucharla.

-¡Karen Brown, esas no son palabras adecuadas para una niña!-chillo Anne con las mejillas encendidas-pero tienes razón-se encogió de hombros.

-Te conozco lo suficiente.

Bien, su novio no había dado señales de vida en todo el día; su mejor amiga, casi hermana, casi madre se besó con su ex, que por cierto era su mejor amigo; lo había golpeado cuando le pregunto como estaba; Remi apoyaba esa inexistente pareja; su madre le llamó para decirle que quiere verla; no quiere ver a su madre; tiene hambre y comienza a preguntarse porque estaba haciendo una lista mental de sus desgracias.

-La falta de chocolate comienza a afectarme-estaba en el único lugar donde sabía nadie la encontraría, claro, suponiendo que alguien quisiera saber donde estaba.

Después de salir básicamente corriendo de la cafetería y dejar a William como un idiota en la acera, manejó como loca hasta llegar al bosque, le encantaba ese lugar, aunque tenía que admitir que no lo había visitado desde que salió de la Universidad. Tenía buenos recuerdos, sobre todo del pequeño puente de madera en el que estaba sentada en ese momento.