El sonido de los golpes el la puerta logró sacarla un poco de su sueño, no dejó de quejarse hasta despegar la cara de la almohada y darse cuenta de que no conocía el lugar, por un momento la idea de estar con alguien pasó por su mente, pero la descartó de inmediato, imposible. Se incorporó rápidamente ganandose una pulsada de dolor en la cabeza, tenía la boca seca y un horrible sabor, como si se hubiese bebido toda la reserva de alcohol de Anne ella sola.
Con toda la lentitud del mundo logró sentarse sobre la cama e intentar acostumbrarse a la luz que entraba por la ventana, con un suspiro observó la habitación con cuidado intentando recordar la razón por la que no había despertado en su propia cama.¿Otra vez le dio por beber de más?
-Son casi las tres de la tarde, no puedo creer que sigas dormida-vio el castaño cabello de Jessica entrar a la habitación, tenía una mueca en el rostro y llevaba puesto un simple vestido azul.
-¿Qué haces aquí? -la miró con interés antes de soltar una carcajada y sentarse junto a ella en la cama.
-No me digas, ¿olvidaste lo de anoche?-por un momento un escalofrío recorrió su cuerpo, se sentía como en una mala película de comedia.
No respondió, en cambio se puso de pie y se sorprendió al ver el hermoso vestido que traía puesto. Las imágenes de la noche anterior llegaron a su mente.
Su cumpleaños, la fiesta que Santiago, Anne y Remi habían organizado, la reconciliación, las siliconas de la rubia y el modelo de piel tostada. Se mordió el labio antes de atreverse a mirar su mano.
-¿No fue un sueño?-preguntó esperando que la respuesta fuese afirmativa, pero lo único que recibió fue una negación.
Podía sentir el metal rodeando su dedo, se sentía como si quemara. Cerró los ojos con fuerza mientras levantaba su mano para dejarla frente a su rostro.
Oh.
Era real.
El hermoso anillo lucia increíble en su dedo, el oro rosado combinaba a la perfección con ella. Pero aún así, no estaba lista.
No podía casarse con Santiago.
-Tu prometido y las cucarachas de tus amigas, incluyendo a William no han dejado de buscarte desde que saliste corriendo-las palabras de Jessica la sacaron de su ensoñación.
-¿Le contaste a alguien? -ella negó y se cruzó de brazos.
-Aunque no lo creas te di mi palabra-la miró acusadora-por mi no sabrán que estas aquí.
No estaba segura sobre si debía creerle o no, pero hasta ahora era lo que tenía, debía confiar en ella le gustara o no.
-Como muestra de que estoy de tu lado-se puso de pie y salió, se encogió de hombros antes de seguirla a lo que parecía una pequeña sala de estar-te traje esto.
Dudó antes de aceptar la bolsa que le ofrecía y se sorprendió al encontrar un vestido y zapatos dentro.
-Espero te queden, creo que somos de la misma talla y número-no pudo evitar soltar una carcajada al escucharla, ¿estaba loca?, Jessica era demasiado delgada, como para compartir talla.-¿qué?
Negó rápidamente y le dio algo parecido a una sonrisa antes de regresar a la habitación y entrar al baño, necesitaba una ducha y aclarar sus ideas.
---
Suspiró por quinta vez y dejó caer la cabeza contra la barra, reprimio un gemido de dolor ante el impacto, seguro se le formaba un chichon con la mala suerte que tenía. Podía escuchar perfectamente la histeria en la voz de Remi mientras se paseaba de un lado al otro por la cafetería.
ESTÁS LEYENDO
Kiresa El compromiso
Random¿Compromiso? ¿Traición? ¿Amor? Muchas veces las cosas no son lo que pensabas, incluso tus propias acciones terminan llevandote a un camino sin salida. Intentar ser una buena amiga solo le trajo problemas a Anne, cuando el novio de una de sus mejore...