Que arda Troya.

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Miró de nuevo a su jefe y soltó un bufido, seguía sin entender que estaba haciendo el en ese lugar, ni siquiera era un invitado en esa fiesta de personas ricas y estúpidas que malgastaban sus fortunas en cosas tan banales e inútiles como una fiesta de "cumpleaños vip".

Por Dios, con todo el dinero invertido en eso, el podría remodelar la escuela en la que sus hermanos estudiaban.

Sin duda el mundo estaba lleno de egocéntricos materialistas.

-¿Porqué me trajiste? -preguntó de nuevo mientras Kenn bajaba del auto con una sonrisa en el rostro.

-Es el cumpleaños de una amiga, además si quieres llegar a ser alguien en esta ciudad tienes que crear relaciones-se paró a su lado con las manos en las bolsas del pantalón. Se sentía estúpido con esa ropa, él no era de los que andaban por la vida en un traje negro-y este es el lugar perfecto.

-¿Con superficiales egocéntricos?-bufo por segunda vez.

-Con las personas más importantes de la ciudad- comenzó a caminar y lo siguio- si quieres comenzar a crecer y dejar el bar pronto, observa a todos en este lugar e intenta relacionarte con las chicas que organizaron esto, ese trío puede ser lo que necesitas para que alguien mire tu potencial.

-¿Por?-preguntó mientras entraban al amplio salón.

-Mira el lugar, no cualquiera logra reunir a tanto egocéntrico en el mismo lugar-pensó en responder que no le interesaba cuando la vio.

Ella estaba ahí, a un par de metros.

-Ken-su jefe de giro para mirarlo-¿como dices que se llama tu amiga?-el lo miro un par de segundos sin entender-la del cumpleaños.

-Oh, Samanata Bell- respondió con una sonrisa.

Quién lo diría, al parecer si estaba relacionandose con la persona correcta.

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-¿Quién es ella?-le dio otro trago a lo que sea que estaba en su copa-¿quién la invitó?-dejó la copa vacía sobre la mesa y bufo.

Todos se quedaron en silencio y se preguntó si eso se debía a que desconocían su identidad o a todo lo contrario. William negó varias veces con la cabeza antes de ponerse de pie alegando que debía buscar a Karen.

Lo dejó irse, pero se giró para quedar frente a Remi y Mauricio, ambos tenían la mirada en cualquier lugar menos en ella, una sonrisa de formo en sus labios. Ellos sabían quien era la rubia con silicona que bailaba con Santiago.

-¿Entonces?-se cruzó de brazos y fijo su vista en la más débil, Remi de encogió de hombros son mirarla.

-No tengo idea, estoy tan sorprendida como tu-aseguró -tal vez sólo sea alguna conocida de él.

-Parece más que una conocida-se quejó.

-¿Eso importa?-esta vez fue Mauricio quien hablo-pensé que ustedes había terminado.

Vio claramente como Remi le daba un codazo en el estómago y le susurraba entre dientes que guardara silencio.

Una parte de ella quería golpearlo, la otra sabía perfectamente que el tenia razón.

-Puede ser, pero tengo una imagen que proteger-aseguro-y que mi ex baile con una silicona me deja muy mal.

-¿No eras tú la que bailaba con un tipo minutos atrás?-Remi soltó un suspiro y se acomodó para quedar recta en la silla, se cruzó de brazos y se mentalizo para la pelea que se aproximaba.

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-Pensé que realmente querías a mi hija -sintió un golpe en el brazo y se mantuvo en silencio frente a la mujer que lo miraba con reproche.

Kiresa El compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora