¿Cómo los consigue?

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Estaba en la entrada del restaurante con William a su lado recibiendo a los invitados. Él no había dejado de mirarla como si algo lo preocupase, no, como si supiera algo que ella ignoraba. Pero prefirió ignorarlo, no tenía tiempo para preocuparse por esas cosas, por lo menos no hasta que Samanta cruzara esa puerta con una sonrisa en el rostro.

Podía escuchar el sonido de la música y las voces alegres de las personas que ya estaban dentro del lugar.

-Todo irá bien, en cualquier momento ellas llegarán -lo escuchó hablar cerca de su oído y un escalofrío la recorrió.

-Lo sé,  pero se siente como si estuviera olvidando algo-se dijo a si misma que sólo eran los nervios y le regaló una sonrisa.

Y esas fueron las últimas palabras antes de que ambas aparecieran.

Remi lucía un vestido color verde y Samanta llevaba puesto el vestido que había comprado especialmente para ella, para esa noche.

Algo dentro de Anne se sacudió y no pudo evitar preguntarse si su presencia y el hecho de que estuviera usando ese vestido significaban que la había perdonado. Esperaba que si, extrañaba demasiado a su mejor amiga.

-Me siento como una clase de travesti, no sé en que estabas pensando cuando elegiste esto, pero me gusta-la miró con sorpresa, se estaba dirigiendo a ella-gracias y perdón-la vio cerrar con fuerza sus puños y supuso que eso era, conociendo a Samanta, la disculpa más sincera que podría recibir.

-Esta bien-se apresuró a hablar antes de que ella continuara-lo importante es que estás aquí- vio a Remi morderse el labio divertida.

-Supongo que es mi turno de romper la tensión -William las miró con una sonrisa- Samanta, esta noche yo seré tu niñero- y sin poder evitarlo las tres comenzaron a reír.

Se sentía bien, después de todo ellos eran su familia.

Entre quejas y reclamos William tomó la mano de Sam y la dirigió hasta el salón,  donde todos esperaban.

-Creo que podemos tachar un par de cosas de la lista-Remi la miraba on una sonrisa en el rostro-¿qué tal Santiago?

-Sigue en la azotea -suspiró -sigue preguntándose si esto es lo correcto.

La fiesta estaba transcurriendo bastante bien, todos parecían demasiado felices en especial Sam, quien había encontrado una nueva amiga que la acompañara toda la noche, una botella de vino de 1980.

....

-Mirate, tienes que prender a controlar eso-podía escuchar su voz, incluso lo estaba viendo y oliendo, amaba el olor de su colonia-no puedes embriagarte ahora.

-Ajá -asintió antes de volver a tomar un trago-¿cómo era tu nombre?

-William,  soy William-lo escuchó bufar antes de que le arrebatara la copa de las manos.

-Bueno William -se puso firme y lo miró- éste es mi cumpleaños y si quiero embriagarme,  me embriago.

-Samanta-la voz detrás de ella la hizo congelarse en su sitio. No estaba lista para eso, no, aún no estaba lo suficientemente ebria como para verlo de frente-¿podemos hablar?

-No ahora, por favor-no se giró y estaba segura de que su voz casi había sido un chillido-tal vez más tarde.

No escucho su voz, pero si sus pasos alejándose. No podía, simplemente era una cobarde, por más que Remi hubiese pasado toda la tarde diciendo lo contrario.

No era valiente y acababa de demostrarlo.

-Deberías terminar con toda esa mierda-se sorprendió al escucharlo, se había olvidado de él -ambos están sufriendo por una estupidez-su voz estaba llena de reproche-¿cuándo planeas madurar?

Kiresa El compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora