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Suspiro confuso, sin saber muy bien qué responder.

Mucha gente se emocionaria al escuchar a Luke Hemmings decir esto. Pero a mi no me emociona. Porque sé cómo es él, sé que es como todos sus amigos hipócritas.

-No. -digo finalmente. Los ojos azules del rubio se abren ante mi respuesta. No espero mucho más hasta que él habla, pues cuando sus labios se mueven para pronunciar apenas unas cuantas palabras yo ya estoy fuera de su coche.

Camino rápidamente hacia la puerta de mi casa y me adentro en ésta. Lo siguiente que hago es ir a la cocina para prepararme la comida, otra vez que mi padre no aparece para comer.
Tratando de no quemar la cocina logro hacer una hamburguesa que a decir verdad está deliciosa, no parece que la haya hecho yo.

Me dirijo al salón para comer cómodamente mi rica hamburguesa en mi preciado sofá mientras observo algún programa basura.

Una vez he terminado de comer y de limpiar los utensilios que he utilizado para realizar la hamburguesa , me decido a hacer los deberes y a estudiar un poco.

Reviso cada uno de mis apuntes, dándome cuenta de que carezco de un libro, el cual es preciso para poder estudiar. Trato de recordar la clase de hoy, donde el señor Coleman decía que podíamos ir a comprar el libro o ir a la biblioteca.

Teniendo en cuenta que no estoy para derrochar el dinero ni siquiera en los estudios, termino decantándome por la idea de ir a la biblioteca. Tendré que ir a pie. Tampoco dispongo de tanto dinero como para poder ir a un taller a que arreglen el problema de Herbie.

Maldito coche.
Maldito dinero.
Maldita sociedad.

El camino a la biblioteca desde mi casa es relativamente largo, por lo que conecto los auriculares a mi teléfono y dejo que mi cabeza vuele un poco a través de la música.

En mi interior se produce un Dejá vù, siento que esto ya lo he vivido hace poco. Esta mañana. Es como si ahora faltase el momento en que Luke Hemmings detiene su coche a mi lado para llevarme.
Solo que ésta vez no sucede nada.

A mitad de mi camino me cruzo con un Yum Coffee*, que es una franquicia que al parecer ha empezado nuevamente en esto del mercado comercial. Nunca me he acercado a tomar un café de aquí -aunque no es que pase mucho por esta calle- y creo que ahora es el momento. No tengo prisa por ir a la biblioteca, realmente sí, porque creo que solo hay uno de los libros que necesito. Pero teniendo en cuenta la cantidad de vagos pijos que hay en mi clase, puedo predecir que irán en el último minuto -si es que se acuerdan- a comprar el libro.

Empujo las puertas de la cafetería y me adentro en el local, observando con detalle cada parte del local. Las mesas son de cristal negro, a conjunto con los sillones que hay alrededor de estas. No todo son sillones, también hay sillas normales o una barra a un lado, por lo que puedo ver cerca del baño. Las paredes están pintadas de un tono canela, mezclado con demasiado blanco para mi gusto.

El detalle que más me llama la atención —sin contar la pared de la librería— es que Luke Hemmings se encuentra aquí, junto a un grupo de amigos que no merecen la pena ser reconocidos por mi.

Tratando de no captar la atención del rubio ni de nadie, me dirijo a la barra para hacer mi pedido. Me concentro demasiado mirando la carta y comparando los sabores y peceios de algunos cafés cuando escucho unas risas provenientes de la mesa del rubio.
No quiero girarme, porque sé que se están riendo de mi. Sé que se están riendo de mi colorido cabello, pero sobre todo, sé que se están riendo de mi orientación sexual. Lo cual me parece infantil y patético. La sociedad está demasiado avanzada como para que vengan ahora estos inmaduros riéndose de los homosexuales.

hypocrites ؛ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora