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Días después de mi charla con Luke, el rubio me invita a ir a su casa el fin de semana. Por lo que le he pedido a Scott el día libre y, a pesar de haber tenido que hacer un turno extra durante algunas horas, él ha aceptado. Tras pasarme la dirección de su casa y tras vestirme, me dirijo hacia el lugar de encuentro.

Una vez allí, presiono el timbre de la entrada y espero algunos minutos a que alguien me atienda.
La puerta se abre y tras ella se encuentra un chico alto de piel algo pálida, con su pelo negro revuelto y sus ojos marrones algo adormilados.
Puedo jurar por sus músculos en el brazo que va al gimnasio, ya que no lleva camisa y eso permite dejar a volar mi imaginación, además lleva unos calzoncillos negros que marcan muy bien su gran miembro.
Si este es Dustin, no parece gay.

— Uhm... Hola, soy Michael – saludo presentándome, el chico me mira con detenimiento de arriba a abajo y luego de hacer una mueca que, a pesar de mostrar sus hoyuelos, claramente me preocupa, me sonríe.

— Lo siento amigo, creo que te has equivocado de casa. – su tono de voz es grave y me hace confundir. Observo de nuevo la dirección que me ha enviado Luke esta mañana y compruebo que estoy en el lugar correcto. No entiendo qué puede haber sucedido.

— No, hum, ¿a caso no eres Dustin Hemmings?

— Que va, yo me llamo James Irwin. al escuchar su apellido empiezo a temblar. Quizás tenga suerte y él no sea familiar de Ashton o quizás lo sea. Por lo que me termino decantando por la segunda opción al ver como el susodicho se acerca a la puerta para ver con quien habla su hermano.

— Oh, mira quién tenemos aquí. – murmura mirándome de arriba a abajo sonriendo, llegando a intimidarme. – Deberías pasar a tomar algo.

— Muchas gracias pero tengo prisa. – trato de excusarme para poder irme de esta incómoda situación.

— He dicho deberías, ¿está bien? – repite esta vez con un tono de voz más duro y incluso exigiendome que le obedezca. Por lo tanto y sin buscarme problemas, obedezco. Como él siempre sabe que hago.
James entra al hogar delante de nosotros y, cuando paso por el lado de Ashton, él golpea su mano en mi culo causando que yo muerda mi labio para no gritar. Ya que, según supongo, James no tiene ni idea de con qué clase de monstruo vive.
Al entrar en su hogar y observar que nada es tan terrorífico como me esperaba, sentamos en el sofá, en un absoluto e incómodo silencio.

— James, ve a vestirte, por dios. – comenta Ashton con una mueca de desagrado. Mierda no. No quiero quedarme a solas con él y viceversa.
James se levanta del sofá murmurando cosas entre dientes y se retira del salón, dejándonos definitivamente a Ashton y a mi solos.
— ¿Qué haces tú, tan sólo, aquí? – pregunta, dejando su rostro a escasos centímetros del mío y atravesandome con su verde y fría mirada, por la cual tiemblo.

— Me he e-equivocado. – inevitablemente tartamudeo tratando de no mirarle fijamente a los ojos. Siento como poco a poco su mano sube por mi muslo hasta llegar a una zona donde no debería estar.

— Mentiroso. – dice golpeandome la mejilla. A él jamás le han gustado las mentiras y, aunque no esté diciendo ninguna, le he mentido a lo largo de los años. De hecho, lo único en lo que le he mentido es fingiendo orgasmos. – Deja de mentir, pequeña perra, o tendrás un merecido castigo. Ahora dime a dónde pretendías ir.

— A casa de un a-amigo. – murmuro, confesando, pues no quiero recibir golpes de su parte. Sin embargo es justo lo que recibo al terminar de pronunciar la última palabra. Otro golpe se cruza con mi cara y este es mucho más duro que el anterior.

— ¡No me mientas! – grita bastante alto, sin importarle la presencia de James en la casa. – Sé que no tienes amigos.

Mi móvil empieza a sonar, logrando que Ashton se separe de mi, a cambio, se apodera del aparato y acepta la llamada.

hypocrites ؛ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora