hypocrites ؛ muke

s i x .

—Hugo. —le llamo cerrando la puerta de casa y andando por el pasillo— Ya he encontrado trabajo, empiezo maña...

Las palabras se secan en mi garganta cuando atravieso la puerta que da al salón y me encuentro con quién menos esperaba: mis verdaderos padres.

—Hola, hijo. —saluda Bryanna acercándose a mí una vez se ha levantado del cómodo sofá en el que yo suelo hacer la siesta. Jamás volveré a tocar ese sofá, incluso lo quemaré— ¿Cómo has estado? —sigue andando con pasos lentos hasta estar delante de mi y colocar su pequeña mano en mi mandíbula para que levante la mirada del suelo y pueda ver sus despiadados ojos verdes —que desgraciadamente he heredado—.

Sólo logro balbucear algunas palabras que ellos no logran descifrar.

¿Qué hacen aquí?

—Queremos hablar contigo. —al parecer Mark logra saber lo que estoy pensando y habla. Pero, ¿de qué quieren hablar?
Creo que todo lo dejaron suficientemente claro, ellos prefirieron el dinero antes que a las necesidades básicas de su hijo, aquí presente.

—Pero no sólo nosotros, sino también alguien más. —sigue hablabdo y antes de que mi cerebro pueda procesar tranquilamente la información de que venga alguien más, el timbre suena.
Los tres nos quedamos en silencio, excepto Hugo, que se dirige a abrir la puerta.

Sin darme cuenta la figura de otro hombre incluso más robusto que yo se coloca al lado de Hugo cuando ambos ya se encuentran en el salón. Mi mirada tarda suficiente en subir a descifrar el rostro del susodicho y cuando lo hace, me arrepiento muchísimo.

Ashton está aquí también.

Él a simple vista parece un chico agradable y feliz, curioso y risueño. Pero, muy en el fondo, él es despiadado y malévolo.
Es el prototipo de hipócrita.

—Cuánto has cambiado, Mikey. —saluda y algo en mi interior se remueve, llamado náuseas. Náuseas de que él me llame "Mikey" después de todo lo que hizo, náuseas de estar en la misma habitación que él y mis padres.
Siento náuseas por todo ahora mismo.

Mi corazón palpita con fuerza, siendo lo único que se escucha en toda la sala.

Antes de llegar a casa yo estaba realmente feliz por haber conseguido al fin un empleo digno y de algo que me gustase, pero al abrir la puerta y ver a esas jodidas personas aquí todo se ha ido a la mierda.

Jamás lograré ser feliz si ellos van a estar detrás de mi a cada paso que doy para volverme a arruinar la vida.

—Bueno, será mejor que empezemos —Bryanna rompe el incómodo silencio que se ha formado en apenas unos minutos—. Por favor, hij...

—Michael. —le corrijo, hablando por primera vez desde que he llegado, en tono borde.
Ella no es quién para llamarme hijo, ella no es mi madre, porque una madre obligaría a su hijo a hacer todo lo que ella me obligó.

—Bien, está bien. Por favor, Michael, siéntate. —rectifica y, como claro está, no voy a sentarme en el mismo sofá en el que ella, Mark y Ashton están sentados, por lo que me siento en el sofá individual que está al lado.

En estos momentos prefiero estar en cualquier otra parte del mundo menos donde estoy. Cualquier lugar está bien con tal de no ver a Bryanna y a Mark o a Ashton.
Incluso iría con Luke a todas partes si así podía estar tranquilo y sin preocuparme por esto.

—Se paciente, no nos interrumpas hasta que terminemos de hablar. —me avisan con antelación, lo cual me parece una estupidez, ya que saben que lo haré.