CAPÍTULO 11

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Aún seguía castigado en mi habitación, era el segundo día de castigo y acababa de levantarme, aunque no salí de mi habitación, me quedé tumbado en la cama.
Estiré una mano para coger mi reloj de pulsera, me costó alcanzarlo ya que cuando me lo quité ayer, lo tiré con furia contra la pared sin darme cuenta de donde caía; creo que mi madre se había vuelto a pasar.
El reloj marcaba las 11:30. Lo volví a dejar en la mesa con la mala suerte de que lo coloqué mal y cayó al suelo. Al ir a cogerlo no me dí cuenta de que mi pierna estaba enganchada entre las sábanas y también caí al suelo junto con mi reloj.
Mi madre escuchó el follón que acababa de montar en unos segundos y dijo:
-David, me alegro de que te despiertes, ven a desayunar y me haces un par de recados.
La oí lo que decía desde la cocina y con un poco de dolor en el brazo, la parte de mi cuerpo con la que había aterrizado en el suelo, me levanté y me dirigí a la cocina.
Saludé a mi madre, con menos rencor que ayer, ya que tenía suficiente con mi accidente en el cuarto que acababa de tener hace un momento. Desayuné rápido, me puse lo primero que encontré en el armario, algo cotidiano, me peiné un poco mi tupé y lo fijé con gomina para que se mantuviera y salí a comprar pan y leche, y a sacar la basura; que eran las tareas que me había ecomendado mi madre.
Tras coger las llaves de casa y bajar las escaleras de mi urbanización ví el triste día que hacía. Estaba el cielo nubladísimo, oscuro, a punto de llover, no me había acordado de coger paraguas, anque ahora no me apetecía ya subir y reconocer mi error para que mi madre me lo echara en cara. Así que aceleré el paso para no mojarme si empezaba a llover. Lo primero que hice fué tirar la basura, algo que no me costó debido a que los contenedores estaban al lado de la puerta de mi urbanicación.
Y tras eso me dirigí al supermercado "El Árbol", a 5 minutos de donde me situaba para comprar la leche y el pan.
Cuando entré cogí un carro ya que tenía que coger dos cajas de leche y la misma cantidad pero de barras de pan.
Me encontraba mirando la estantería de leche y andando con el carro a la vez, sin darme cuenta de que enfrente mió había otra chica que iba igual de despistada que yo.
Acabamos chocándonos, yo reaccioné rápidamente disculpándome mientras miraba al suelo avergonzado:
-Ups.. Perdón, perdón, disculpeme, no iba mirando por donde iba...
La chica pronunció mi nombre:
-¿David?
Levanté la vista y no me podía creer lo que veía; ¡era Kris! ¡la chica que me gustaba cuando iba a primero de la ESO! Éramos muy amigos, pero tras cambiar de clase e ir a distinto bachiller nos distanciamos, aunque nunca me había gustado otra persona, y ahora no sabía ni qué sentir ni como reaccionar.
Al final hablé por no parecer tonto:
-¡Kris! ¡Cuánto tiempo!
-Y tanto, hace ya casi 4 años que no coincidimos.
-Pues mira, en un simple supermercado.
Nos reimos. Y tras eso dije:
-Estas muy cambiada, pero en positivo, osea, que estas mas... guapa... -se notaba que estaba nervioso.
Ella lo detectó y se rió, yo reí con ella por no llorar de mi situación.
Ella dijo:
-Tú también estás mas guapo.
Volví a intervenir:
-Yo vivo a 5 minutos de aqui, algún día podríamos quedar y así...
Ella me cortó con un beso rápido y tierno en los labios, algo que no esperaba ni de esa chica ni en ese momento. Me quedé con la boca abierta mientras respondía lo que estaba diciendo:
-Si quieres podemos quedar mañana a tomar algo y hablamos de lo que nos ha pasado en estos 4 años. Por cierto, me pareciste mono desde que nos conocimos.
Y se marchó con una mirada directa y confiada, y una sonrisa de alegría. Se dirigió con su carro por el camino contrario al que me iba yo.
El que esperaba que fuera un mal día por el desastroso comienzo en mi casa, se convirtió en un día perfecto.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2015 ⏰

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