Había una vez, un chico y una chica, y no, no eran novios, y tampoco estaban enamorados el uno del otro, de hecho, se detestaban. No se porque, cuando a la gente se les habla de una mujer y un hombre, piensan que será una típica historia de como se enamoraron y vivieron felices para siempre. Pero esa no es la verdad, no todos tienen la suerte de tener un final feliz.
Sus nombres eran Lorena y Esteban. Sus historias eran muy distintas, ella era una joven muy bajita, de cabello ondulado, piel morena, tenía pecas y usaba gafas; por otra parte, él era un poco más alto, y rostro bastante lindo. Pero como era de esperarse, sus historias, se entrelazaron.
Todo comenzó el día en que la abuela de Lorena, la obligó a ir al mercado.
-Recuerdamé, ¿por qué, tengo que acompañarte a comprar esas cosas?
-Ya te lo dije diez veces, tus padres cumplen trece años de casados, así que decidí hacerles una cena especial...
-Eso no responde a mi pregunta.
-¡No me dejaste terminar!, dicho eso, necesito comida para cocinar. Y tú me ayudarás a cargar las bolsas.
-De acuerdo.
-La cena es para hoy, así que si no te molesta.... ¡sube al auto!
-Claro, amada abuela de mi corazón, yo también te amo mucho.
(...)
-Cariño, te importaría quedarte en la fila, olvidé buscar el orégano.
-Claro abue. -respondió Lorena.
-¡Hey! Cuatro ojos - Dijo Esteban. Era un año mayor que Lorena, había perdido grado quinto, y ahora lo estaba repitiendo junto a ella, el chico no le agradaba para nada, y no entendía porque había tenido la mala suerte de estudiar con ese odioso - Oye tonta, ¿acaso estás sorda o qué? Acabo de saludarte. - cada vez se acercaba más - ¿Que te pasa pecas? ¿El ratón te comió la lengua?. - Pero Lorena no le respondía ni una palabra - Me estoy cansando....¡Que me hables maldita!. - Esta vez, el grito vino con una cachetada incluida por parte de Esteban. Por suerte, justo en ese momento llegó Elinor, la abuela de Lorena.
-Bueno y a ti, quien te ha dado permiso de pegarle a mi nieta.
-Nadie. Mira ansiana, yo hago lo que se me de la gana, te guste o no.
-No le digas así a mi abuela...
-¡Hey! Si sabe hablar.
-Si, sabe hablar muy bien, cosa que usted jovencito al parecer no sabe hacer.
-Está bien, no seguiré hablando con esta anciana, pero en cuanto a ti Lorenita espero verte mañana en clase. Y en cuanto a tu cachete, si yo fuera tu, posiblemente me pondría un hielo.
-Jamás tendrás el honor de ser mi nieta, pequeño delincuente. Y mejor vete o llamaré a tus padres.
-Si te responden, mandales saludos de mi parte, abuela, pero no creo que ustedes quieran visitar el cementerio.
Esa noche, Lorena disfrutó de la maravillosa cena que su abuela había preparado a sus padres, los cuales se emocionaron muchísimo al conocer la sorpresa. Se tomaron varias fotos, pero en ninguna Lorena sonreía, por dos razones, la primera, jamás se vería linda, así que para que molestarse, y la segunda, su cabeza solo pensaba en lo ocurrido en el centro comercial, no podía dejar de sentir lástima por el huérfano de Esteban.
ESTÁS LEYENDO
Los amigos también rompen corazones.
Teen FictionSupongo que alguna vez te han dicho "los amigos también rompen corazones", y no quiero sonar cursi, porque la verdad no lo soy ; pero digamos que aquella frase tiene razón, puedes quedar con el corazón en mil pedacitos sin necesidad de haberte enamo...