Capitulo 3: Hermandad del Dragón

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Mientras que ashley se preguntaba algunas cosas, en otro zona del valle de la arboleda
ocurrió una gran batalla entre unos misteriosos hombres con armaduras extrañas y los caza dragones que tenían cautivos a varios dragones, alrededor de 6 de diferentes tamaños y colores

Esos guerreros se decían llamar la Hermandad del Dragón y su cometido era el liberar y cuidarlos hasta que tomen su propia decisión.

Algunos dragones preferían quedarse con algunos caballeros ya que le daban protección, alimento y por una extraña razón cariño.

Los dragones enjaulados trataban de escupir fuego pero no lo lograban hacer por el hecho de que tenían una especie de bozal en su hocico para evitar lanzar sus llamaradas.

La hermandad rápidamente fue hacia los dragones para liberarlos, lograron liberar a solo uno... Un dragón de tono amarillo, sus llamas era tan brillantes que dejaban ciegos a los que las veían directamente, el dragón no solo mata a los caza dragones sino que también a algunos de esos protectores que por lo visto querían a los dragones más que a su vida, en lo que el dragón se distrajo con un cazador un misterioso guardián subió en el dragón, montandolo.

-Edward, baja de ahí maldita seas, niño loco siempre que liberamos dragones te subes a ellos hasta que algún día te mataras!- grito el capital de las topas de la hermandad.

-Tranquilo capitán usted sabe perfectamente que estoy capacitado como Domador de Dragones- le respondió moviendo la mano despreocupado por lo demás cuando repentinamente el dragón lo ataco con su cola, tirándolo al piso tratando de aplastarlo.

Edward animado por la fuerza del dragón dijo -por fin el dragón que tanto he esperado, lo tengo frente a mis ojos... un Dragón imperial lo suficientemente fuerte como para domarlo o morir- dijo Edward con un rostro emocionado y serio al mismo tiempo.

-Edward no intentes lo que creo que harás maldito loco-

-Lo siento capitán, pero este si que es mi dragón, ahora si lo conseguiré-

-Tú no puedes domar a un dragón tan poderoso como un imperial-

El dragón se movía con furia, como un toro vuelto loco pero el soldado no tenia intenciones de soltarlo o salir volando como se creía, pero él soporto el maltrato que le producía el dragón con sus garras que eran tan afiladas como la mejor espada echo del hueso de un Dragón infernal (dragón con una maldad tan grande que tiñe su fuego de negro) y su cola que era como un látigo usado para los esclavos más fuertes que habían en los palacios aun con todo eso Edward no soltaba al dragón.

-Suéltate maldito loco!- grito el capital, pero lo que no se esperaba el hombre era que poco a poco el dragón comenzó a cesar los ataques contra él, mientras pasaba eso el capitán dirigió las tropas contra los cazadores y así concentrarse solo en los dragones.

Finalmente tras varias horas de lucha con el dragón Edward cayo al suelo sus compañeros se alejaron unos pasos de él, ya que una solo persona pudo dominar por completo a uno y por ende el que dominara a alguno seria considerado una legenda, por el contrario nadie se atrevía a domar a uno por miedo a morir.

Cuando ya todos los cazadores estaban muertos las miradas se enfocaban en Edward el cual en ese momento había caído del dragón, el dragón imperial se acerco a él lentamente poniendo su hocico a centímetros de su cara y mirándolo fijamente, a todo el mundo se le heló la sangre y miraron con temor.

Pero las miradas de terror cambiaron por miradas de alegría y emoción al ver a Edward montado sin problemas en el dragón, mal herida, pero en una pieza.

Todos sus compañeros estaban muy felices por él, no por domar un dragón sino por acabar de ver a una legenda nacer frente a sus ojos y los otros dragones se inclinaron alrededor de el en forma de respeto y agradecimiento.

Mientras tanto en la casa de ashley, todavía estaba detrás de la puerta vuelta loca por el dragón que estaba naciendo en su sótano - que hago, que hago maldita sea, como se le ocurre nacer al dragón en este momento no podía hacer en... nose una cueva o una montaña?!-

En eso tocan la puerta, pero no era la que daba a la calle sino más bien la del sótano -aaahh- salte nuevamente de donde estaba sentada y exclame -por que no te vas al horno!-

En ese mismo instante los golpeteos cesaron repentinamente -eh?- se nota que el dragón estaba asustado y confundido por donde se encontraba, en cuanto se me paso el miedo abrí la puerta lentamente, cosa que no hiciera ruido y procedí a bajar igual de lento.

La imagen que vi era algo sumamente impresionante de ver (al menos para un humano) y era la de un dragón del tamaño de mi cabeza con una tonalidad entre verde y blanco con unos ojos de color verde claro tirado para amarillo.

Estaba sumamente impactada por la imagen y cuando ya estaba abajo del todo el pequeño dragón noto mi presencia y me miro con esos ojos profundamente, como si mirara atravez de mi alma, seguido de esos eternos segundos que parecían horas y por una extraña razón no quería dejar pasar ese momento -no lo se era como algo mágico-

En ese momento el pequeñín se lanzo hacia mi tirándome al piso quedando arriba mio.

-No, no por favor no me hagas nada, no me mates- (si, creo que sobreactue todo eso) el dragón me miro con una cara de amistoso pero yo no me daba cuanta por todo el miedo que tenia, pero después de unos minutos así, y cuando me calme lo mire a los ojos.

-Veo que no tienes intención de comerme, verdad?- el dragón a escuchar mi voz se alegro al instante lamiendo mi cara y poniendo sus patas delanteras en mis pechos aplastandolos suavemente

-Soy una tonta en pensar que me comerían pequeñín, nunca creí que fueran los dragones tan tiernos cuando bebes.-

El dragón solo me miraba, como si esperara a que hiciera algo y cuando me levante del suelo el dragoncillo hizo lo mismo, siempre mirándome.

-Ay podría decirse que soy tu madre, verdad?- dije estoy mirando al dragón esperando una respuesta y el dragón solo ladio su cabeza tiernamente hacia un lado, matándome de lo tierno que era.

-Ay que mono, y pensar que luego de adultos causaban un gran miedo en todo el mundo, incluyendo a los Cazadores de Dragones.-

Hay me di cuanta que hacia conseguir un gran amigo y sin importar que sucediera lo protegería con mi vida, tal vez como su salvador, amiga o... como madre.

Una historia de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora