La Orden Draconis (Harco)

Capítulo 4: Amigos, Chocolate, investigaciones y una reunión conflictiva

Cuando estaban por contestar a la pregunta del rubio, el claro sonido de alguien llamando a la puerta izo que todos voltearan hacia esta, por donde segundos después apareció la delgada figura de alguien a quien la mayoría no esperaba ver.

-Disculpen...yo...es que...bueno yo...-un Neville Longbottom bastante nervioso trataba de hacerse entender, algo bastante difícil si se tomaba en cuenta que las palabras le salían atropelladas y entrecortadas, pero de repente una fuerte voz se escuchó en la enfermería.

-¡¡¡¡¡Neville!!!!!- fue el tremendo grito que pego Draco, mientras una gran sonrisa se formaba en su rostro- sabía que vendrías- dijo muy feliz, para después añadir casi en susurros como si fuera un secreto- ¿Me trajiste ya sabes qué?

-Sí, pero solo unos cuantos- dijo calmadamente, parecía ser que su timidez se había esfumado, para solo dejar la tranquila y relajada actitud de una persona que claramente no era una extraña para Draco- aunque tal vez no fue buena idea- dijo pensativo.

-¿Qué?, ¿Porque?-pregunto apresuradamente el rubio, temiendo que su castaño amigo, ya no le diera lo que en esos momentos deseaba más que nada- es buena idea, es buena idea- agrego apresuradamente, para luego hacer una tierna cara de cachorrito, terriblemente dulce y tierna- porfis Nev.

-Awww...- dijo Neville ante tan tierna carita, pero para mala suerte del rubio, rápidamente reacciono- ¡Hey!, eso es trampa Draco, la cara está prohibida y lo sabes- dijo un ofendido Neville- que ser humano con algo de corazón puede negarse a esa carita, eres un tramposo.

-Pero así me quieres, ¿A que si?- dijo el rubio animadamente, mientras una sonrisa traviesa se formaba en sus labios- anda Nev, dámelos ¿Sí??????????????- izo de nuevo la carita.

-Ashhhh, está bien- acepto Neville derrotado- pero quiero que quede claro que los ganaste a la mala- agrego con un más que obvio falso gesto de molestia.

-Sí, sí lo que digas, ahora...dámelos!!!- exclamo feliz el rubio.

-Hay Draco, no tienes remedio- dijo Neville, para luego acercarse a él y dejarle unos como mínimos 10 chocolates en la cama.

Draco al ver sus adorados chocolates, aunque pocos en su opinión, dio de saltitos por toda la cama, para luego tirársele encima a Neville, haciendo que este cayera en la cama con el sonriente rubio encima de él.

-Gracias, gracias- reía alegre el rubio- por eso te quiero tanto- le dijo, para luego darle un pequeño beso en la mejilla.

-Si claro- dijo un divertido Neville, mientras tomaba al rubio de las caderas y lo ayudaba a levantarse- siempre y cuando te traiga dulce ¡Soy el amor de tu vida!- pronuncio divertidamente por la actitud de su rubio amigo, finalizando lo último con un exagerado movimiento de manos, todo muy dramático.

-Tú si me entiendes- le respondió muy feliz Draco, mientras tomaba todos sus chocolates como podía, para luego empezar a comerlos, con una expresión de claro deleite- mmmmm, estos son unos de mis favoritos.

-Lo sé, como estás enfermo decidí consentirte un poco- le dijo aun sonriendo por la actitud de su amigo, y es que el Draco Malfoy que el alguna vez creyó conocer era obvio que jamás existió, apenas hacia unas semanas desde que se habían hecho amigos y ese rubio alocado, imprudente, divertido, impredecible y con un claro amor por el chocolate, ya se había robado su corazón, convirtiéndose en un casi hermano menor, ahora le parecía casi impensable alguna vez haberle temido a ese chico que hoy se mostraba tan dulce, tierno y bastante inocente , despertando en el ese claro sentimiento de protección.

-¡Eres el mejor!- exclamo un bastante sucio rubio, pues en su afán por comerse los chocolates termino ensuciándose toda la cara con ellos.

-Jaajaajaajaa Draco, te he dicho muchas veces que no comas así- dijo un muy divertido Neville, mientras sacaba un pañuelo de su túnica y se lo pasaba al rubio.