CAPÍTULO 2

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Bellota

- ¡Oh Diablos!- maldije mientras veía cómo se ubicaban uno justo al lado del otro en una escala del menor al mayor. Sus sonrisas aumentaban cada vez más mis nervios, no es que su presencia me ponga de esa manera, simplemente es raro; sacudí mi mente de un lado a otro borrando aquéllas estúpidas ideas para soltar lo primero que se me ocurriera.

>Que quieren imbéciles<

- Serena Morena My Lady, solamente quisimos saber cómo está nuestra chica favorita.

¿Es lo mejor qué se le ocurrió? ¿En serio? Y se hacen llamar PlayBoys.

- ¿Chica favorita?- pregunté con sarcasmo cruzándome de brazos, puede que sea la nueva y quiera cambiar, pero mientras viva nadie me tomará de tonta.

- ¿Te gusta la idea? Eres afortunada preciosa, tienes la oportunidad de juntarte con nosotros. Y quién sabe a que más nos depare el futuro- mencionó el pelinegro lanzando una de sus "seductoras" miradas esperando que.... ¿un gritillo de Fangirl?

Con pesadez recorrí el pequeño lugar (aclarando que se sentía más grande por dentro que de afuera) sonriendo algunas veces al ver aquéllas famílias comer y disfrutar de la presencia del otro, amigos jugueteando entre ellos y....... ¿Porqué esas chicas me miran tanto?

- Linda ¿estás bien?- murmuró Brick preocupado zarandeando las manos de izquierda a derecha sacandome del trance en un dos por tres.

- Claro que sí ¿Porqué lo dices Semáforo?

Arrugó por unos minutos el entrecejo dejando un gran espacio lleno de tensión, volteó casi fugazmente encontrándose con la mesa número tres- que para mi suerte eran las mismas de antes- y en un corto movimiento de dedos todas automática cambiaron de vista.

¿Qué hiciste idiota?

- Bien, creo que es hora de irnos a casa, ¿Se quedan o me acompañan?

- Yo voy contigo hermano- pegó un bostezo a la vez que se estiraba hacia tras marcando sus formidables brazos- ¿Y Boomer? ¿Vamos a casa o no?

Se tomó su tiempo. Miró el hermoso reloj de plata con adornos celestes un par de minutos, corrió la silla hacia atrás dejando salir un horrible chillido de esta estremeciendome la piel, sonrió de lado y con un disimulado meneo de cabeza salieron hasta perderse entre la multitud.

Con lentitud me levanté de mi asiento y me dirigí directamente a la salida. Desafortunadamente no alcancé a comer algo ya que recordé que la billetera estaba completamente vacía. ¿Irónico cierto? Traer dinero y no tener nada. La vida me odia.

Caminé a paso lento, no tenía mucho apuro ya que es temprano y gracias a Dios no hace frío, dispuesta a perderme en el mágico mundo de la música una voz masculina irrumpió de repente haciendo voltear extrañada. Pelirrojo con el cabello largo hasta la cintura, ojos rojos y un delantal manchado.

¿¡Era Brick!?

- ¿Qué quieres ahora idiota mayor? ¡Nos acabamos de ver!

- Pero si no me acerqué nunca a ti, bueno excepto ahora que bueno.... ya sabes.... em....

Hay no.... ¡Bien hecho Matsubara! Acabas de asustar a un sujeto que ni idea de quién es. Tirenme el jodido grammy a la persona más mensa del año.

- ¡Lo siento mucho! Te confundí con otra persona es que..... se parecen demasiado- balbucee entrecerrando varias veces las pestañas.

Rió llevando una mano a su nuca.

- Debiste creer que era Brick Him, ¿Verdad?

Abrí excesivamente los ojos, ¿cómo se enteró?

- Tranquila, es normal para mí que me mezclen con mi primo, ya me acostumbré.

- ¿Dijiste..... primo?

Alzó los hombros restándole importancia al asunto, comenzaría nuevamente la ola de preguntas sin retorno pero un gruñido de estómago interrumpió mi idea. ¿Justo ahora barriga?

-Veo que tienes hambre- sonrió amable extendiéndome su mano- ven vamos a comer, y no te preocupes por la cuenta. Yo invito.

***
- ¡Ya llegué mamá!- grité azotando por accidente la puerta principal, ya estaba preparada para recibir algún chanclazo volador pero nada, puro y total silencio. Revisé la cocina, la sala y el garage pero nada, no había señales de nadie. ¿Habrá salido de compras?

Trote piso arriba entre las escaleras hasta que algo rompiéndose me hizo pegar un brinco de la impresión.

- ¡Mamá eres tú!- grité otra vez pero esta vez con más fuerza, por suerte la escoba descansaba justo afuera del cuarto de Shou donde sorpresivamente provenía el ruido. Con cuidado y sigilo entre-abrí la puerta sujetando con precisión mi arma, el sujeto estaba de espaldas dejando más fácil la cosa.

- Bueno Kaoru, esto es parte de la vida. Cuándo te interroguen repites: lo encontré tirado en el cuarto de mi hermanito menor, yo no hice nada.

Espero que la policía se lo crea.

Un paso, dos pasos y.....

- ¿Hija?- levanté la vista y mi madre volteó quitándose un auricular de la oreja, suspiré con alivio y bajé la escoba dejándola acostada sobre la cama.

- ¡Mamá! Creí que eras un ladrón.

- Espera.... ¡Dijiste ladrón! ¿Donde está pequeña?

Sin pensarlo salió corriendo con "espada" en mano a buscar al supuesto ladrón de la casa, reí cómo loca al paso que la perseguía de aquí para allá.

Debo admitir que, ¡Adoro este lugar repleto de locos!

ENAMÓRATE DE MÍ (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora