Día 34: ¿Noche Buena?

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Esa mañana era veinticuatro de diciembre, mientras las demas personas viajaban para celebrar con su familia la noche buena, Elise y yo nos encontrabamos llegando a New Paradise su ciudad natal pero a diferencia de las otras personas nosotros no ibamos a celebrar sino  todo lo contrario.

Elise se mantuvo muy callada durante los dias anteriores inclusive en el vuelo que tardó aproximadamente 2 horas apenas si cruzamos unas cuantas  palabras. La entendía completamente.

Al estar cerca a la salida del aeropuerto de New Paradise un chofer nos estaba esperando con un letrero que decía Sr Sellers & Srta Henman, al verlo Elise Se acercó a el y al estar cerca Exclamó

—¿Antuan eres tu?— le dijo al entonces  extraño

—Asi es señorita Elise— dijo sonriendo el sujeto

Elise le dio un abrazo que el correspondió se le acerco a su oído y le dedico unas palabras de pésame.

—Lamento su pérdida señorita Elise. Su padre fue un gran hombre— dijo el chofer de aproximadamente 60 años de edad.

Elise asintió en medio del abrazo y luego se apartó.

—Supongo que usted es el señor Sellers un placer— acercó su mano en señal de saludo.

—El placer es todo mío, puede llamarme solo Marcus — estreche mi mano con ls suya.

—Esta bien, solo Marcus permitame llevar sus maletas—

—Yo me refería a...—

Elise agarró mi brazo y cerro sus ojos mostrando una leve sonrisa —El siempre ha sido así ¿vamos?—

Entrege las maletas y subí junto con Elise a el auto que estaba esperandonos afuera.

Salimos enseguida todo parecía tenue pero bello a la vez los pastizales, campos de margaritas estaban cubiertos de nieve parecían como si lloraran pero mantuvieran aún su belleza como el rostro de Elise en los últimos días.

Luego de mas o menos treinta minutos recorriendo entre pastizales edificios y campos de margaritas parecía ser de verdad un paraíso, un paraíso que hoy se encontraba llorando por su perdida. Cuando llegamos a casa de Elise quede asombrado ps en vez de una casa eso era una mansión de unos 3 pisos y casi tan amplia como la mitad de una cancha de fútbol, de verdad era gigantesca y su jardín central era inmenso al pasar por este para llegar hasta la puerta su madre nos esperaba con un vestido completamente negro con lágrimas recorriendo su rostro. La Sra Henman rondaba los 45 pero, físicamente su parecido con Elise era impresionante exceptuando su cabello rojizo con sus ojos cafe claros.

Elise dio pasos agigantados para llegar a su madre derrumbandose en llanto, susurrandose palabras que solo ellas lograban descifrar, luego de eso Elise entró y su madre se acerco a mi lado para abrazarme.

—Gracias por traerla de vuelta a casa— dijo en medio del abrazo.

—De nada, de verdad lamento su pérdida —

—Gracias— dijo separandose de mi.
Entramos a la ante sala detrás de nosotros entró el señor antuan cargando las maletas, Elise se habia perdido de mi vista. la señora henman hizo una seña a una de las mucamas para que se acercará.

—Por favor lleva al señor sellers a su habitación—

La mucama asintió y me llevó hasta la segunda planta, fue entonces cuando vi a Elise entrando a la que parecia ser la habitación de sus padres, quise llegar hasta ese lugar pero sabía que tenía que dejarla a solas. La mucama abrió la puerta de mi habitación a la cual entré, segundos despues antuan llego con mi maleta dejandola a un lado de la cama.

La mañana pasó muy rápido nos reunimos para almorzar y luego todos fuimos a nuestros respectivos cuartos para cambiarnos para el funeral el cual sería llevado a cabo en horas de la tarde, para mi sorpresa dicho funeral sería en la parte trasera de la casa dotada de un gran jardín y una capilla adornada con flores de una manera casi angelical en la que reposaba el ataúd. Detras de la capilla había lo que parecía un remodelado cementerio familiar, al llegar la capilla parecía mas grande pues tenía espacio suficiente para cien personas o mas, el ataud se encontraba encima de un altar, nos sentamos en la primera banca a solo unos cuatro metros de el, detras de nosotros allegados y familiares. El sacerdote comenzo la  ceremonia y al finalizarla hizo una petición para quién quisiera decir unas palabras, al principio nadie se animo hasta que Elise se levantó y se acercó al altar.

Todos se quedaron en silenció.
Elise se quedo un momento pensando en las palabras adecuadas hasta que, se acercó  a uno de los adornos y sutilmente retiro una margarita la cual llevo hasta su pecho para luego tomar una gran bocanada de aire finalmente suspiro y dijo frente al micrófono.

—Mi padre siempre supo que esta flor era mi favorita, antes de todo esto, del dinero, de sus viajes, de está mansión, cuando teníamos solo lo necesario el sabía que una margarita era suficiente regalo para mi, no debía comprarla, solo, debía ir al campo detrás de nuestra casa cortar una margarita y dejarla junto a mi cama antes de que yo despertará, no necesitaba juguetes caros, ni dinero, solo una simple margarita, porque quizás para mucho es lo que es, una simple flor, pero para mi era mas que eso, era un simbolo de su amor para mi— Humedeció sus labios y seco sus ojos para poder continuar —Hoy, yo te obsequio está margarita papá, quizas no sea dinero, ni un obsequio caro, pero en ella está todo mi amor para contigo.—

Se acercó al ataud y colocó la flor encima de este, bajo del altar y se sentó entre su madre y yo posando su cabeza en el hombro de su mamá y con su mano izquierda buscó mi mano derecha y la apretó suavemente.

Durante su discurso no pude evitar al igual que todos los presentes que las lágrimas se escaparán, no hubo un discurso mas sentido esa tarde que el de Elise

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