Día 51: Epístola

61 5 3
                                    

La navidad pasó junto con el año nuevo sin prisa pero sin pausa, no hubo celebración de fin de año en la casa de los Henman, ni noticias muy buenas, tampoco muchas actividades por hacer y yo tenía que volver a Littlewoods. Esa mañana parecía como cualquier otra en efecto así era con la excepción de que el abogado privado del Sr Henman llegó para dictar el testamento.

Se me permitió estar presente en la lectura al igual que a todos sus empleados.

El abogado se presentó ante todos como Adolf Stronghold luego procedió a leer el documento.

" yo, Nicholas Henman en pleno uso de mis facultades mentales hoy catorce de diciembre del dos mil ocho" -esto lo escribió sólo dies días antes de fallecer- pensé, me quede un poco hasta que el abogado tomo un respiro para seguir.
" a mi amada esposa Alice le dejo la mitad de todo lo que poseo, exceptuando la casa del lago la cuál es para mis queridos empleados, el abogado les explicará como serán repartidas las pertenencias, ademas el Peugeot 206 será para antuan, se que siempre le gustó ese auto, la otra mitad es para mi querida Elise, también te dejo una carta que deberás leerla cuando te sientas lista."

Observé a Elise, se encontraba con la mirada baja y agarrando de la mano a su madre, el abogado narro un párrafo mas que no alcancé a escuchar, luego se reunió con los empleados, después se acercó a Elise entregandole un sobre,
Elise se levantó, salió del cuarto entonces su madre me hizo señas para que fuese tras ella, salí al igual que Elise y vi cuando entró en el cuarto de sus padres, toque la puerta para luego entrar Elise estaba sentada en el suelo con la espalda pegada a la cama me acerqué lentamente.

Se que es una pregunta tonta pero, ¿Puedo quedarme aquí contigo?-

Asintió con la cabeza —¿Puedes leerla por mí?- dijo entregándome el sobre.

-Esta bien- agarré el sobre, desprendí el sello y saqué la carta.

Elise encogió sus piernas, coloco su mentón entre sus rodillas -Adelante-

Me senté frente a Elise para comenzar a leer.

"Hola hija, hace un lindo día, la nieve cubre las margaritas aún así su belleza sigue siendo inmutable igual que la de tuya, lamento lo que pasó con Roberts parecía un buen chico se que ahora estás con otro chico, Marcus ¿ah? Tu mama dice que es una gran persona espero que no sea igual que Roberts pero, está epístola no es para decirte que hacer, no tendría caso estás muy grande para tomar tus propias decisiones.
Quiero decirte la verdad, la verdad del porqué me alejé tanto de ti cuando eras pequeña. Cuando tenías 7 y medio me diagnósticaron un tumor cerebral que parecía benigno al principio todos lo creían, luego comenzaron los dolores de cabeza fue cuándo todo empeoró.
Ahora ya sabes la razón de mis permanentes viajes, lamento no poder estar contigo pero no quería que vieras mi debilidad, creí que necesitabas un padre sano pero solo necesitabas un padre que estuviera contigo hasta que el pudiera, lo comprendí demasiado tarde dejandote ir, cuando lo hiciste en parte me alegré pues podría evitarte el sufrimiento de verte derrumbarme, el tumor fue extirpado, todo parecía bien hasta que hace poco apareció otro mucho mas grande e imposible de extirpar pues estaba comprometido gran parte de mi cerebro, supongo que no se puede hacer mucho ante lo inevitable, no me queda mucho tiempo mas, solo quiero que sepas que te amo y siempre lo haré hija mia, te estaré cuidando desde arriba. Ahora eres dueña de la mitad de mi todo, tu decides si quedarte o buscar un nuevo horizonte.
Con cariño, papá"

Le entregue la carta a Elise y al hacerlo note que había algo escrito en el envez de la hoja le hize una seña para que la viera la frase era "Te amo hija en tu mesa de noche encontrarás mi último regalo"

Salió con gran velocidad hacía su habitación yo la seguí detrás para hallarla tirada en el piso llorando y abrazand algo, cuando me acerqué me di cuenta que era una flor de girasol, la ultima que su padre le había regalado.

-Gracias papá- dijo entré su sollozo.

Ya no tenía porque estar aquí, Elise estaba con su madre, en su hogar, con una estabilidad económica que yo jamas le podría dar, me tenía que ir y ella jamás sabría todo lo que siento por ella. Había empacado mi ropa, tenía pensando irme al día siguiente sin que nadie supiera.

Inmarcesible Limerencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora