¿Sin final feliz? © [COMPLETA]

7. ¿De Qué Sirve...?

No olviden votar y comentar.

¿Qué había pasado?, ¿Ella iba a besarlo?, no, ni loca, eso simplemente era imposible de suceder. ¿Ella besarlo?

Sacudió la cabeza, eso era una gran locura, salieron del lugar y subieron al auto, y se dirigieron a la casa de Mario, donde vivía Andrés. Ninguno dijo nada, ¿qué iban a decir?, todo había sido raro, esa era la palabra que usaba Isabella.

Después de un largo rato el muchacho se bajo y camino a su casa, lo dejaron a dos cuadras, él no permitió fueran más allá, pues era peligroso y otras cosas más. No se insistió más y lo dejaron donde él indicó.

Cuando Andrés llego a su hogar ceno con sus padrinos y subió a su habitación, ¿iba a besarla?, ¡imbécil!, seguro ella ya sabe lo que él siente. Pero tenerla tan cerca fue tentador, una corriente había emergido desde lo más profundo, la cual lo invitaba a hacerlo. Pero eso estaba mal, en verdad estaba jodido, ahora sabia que por más que se negará a aceptar, sus sentimientos se estaban saliendo de control, y lo que en un principio creyo era nada más atracción, sin darse cuenta en su interior algo más fuerte se había colado, invadiendo su razón y control.

Estaba realmente jodido...

¿De qué sirve darse cuenta de lo que sentía?, de nada, era más que obvio. Que imbécil había sido al no controlar sus emociones, pero lo intento, de mil maneras probó alejarse, ahogar sus sentimientos, pero estos sin autorización crecieron y crecieron, hasta el punto de solo un poder, control sobrehumano los calmaria y ese poder, Andrés no lo poseía.

Pero de lo que si estaba seguro era que Sabrina, no era su salvación. Ya no podía seguir jugando con ella, debía o dejar claras las cosas o intentar de una última vez que todo funcionara. Aunque corría el riesgo de participar en un círculo vicioso, del cual sabia alguien a la larga saldría lastimado.

***

La siguientes dos semanas su contacto fue solo si era necesario, ambos evitaban quedarse solos, ella porque no sabia que pasaba y en él, miedo a no poder controlarse. Y  ¿alejarse le estaba ayudando?, ni un poco siquiera.

Callados, alejados y cada quien sumergido en lo suyo podía estar pero eso no evitaba que de ellos emanaran choques eléctricos, que la necesidad de verse, solo por un segundo fuera pequeña. Al contrario cada vez eran más fuertes, y en Andrés más.

Martes muy temprano Isabella llego a la oficina, y el sonido de la construcción retumbaba, ya solo quedaban detalles, y podía decir que el resultado le gustaba, sin duda Sabrina sabia lo que hacía. Dejo las cosas en su oficina y espero que Andrés llegará.

Las últimas semanas habían sido extrañas, desde ese día todo había cambiado entre ellos. Pero si seguían trabajando juntos no podían seguir así, entendía que él le estaba dando su espacio, quizá quería evitar que su odiosa jefa sintiera algo por él, claro ¿a quién le gustaría eso?, una jefa encima todo el día, y él parecía de las personas que ni un poco. Pero debía darle a entender que no, que ese fue un momento extraño, que los recuerdos y sentimientos que ese lugar le ocasionaba había sido lo que contribuyó a ese raro momento.

Isabella estaba haciendo llamadas cuando escucho la puerta abrirse, escasos segundos después se abrió, entrando un Andrés que la había dejado sin palabras.

Venía vistiendo una camisa color blanco, un saco color azul oscuro, sus pantalones a juego y una corbata.

— Buenos días —escuchó a lo lejos, cuando percibió que era para ella el saludo, parpadeo un par de veces, se dio vuelta de un movimento rapido en la silla y solto el aire que había estado conteniendo.