El cuerpo cayó sobre el sucio y polvoriento piso, la sangre comenzó a correr de su cuerpo, regándose por todo el pastizal, estaba muerto.
Isabella estaba en el hospital, había caído en la inconsciencia luego que todo aquel incidente había sucedido. La llevaron a que la revisaran y curaran sus heridas. La vendaron, le hicieron tomografías, para cerciorarse no hubieran contusiones, traumas. Pero estaba en perfecto estado, sin contar los múltiples golpes, que con el tiempo se irían.
Lunes temprano le dieron el alta, para que regresara a su casa, Any la ayudo a bañarse, y la cuido. No le gustaba estar sola, no después de todo lo ocurrido las últimas escalofriantes horas. Que parecían ahora más un mal sueño, que una realidad. Pero su rostro, brazos y manos, eran claro recordatorio, que todo eso si había ocurrido.
—Isa, iré a cocinar algo. Debes comer antes de tomar los analgésicos —ella asintió mullida, hecha ovillo sobre aquella enorme cama matrimonial.
El viento entraba por la ventana de la habitación, haciendo bailar las cortinas, elevándolas en un melódico son, la luz se filtraba e inundaba todo el lugar, se podía escuchar el cantar de los pájaros, la risa de los niños que jugaban en el parque, se podía observar el mover de las copas de los árboles, delante de aquel hermoso horizonte azul.
Luego de comer y tomarse la medicina, se quedó dormida junto a Any, mientras miraban una película. Cuando sintió un calor recorrer todo su cuerpo, abrió los ojos, había soñado con Gregorio, se sentó hiperventilando, con sus manos temblando, todo su cuerpo bañado en sudor. La habitación completa estaba en penumbras, pero se alcanzaba a distinguir un poco ciertas cosas, la puerta estaba entre medio abierta y la luz entraba por la rendija.
Se levantó, ya no soportaba estar en la cama, no después de ese horrible sueño, camino en la penumbra y escucho unas risas, con paso lento, cuidando de no caerse, la abrió. La luz por un momento la segó, llevo su mano hasta su frente, ocultándose de la iluminación, dando tiempo a que sus ojos se acostumbraran a la sensación. Anduvo hasta la sala, la televisión estaba encendida, en un canal noticiero.
Un delicioso aroma llego hasta sus fosas nasales, viajando a través de ellas hasta su estómago, creando que sus entrañas gruñeran, tenía hambre y mucha.
Llego a la cocina, Any la vio y le sonrió. —La bella durmiente despertó —comento, luego frunciendo el ceño—. La bella —luego rió, por algo que solo ella comprendía—. Isabella, Bella —todos en la cocina rieron, logrando que ella hiciera igual. Hizo una mueca de dolor, las comisuras lastimadas de sus labios aun dolían aunque era soportable.
— ¿Te duele mucho? —pregunto Marcos, un poco preocupado. Ella negó con la cabeza.
—No mucho —se encogió de hombros—. Huele delicioso —comento un poco apenada. De notar como andaba vestida, con un pantaloncillo y una enorme camisa de algún equipo de soccer.
—Es arroz cantones —comento Any—. Pondré la mesa para que podamos comer —comenzó a buscar en los estantes.
Isabella intento ayudar, pero no se lo permitieron, le dolía el cuerpo, pero no estaba manca, refuto. Pero de igual forma no la dejaron hacer más que sentarse en el sofá y ver la televisión. Cambio el canal y dejo una película de suspenso que de inmediato la atrapo, desconectándola de todo su alrededor. Tan sumergida estaba que no escucho cuando la puerta del departamento de abrió.
— ¡Buh! —dijeron en su oído, logrando que ella pegara un gran brinco, al igual que su corazón, que comenzó a latir con mayor fuerza. Luego hizo una mueca de dolor, el movimiento brusco había lastimado los moretones en sus brazos—. Lo siento, lo siento, am...
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¿Sin final feliz? © [COMPLETA]
Genç Kız EdebiyatıDos cosas sabe Isabella: el amor no fue hecho para ella y que los finales felices no existen. Y esta realidad, con el pasar del tiempo, la fue volviendo dura, fría y sin ningún motivo de alegría, acostumbrándola a no sentir nada. Así como, obligánd...