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Desde que su amiga le había contado que estaba en una relación, la noticia la puso muy feliz, casi brinca por todo el set, festejando. Y claro, no se aguantaba por terminar su trabajo y regresar a New York, para que Isabella le narrará todo. No era que le sorprendiera que ellos se atrajeran, eso ella lo notó desde mucho antes que quizá su amiga lo pensara. Lo que si la tomo por sorpresa fue saber, que ella lo busco y lo propuso. Parece que el amor a todos nos hace cambiar, o en el caso de ella, regresar. En este momento Any, salia de su apartamento y se dirigía a un restaurante donde su amiga la esperaba.
Luego de unos minutos entro al lugar, preguntó por la mesa y fue llevada hasta donde su amiga ya la esperaba.
— ¡Any! —se levantó de inmediato Isabella. Se abrazaron y sonrieron, había pasado no mucho tiempo, pero este se sintió como si fuesen años—. ¿Qué tal el viaje?, ¿Te gustó Sur América?
— Todo bien, los países a los que fuimos eran hermosos —respondió acomodando su cabello—. Fui a Chile, Perú, ¡Dios!, sus ruinas son hermosas —Isabella la escuchaba atenta—. Brazil, grita ¡exótico! Por donde vayas, Colombia y su deliciosa comida. En fin, hermoso todo.
— Me imagino —le sonrió.
— Ahora que ya te conté mi viaje, dime y ¿tu hombre? —pregunto alzando sus cejas. Isabella rodó los ojos, ya se había tardado mucho—. ¡Habla que me hago vieja! —ambas rieron.
— Pues que te digo, él es maravilloso, me trata súper bien, es atento y...
— Eso ya lo sé —la interrumpió—. Salta eso y vamos a los detalles sucios. ¿Ya lo hicieron? —miró como su amiga se ponía de mil colores, quedando por fin roja—. ¡Lo sabía! —gritó con euforia.
— Cállate —pidió Isabella, haciendo un ademán con sus manos—. Si ya pasó.
— ¿Y? —inquirió Any.
— ¿Y qué?
— No viaje medio América, para solo escucharte decir lo que ya sabía —Isabella la miro divertida, así era Any, fresca y única, para su suerte.
— Fue en el congreso de España.
— Oh tía vosotros no perdéis el tiempo —bromeó Any, imitando un acento español—. Bueno te veo alegre así que supongo que el hombre te hizo feliz —Isabella asintió—. Y eso me alegra —le sonrió—. Aunque debo hablar con él —Isabella frunció el ceño—. Tú no estas sola, y debo advertirle que si te lastima alguien herirá sus...
— Perfecto, luego se lo dices —la interrumpió.
Comieron y hablaron como siempre largo y tendido. No importaba si no había nada nuevo, interesante que contar, ellas siempre encontraban algo del que hablar. Isabella le narró todo lo que había pasado, desde la advertencia de su madre, semanas atrás, y de como tomo todo cuando se enteró, que los rumores eran ciertos.
— Tu madre esta loca —dijo Any, incrédula ¿Cómo podía ser una madre así con su propia hija?, mucho tiempo atrás al ver como trataba a su amiga, por su mente cruzó la idea de que quizá, Isabella no era su hija. Pero su amiga busco fotos, todo lo que constará que era hija de ella. Lo encontró, y eso hizo que doliera más. Por un momento pensó en esa era la razón de su trato tosco, pero no.
— No encuentro otra explicación. O sea, ella sabe que no la dejare desamparada, es mi madre. Sea como sea, lo es.
— Bueno, ella debe entender que ya no eres aquella joven con la cual ella puede usar a su antojo —Isabella asintió dando la razón, ella había cambiado mucho ya—. No le veo caso que ella quiera intentar algo. Aunque no podemos descartar la idea, sabes algo hará.

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¿Sin final feliz? © [COMPLETA]
ChickLitDos cosas sabe Isabella: el amor no fue hecho para ella y que los finales felices no existen. Y esta realidad, con el pasar del tiempo, la fue volviendo dura, fría y sin ningún motivo de alegría, acostumbrándola a no sentir nada. Así como, obligánd...