Capitulo 26
- Simón, ya basta. – susurró sin levantar la vista de su cuaderno - ¿Podrías dejar de mirarme así? Me estas poniendo nerviosa.
- No puedo evitarlo, te ves demasiado bien.
- Juro que no volveré a usarlo si no te detienes. – intentaba no darle importancia, pero el chico tenía más de diez minutos sin apartar la mirada.
- ¡No puedes hacer eso! ¡Lo juramos por el meñique! – le reprochó.
Erika lo miró y colocó rápidamente un dedo sobre sus labios para callarlo. Si despertaba a Micaél, quien estaba dormido con un libro sobre su cara, se meterían en problemas.
- Dios, Simón, no grites. – le dijo entre dientes – Provocarás que nos dejen sin receso.
- Tú tienes la culpa. – se defendió el chico haciendo un puchero.
Rodó los ojos y se dio la vuelta, para intentar volver a concentrarse en su resumen sobre la Primera Guerra Mundial. Micaél había resultado ser un maestro bastante eficiente a la hora de dejar trabajos interminables, pero deficiente cuando se trataba de vigilar a sus dos únicos alumnos. Se había quedado dormido justo después de dejarles 3 resúmenes pendientes y un ensayo sobre el "¿Por qué los humanos insisten en destruirse a sí mismos?".
Sin embargo, era demasiado difícil intentar concentrarse cuando sientes una mirada constante haciéndote un agujero a un costado de la cara. Simón había insistido que debería usar el uniforme en el primer día, y ahora Erika estaba pagando las consecuencias.
- Hey, Baby Doll, - la llamó, pero ella no se voltio – Baby Doll, te estoy hablando, ¿Baby Doll? Tierra llamando a Baby Doll, oye tú, ¡Baby Doll!
- ¡¿Qué?! – gritó entre dientes llena de frustración.
- Hola.
Simón se cubrió la boca mientras se aguantaba las carcajadas. Era la tercera vez que le hacía eso en el día. La primera vez le dio risa, pero ahora comenzaba a agotar con su paciencia.
- Oye, Baby Doll, ¿ya terminaste tu resumen?
- Tal vez ya lo habría terminado si me dejaras concentrarme.
- ¿Podrías pasármelo cuando lo termines? – se acercó un poco.
- ¿Por qué? Tú puedes hacer el tuyo.
- Estoy algo cansado.
- Entonces, duérmete. – dijo sin mirarlo, abrazando la esperanza de que le hiciera caso.
El chico pareció pensarlo, mientras seguía mirando a Erika con aquellos ojos azul hielo.
- De acuerdo.
Simón recostó la cabeza en el brazo izquierdo de Erika, que era el que tenía enseguida. Ella pensó en pedirle que se recostara en la mesa, pero el chico ya se veía mucho más tranquilo, quizá si lo movía, ya no podría hacerlo dormir de nuevo. De todas formas no necesitaba ese brazo, ya que ella escribía con la derecha.
Con la bendición de Simón y su pesado sueño, terminó su resumen de la Primera Guerra Mundial. Se disponía a comenzar con el de la Segunda Guerra Mundial, cuando noto que Micaél estaba despertando.
- ¿Qué pasó? – balbuceó un poco desorientado mientras se quitaba el libro de la cara.
- Nada. – respondió Erika sin dejar de garabatear en el cuaderno – Solamente nos dejaste trabajo suficiente para el resto de la semana.
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12 CHICOS LOBOS ©
WerewolfErika acaba de terminar con su novio, es de noche, hace frío y esta sola. Como si eso no fuera suficiente, la están siguiendo. No quiere voltear porque tiene miedo, pero sabe que son mas de 1. Erika despierta en un bosque, tiene frío y esta asustada...