Capitulo 34
Después de que Larry cosiera su herida y le diera analgésicos para el dolor, la obligó a dormir, y se sintió profundamente agradecida por ello.
Era consciente de que Chris ya había comenzado a interrogar a medio mundo para saber cuáles serían las cabezas que tendría de cortar por lo que ocurrió, y definitivamente no quería ser la siguiente.
Entre abrió los ojos, y se estiró perezosamente. Larry le había dado una férula para mantener su pierna estabilizaba mientras terminaba de sanar por completo, por lo que tuvo que sentarse con cuidado. Dio un respingo cuando se percató que Simón estaba sentado no muy lejos de ella.
- Perdón, no pretendía despertarse.
- No lo hiciste. – susurró, y miró su tobillo vendado a la ligera - ¿Cómo está tu tobillo?
- Esta roto.
- ¿No se supone que eso es serio? – preguntó alarmada - ¡Larry dijo algo sobre clavos!
- Sanará solo en un par de horas. – Simón se encogió de hombros, entrecerrando los ojos - ¿Alguna vez te he mencionado que soy una especie de fenómeno que no puede morir? El paquete incluye huesos rotos.
- Oh... entonces... - se detuvo antes de terminar la oración, pero Simón lo adivinó muy rápido.
- Sí, las de Nick también sanarán. – dijo sin mirarla.
Erika lo miró avergonzada. Todo lo que había sucedido el día anterior había sido en gran parte su culpa. No debió haber permitido que las cosas con Nick llegaran a donde lo hicieron. Una vez más, se las había arreglado para alterar las cosas.
- ¿Les... constaste?
El chico levantó la cabeza y le sostuvo la mirada. Su rostro volvía a ser el mismo, tranquilo y fiable. Sin embargo, sus ojos habían cambiado, ya no eran los ojos azules infantiles y llenos de vida que recordaba tan bien, ahora eran serios, nostálgicos incluso. Los ojos de una persona que ha sido herida y ha perdonado en muchas ocasiones. Los ojos de una persona que guarda secretos, por oscuros que sean.
- No.
Permanecieron en silencio durante algunos minutos, simplemente mirándose a los ojos. Erika no podía sacarse la imagen de Simón a punto de romper el cuello de Nick. Simón no podía sacarse la imagen de Erika besando a Nick.
- ¿Qué fue lo que les dijiste? – se atrevió a romper el silencio por fin.
- Que estabas en mi espalda, comencé a correr, y caímos, colina abajo. - sonrió sarcástico. Aquel gesto tan poco común en él le recordó a Jim, pero apartó ese pensamiento de su mente rápido.
- Bien.
- Bien.
Simón concentró su vista en sus zapatos frunciendo el ceño, como si aquella ramita atorada entre sus agujetas fuera demasiado interesante. Le dolía ver que ese no era el Simón que ella conocía, tan reservado y un tanto hostil, pero le dolía mucho más saber que ella era la causante de su comportamiento. Había dañado el vínculo tan fuerte que tenían, y no estaba segura si podría repararlo.
- ¿Por qué ibas a hacer eso? – soltó de pronto, mirándola con los ojos llenos de recelo.
- ¿Qué cosa?
- Irte con Nick... ¿Por qué harías tal estupidez?
- Porque... no quiero volver a la ciudad, Simón, pero tampoco puedo quedarme con ustedes. Crezco rápido y cuando menos lo piense, seré mayor que todos ustedes, mucho mayor... y al final moriré.
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12 CHICOS LOBOS ©
WerewolfErika acaba de terminar con su novio, es de noche, hace frío y esta sola. Como si eso no fuera suficiente, la están siguiendo. No quiere voltear porque tiene miedo, pero sabe que son mas de 1. Erika despierta en un bosque, tiene frío y esta asustada...