Untitled part

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CAPITULO 36

La vio aparecer en la sala en su silla, estaba hermosa con su atuendo de color rosa, una verdadera princesa, Jazzy la quedo mirando, quizás le llamo la atención de que Lizy esté en una silla de ruedas y no caminando como ella pensaba.

-Me tenías abandonada Martina- se quejó Lizy.

-Sabes que tengo mucho trabajo preciosa......quiero un abrazo - se acercó a su pequeña hermana y la abrazo con todas las fuerzas que tuvo, la verdad era que la extrañaba mucho, Martina y Lizy son hermanas inseparables, y ahora el hecho de estar alejadas, hace que se necesiten mucho mutuamente.

-Quien es ella - pregunto mirando directamente a Jazzy que se encontraba tímida al lado de la madre de Martina.

-Ella es Jazzy, la niña que cuido en casa de los Blanco, me vino a acompañar porque tenía ganas de conocerte, jugar y ser tu amiga - se inclinó para quedar a la altura de Lizy - y espero que tú también quieras serlo.

-Porque ella querría jugar con una inválida como yo - musito.

-Que estés inválida no significa que no podamos jugar - hablo Jazzy con una encantadora sonrisa.

-Ves Lizy, deja de ser así y date la oportunidad de tener una amiga, Jazzy es una niña muy tierna, verás que se llevarán bien – Martina trataba de que su hermana no se cerrara y se diera la oportunidad de hacer amigas, que pudiera hacer su vida normal como una niña, porque la infancia es lo más importante en la vida de un ser humano.

-Está bien, en mi cuarto tengo unas muñecas, quieres ir a jugar conmigo - pregunto Lizy a Jazzy, sus nombres eran muy combinados.

-Claro - respondió la pequeña castaña.

Martina solo sonrió, vio como Jazzy pesco la silla de ruedas de Lizy y la ayudo a dirigirse a su cuarto, se veían muy encantadoras.

-Y tú, como has estado - pregunto su madre, la hizo sobresaltarse un poco.

-Eh, bien, bien mama - respondió ella - tomemos un café, tenemos mucho de que conversar.

Y así lo hicieron, se sentaron en la mesa, cada una con su taza de café. Le encantaba estar así con su madre, siempre hubo una muy buena comunicación entre ellas, siempre el apoyo y el cariño. Ella podía decir con orgullo que su madre era la mejor de todas.

-Papa a qué hora llega - preguntó Martina poniendo un poco de azúcar a su café.

-Creo que ya está por llegar, hoy sale temprano - respondió su madre - como te has sentido, la última ves supe que tenías fuertes dolores de cabeza.

-Sí, fui al médico, solo es estrés, pero estos días no he sentido nada de eso, me he sentido muy bien mamá - respondió - cuando empieza Lizy con su rehabilitación - pregunto ella, cambiando de tema.

-Mañana en la tarde - dijo - y como sabes, yo en la tarde trabajo.

-Losé y quieres que valla yo con ella........pues yo voy mama, no te preocupes.

-Gracias hija - agradeció ella.

Un sonido de llaves en la puerta interrumpió su plática, su padre había llegado, al entrar venía muy serio pero al ver a Martina su rostro se ilumino completamente dejando ver una bella sonrisa.

- Hola papa - saludo ella, levantándose de su asiento y dando un fuerte abrazo y un beso en la mejilla a su padre.

-No espere encontrarte hoy día aquí, en casa - dijo su padre sacándose la chaqueta que llevaba puerta.

-El hijo mayor de los Blanco me dio autorización - Y aún estaba asombrada de que él, precisamente él le hubiera dado autorización.

-Quieres tomar una taza de café con nosotras - pregunto la madre de Martina

-Claro que si amor - respondió el.

El amor de sus padres era incondicional, siempre se apoyaban y hacían las cosas juntos. Se conocieron cuando eran muy jóvenes y de inmediato sintieron esa química. La señora Mariana tuvo a Martina a los 18 años, muy joven. Pero siempre ellos dos permanecieron juntos, hasta el día de hoy, el de mañana y el de siempre.

- Y cómo te han tratado en esa casa - pregunto su padre, comiendo un poco de pastel servido por su señora.

-Hasta el momento todo va bien - respondió Martina no se encontraba muy concentrada en la conversación, sus pensamientos estaban en él, Jorge, no supo porque pero recordó aquellos dos besos que se han dado. Era raro, porque realmente para ella no fue un error, sino....ni siquiera sabe que fue.

-Y hasta cuando te vendrás - lo que más odiaba de su padre eran sus interrogatorios, siempre haciendo preguntas.

-No lo sé, la señora Anne no ha llamado desde que se fue de viaje - era verdad, no sabían y estaban vivos o muertos, no había noticia de ellos desde cuando se fueron - bueno, iré a buscar a Jazzy que ya nos tenemos que ir, tengo que hacer la cena.

Se levantó de su asiento y se dirigió al cuarto de su hermana, las dos jugaban muy amistosa mente, no puede negar que hubo un momento en que le dio miedo de cómo podía reaccionar Jazzy al enterarse de que su hermana no podía caminar. Pero cuando hablo Jazzy, ese miedo desapareció, ella la aceptaba tal y como era. Era maravilloso como una pequeña de 7 años fuera tan hermosa por dentro y también por fuera.

Una Novela De Amor JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora