Misuzu cerró las cortinas de nuevo, esperando que Yukito no la viese. La habitación quedó casi a oscuras, por no ser de la pequeña lámpara, pero Misuzu la apagó y entonces sí reinó la oscuridad. Se acostó en la amplia cama y miró hacia el techo, con las extremidades extendidas, pensó en su pasado y todo lo que ocurrió entonces, no lo podía perdonar, y no lo haría. Cerró los ojos.
-Oye, Mamá,¿por qué nos escondemos aquí?-preguntó Misuzu, triste.
Lilith se agachó y puso sus manos sobre los hombros de Misuzu.
-Verás, hay gente a la que no le agradamos y es preferible quedarnos aquí.
-¿Es porque soy diferente?¿Es eso?-dijo entre sollozos la niña.
-No...hija...¿Dónde has escuchado eso?-le dijo, acariciando su blanco cabello.
-Cuando me escapé de casa escuché a una gente del pueblo hablar-se limpió los ojos con la manga de la rebeca y prosiguió.-Dijeron que el rey de los ángeles me quería, porque era diferente.
La cara de Lilith reflejaba perplejidad y miedo y unas lágrimas brotaron de sus azules ojos. Abrazó a su hija.
-¿Mamá?
Misuzu despertó de golpe, sin aliento. Se pasó una mano por la frente. La sangre le hervía de odio y en su interior empezó a emanar una terrible e insaciable, sed de sangre. Se tranquilizó y se pusó en pie, volvió a abrir la cortina ,lo justo para ver los jardines, y observó el cielo, que había oscurecido más aún.Misuzu escuchó unos pasos que se acercaban y se giró dejando cerrada la cortina, prestó atención a la puerta.
-¿Quién es?-preguntó Misuzu, en tono severo.
-Soy yo, Katelyn, es hora de que le enseñe el resto del lugar y empezemos con los preparativos para la ceremonia de presentación-contestó educadamente.
-De acuerdo, ahora salgo.
Misuzu miró sus descalzos pies, pero no se molestó en ponerse zapatos, simplemente se recogió el blanco pelo en un moño redondo, algo suelto. Abrió la puerta y se encontró con la jóven demonio. Su largo y sedoso cabello color pastel hacia que sus verdes ojos resaltaran más de lo normal. Llevaba un vestido parecido a un kimono negro, con estampados rosados, que le llegaba hasta las rodillas, en los pies llevaba unas sandalias simples.
-Por aquí, por favor-dijo Katelyn y comenzó a caminar por el pasillo.
Misuzu asintió y la siguió hasta que llegaron al final del pasillo y se detuvieron. Había una gran puerta frente a ambas, Katelyn la abrió con cautela y dejó paso a Misuzu, que entró. Frente a ella se alzaba un gran comedor, con una larga mesa en el medio, al igual que la sala del trono, no habían ventanas, sólo elegantes vidrieras en el techo. Pasaron esta sala y siguieron por otro pasillo, a diferencia del anterior ,este tenía numerosas puertas en los extremos y la luz entraba por las vidrieras del techo. Llegaron a su destino: el despacho y la sala de reuniones. Entraron con tranquilidad en el despacho y Misuzu tomó asiento en su silla de madera y terciopelo. Una chimenea que consumía la madera sin piedad hacía más confortable la estancia.
-Tome -Katelyn le pasó un enorme tocho de papeles y libros-. Esto es todo el trabajo que tiene que supervisar y hacer para el bienestar del reino en esta semana.
Misuzu cogió todo aquel remolino de información y se dirigió a la chimenea con paso sereno.
-Katelyn, veo que no lo entiendes -dijo una vez allí.
- ¿A qué se refiere? - preguntó confusa la jóven.
Misuzu soltó todos los papeles y documentos sobre el ardiente fuego de la chimenea, que los devoró con gusto, y se giró para así encontrarse el rostro de horror de Katelyn.
- Yo no soy Lydia.El silencio reinaba la sala, Ángelo con cara de asco recorría la habitación con la mirada, aparentemente aburrido. Las puertas se abrieron de par en par y Morgianna se adentró en la sala con paso decidido, hizo una reverencia y se dirigió a Ángelo.
-Misuzu Miyazawa se ha convertido en Demonio y está viviendo en el Palacio de Luna, Mi Rey -le informó la comandante.
-¿Y? -respuso él con arrogancia.
-Pues que no vamos a poder capturar a Miyazawa tan fácilmente, Mi Rey -respondió Morgianna algo tensa.
-Me da igual, la quiero aquí ya. No olvides lo que pasará si me vuelves a fallar, Morgianna -dijo, para terminar con tono severo.
Morgianna hizo de nuevo una reverencia, dió media vuelta y salió de la sala.
Las puertas se cerraron a sus espaldas y suspiró algo estresada.
-Siento que mi padre sea así -se disculpó una voz suave y tranquila.
Morgianna se giró y encontró el rostro de un jóven de pelo castaño y ojos verdes.
- Príncipe Gabriel -dijo Morgianna algo sorprendida. - Usted no tiene que disculparse por nada.
-Por favor no me trates de usted, no me agrada eso -respondió algo burlón.
Morgianna asintió respetuosamente con la cabeza.
Morgianna -volvío a hablar el chico y ella lo miró. -Te ayudaré.
-No puede hacer eso, si vuestro... -Gabriel la miró intentando corregirla. -Quiero decir, que si tu padre se entera estoy muerta.
Morgianna se veia un poco avergonzada por haber tuteado al príncipe.
-No te preocupes, lo tengo todo controlado -dijo guiñandole un ojo.
Gabriel y Morgianna marcharon juntos y hablaron sobre como poder capturar a Misuzu, con la ayuda de Gabriel, Morgianna se sentía mejor, contar con una mente brillante lo hace todo más fácil.
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Heart of Dead [PAUSADA]
Science FictionMisuzu, una chica de 17 años, empieza a tener una vida tranquila tras mudarse a la ciudad. Un día, conoce a Yukito, que acaba de ser transferido a su instituto y se hacen amigos pese a que Misuzu quiere evitarlo. Gracias a esto en Misuzu empiezan a...