El portal se abrió en una pared en la parte subterránea del Palacio. Las chicas salieron y observaron el lugar.
-Cómo apesta a cloacas...-protestó Minako.
-No te quejes, hubiese sido peor llegar a las mazmorras-regañó Umi.
-Vale, vale-dijo, tapándose la nariz con los finos dedos que le salian de los semi-guantes de cuero marrón.
Avanzaron ligeras por los túneles subterráneos, lo más sigiloso posible y lograron alcanzar una pequeña y deteriorada escalera al cabo de unos minutos.
-Bien, subamos-ordenó Lili.
Subieron con cuidado para no hacer ruido y Minako, que iba la primera, miró con atención por encima del final de la escalera. Halló grandes jardines, muy bien atendidos y con unos peculiares y oscuros colores. Miró los alrededores e hizo una seña indicando que no había nadie cerca. Después de haber subido todos los peldaños, giraron en una esquina del palacio y observaron los alrededores. No había signos de vida.
-Qué raro...-masculló Minako.
-Nos esperan-replicó Natsumi con seriedad.
-Correcto, aunque no esperábamos tanto-dijo una voz femenina a sus espaldas.
Se giraron con brusquedad y empuñaron sus armas. Katelyn las observaba friamente, analizando lo que tenía delante. Luego, sonrió divertida.
-Mi reina os espera, para hablar, por ahora no queremos recurrir a las armas-añadió, empezando a caminar.
Los ángeles siguieron a Katelyn, observaban su pequeña y delicada figura, su cabello color pastel, sus cuernos negros. Estaban sorprendidas por su comportamiento, un ángel muy rara vez veía un demonio, ya que sus territorios de exterminio de norjks en el mundo humano estaban muy bien organizados, nadie podia pisar el territorio del otro o se consideraba una declaración de guerra. La observaban con curiosadad, se parecia mucho a ellas, no como decian rumores ángeles.
Entraron en el elegante palacio de piedra negra. Katelyn abrió una gran puerta de madera, con grabados y dibujos de demonios. Una estirada alfombra negra cruzaba la enorme sala, repleta de cuadros e iluminada por hilillos de luz que entraban por las vidrieras del techo. Al final, en el elegante trono estaba Misuzu, sentada de forma aburrida.-Demonio, aqui están.
-¿Están? Vaya, que sorpresa más agradable me traes-añadió Misuzu, algo sorprendida pero divertida.-Puedes dejarnos solas.
-Por supuesto-dijo Katelyn, con una reverencia, y salió de la sala.
-¿Os gusta mi reino?-preguntó Misuzu con mirada frívola.-Veo que no teneis palabras para ello.
-¿Se puede saber qué tipo de broma es esta?-replicó Minako con rebeldía.
Misuzu se levantó de pronto, con un velocidad inhumana y se acercó a las chicas.
-Eso debería decir yo, entrais en mi reino como ratitas asustadas y os atreveis a hablarme así-amenazó Demonio, con una voz heladora y unos ojos color sangre, mezclados con odio y crueldad.-Yo ya no soy Misuzu Miyazawa.
Las chicas se tensaron.
-Bueno pues si es así, nosotras no somos las que conoces-Lili dió un paso adelante y miró a Misuzu con unos ojos desafiantes.
Misuzu rió a carcajadas y le devolvió la mirada.
-Os dejaré que veais por vuestra cuenta lo que quereis.
Por la puerta por donde había desaparecido Katelyn, salió Morgianna, vestida con un sencillo vestido blanco, ligero y con algo de vuelo. Llevaba el pelo suelto, de manera que le caía hasta el final de la espalda en ondas doradas, además tenía los ojos hinchados, quizás de llorar y su expresión era dura e inesxpresiva, como la de un ángel tallado en mármol.
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Heart of Dead [PAUSADA]
Ficção CientíficaMisuzu, una chica de 17 años, empieza a tener una vida tranquila tras mudarse a la ciudad. Un día, conoce a Yukito, que acaba de ser transferido a su instituto y se hacen amigos pese a que Misuzu quiere evitarlo. Gracias a esto en Misuzu empiezan a...