Capítulo 1

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Una hermosa historia de amor comenzó cuando...

Habían pasado pocos meses de la guerra, gracias a la magia pudieron reparar casi todo el mundo mágico. Las personas poco a poco se recuperaban de los estragos de la guerra. Unos cumplían sentencias, otros recibían su merecido premio por colaborar en la guerra... Y las cosas no eran las mismas, las personas tampoco lo eran.

Draco salió del ministerio alegremente cuando le dijeron en el departamento de leyes que había quedado absuelto de cualquier tipo de cargos. Ya que pudieron aprobar que no había hecho nada y además la marca tenebrosa no había sido hecha por voluntad propia.

Nada ni nadie podría acabar con su felicidad en esos momentos. Pensaba que eso le serviría de escarmiento para cambiar. Y eso haría, no solo por hacer un favor a las demás personas, si no para hacérselo a sí mismo. No quería seguir siendo una persona odiada por todas las personas.

Caminaba por Hogsmeade mirando al suelo con las manos en los bolsillos y una sonrisa enorme plasmada en su rostro, una sonrisa que no borraría durante algún tiempo. Estaba tan metido en sus pensamientos que no notó que se le cayó la cartera del bolsillo trasero. Siguió caminando un poco más, pero se detuvo cuando oyó a alguien llamarle.

– ¡Malfoy! – Llamó una castaña que recogió del suelo la cartera y se acercó a él.

– ¿Granger? – Preguntó él extrañado, pero aún sonriente mientras le miraba. Estaba muy diferente a la última vez que la vio, pero era algo normal. Todos cambiaron. Pero lo que no encajaba en su cambio era su rostro triste, sin expresión alguna.

– Se te cayó esto. – Dijo entregándole la cartera.

– Muchas gracias, no me había dado cuenta. – Dijo el tomándola y guardándola en el bolsillo. La castaña como un muelle le miró a los ojos y vio su encantadora sonrisa.

– Esto es muy raro... ¿Estás bien? – Dijo más para ella misma que para el rubio.

– ¿Por qué no debería estarlo, Granger? La gente cambia.

– Lo sé. – Dijo intentando sonreír, pero no le salió.

– ¿Estás bien Granger? – Preguntó el poniéndole una mano en el hombro.

– Mas o menos, pero bueno, ¿Qué más da? – Dijo encogiéndose de hombros mientras lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

– Vamos. – Dijo dándole la mano y arrastrándola a las tres escobas. Se sentaron en una mesa apartada de los demás y esperaron a que la señora Rosmerta les atendiera.

– Buenos ¿días que desean? - Preguntó con una sonrisa, pero un poco curiosa al ver a los dos juntos ahí. No conocía bastante a los chicos como para saber la relación que mantenían en Hogwarts, pero para nadie era secreto que Draco Malfoy no se relacionaba con sangres sucias, y sin ánimo de ofender, Hermione lo era.

– Un hidromiel caliente con especias y... ¿Tú que quieres Granger? – Preguntó mirándola.

– Una cerveza de mantequilla. – Dijo la castaña con la voz un poco ahogada.

– De acuerdo, en un momento las traigo. – Respondió Rosmerta para luego irse.

Draco no paró de mirar a Hermione y notar sus cambios, ella miraba a abajo un poco cohibida con la mirada del blondo. Se sintió un poco menos avergonzada cuando Madame Rosmerta trajo las bebidas y él le dejó de mirar.

– Gracias. – Respondieron ambos cuando la mujer puso las bebidas en la mesa. Después de que se fuera la camarera Draco se decidió a preguntar. Tenía curiosidad por lo que le pasaba a la chica que normalmente era una persona feliz.

My Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora