Capítulo 9

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Hermione se levantó de la cama un poco mejor, miró el reloj y eran las cinco de la tarde, no había comido casi nada en todo el día y su estómago se lo demostró con un feroz rugido. Parecía que en el interior de su vientre tenía un feroz león. Salió de su cuarto y miró a ambos lados del largo pasillo. Aún se perdía en esa gigantesca casa, pero no llamaría a alguno de los elfos. No le gustaba que los elfos le prestasen algún tipo de servicio aun sabiendo que su vida ahora era diferente. Siempre estaría en contra de la esclavitud élfica.

Salió de la habitación luego de darse un buen baño y ponerse alguna ropa cómoda. Pensaba que quizás Draco estuviese en su despacho haciendo papeleo o simplemente en su habitación. Pero no quería molestarle. Además, muy en el fondo de su corazón no quería verle. ¿Si se iba a casar porque le invitó a vivir a su casa? ¿acaso él se iría o algo por el estilo?, la verdad era que una parte de su corazón y su mente quería pensar que esa noticia de la boda del rubio y la pija era solo una falsa de Skeeter.

Luego de pensar en esas cosas otros miles de preguntas invadieron su mente ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué luego de enterarse de esa noticia su estado de ánimo cambio de golpe y ahora era deplorable?, Hermione no tenía respuesta coherente a estas y sus miles preguntas más. Llegó a un corredor conocido, recordó que el rubio le había llevado por ahí el otro día. Recordó haber visto una gran foto del blondo cuando era un bebé en compañía de su madre, los dos sonrientes y realmente felices. A pesar de ser mortífagos ya en ese tiempo las cosas eran diferentes a cuando Harry creció. De golpe, dejando atrás sus inseguridades y dudas se puso a llorar, no pudo evitar recordar el oscuro pasado que invadía a todo el mundo mágico, de ello sólo habían pasado meses y probablemente no era la única que aún lloraba cuando sacaban ese tema.

Siguió por otro pasillo que estuvo repletos de cuadros familiares pero que ahora contenía otro tipo de decoración. Finalmente, frente a ella se encontraba la gran puerta que daba al salón y también al comedor. La abrió con sumo cuidado mientras miraba adentro a medida que iba abriendo para ver si había alguien ahí. Pero no encontró nada fuera de lo común, así que con más tranquilidad entró para poder comer algo.

Del salón pasó al comedor, y del comedor a la cocina la cual estaba vacía. Seguramente la hora de los elfos en la cocina ya había finalizado. Miró en todos los armarios, los cuales eran muchos y cogió algunas cosas rápidas para comer. Cuando se había hecho algo se sentó en una mesa que había allí y se puso a comer. Su reunión con Percy había sido esa misma mañana y sin embargo parecía que habían pasado días. La verdad era que quería empezar a trabajar y ser la mano derecha del ministro era un buen puesto de trabajo. Solo esperaba que Percy pudiera hacerle un hueco. Quería poder entretenerse por las mañanas y tener un buen sueldo para que quizás en un futuro se fuese a vivir a otro lado, no es que estuviese desagradecida con el rubio, pero quizás a la larga se casase o alguna cosa por el estilo y no quería ser la gorrona y mantenida de Draco, le parecía raro que Rita Skeeter no hubiese puesto eso de título en su artículo.

Terminó de comer y se fue a explorar un poco más la mansión. A pesar de haber estado cambiando la casa no había estado por toda ella, ya que en algunas partes Draco estuvo solo. Por ejemplo, no había estado en las mazmorras. Era un lugar que le traía algún que otro recuerdo triste de cuando sus amigos estuvieron allí encerrados, pero le daba curiosidad entrar en aquel lugar para saber si estaba igual que antes o si también él lo había cambiado.

Caminaba por otro de los muchos pasillos, pero este tenía algo especial... en la pared se encontraba el gran árbol genealógico de la familia Malfoy, un árbol muy parecido al que se encontraba en número 12 Grimmauld Place, el de la casa de Sirius de la familia Black. Dobló la esquina luego de estar algo pasmada viendo toda la cadena de la familia, la cual terminaba en Draco. Y se dio un susto de mil demonios al ver a alguien de frente. Era Draco.

– ¡Dios mío! haz un poco más de ruido Malfoy. – Dijo ella poniéndose la mano en el pecho dramáticamente. Mientras que el rubio estaba riéndose.

-Yo camino con elegancia Hermione...- Dijo haciendo un gesto con las manos mientras sonreía de lado.

-Y señores... es aquí donde sale a relucir los genes Malfoy...- Dijo más para sí misma que para Draco.

– Es aquí donde saco a relucir mis dotes. – Corrigió el haciendo a la castaña rodar los ojos.

– Si si, lo que digas... – Le dio la razón como a los locos.

– ¿Me buscabas? – Preguntó ahora más serio sacando la actitud que había adoptad desde que salió de Hogwarts.

– En realidad no, solo paseaba, aún me siento como una hormiga aquí. - Dijo ella algo incómoda. Draco notó su cambio repentino de actitud. La castaña comenzó a caminar por un largo pasillo.

– Por cierto...- Dijo colocándose a su lado.

– ¿Sí? – Respondió ella.

– ¿Porque...? emm... ¿porque antes me felicitaste? – Preguntó el con fingida curiosidad, pues ya sabía por qué le había felicitado. Aunque más que felicitar por "unirse en matrimonio con Greengrass" tendría que darle el pésame.

-Andan diciendo que estas comprometido... con Greengrass. – Añadió.

– Ya sabes cómo es Skeeter, Hermione. Realmente me comprometieron con ella en nuestro sexto año, pero con la muerte de mis padres el compromiso se anula. – Dijo el mirando al frente mientras se encogía de hombros con indiferencia.

– Ah...- Dijo simplemente la chica.

– Y gracias a dios que el compromiso se anuló, no tenía ganas de mantener a ese... intento de diva mal hecho. – Dijo provocando una estruendosa carcajada en la chica, una risa que hacía eco en los pasillos de la mansión y que le hizo sonreír, le gustaba su risa.

– En serio Draco... tienes que darme un mapa de esta casa... aunque sea poner carteles. – Dijo ella con fastidio mientras bufaba.

– No exageres Hermione... Mas pronto de lo que imagines te sabrás la casa de memoria. – Dijo el.

– ¿Cuánto tardaste tú? – Preguntó divertida y algo más tranquila.

– Pues... quizás años... – Dijo arrascandose a un lado de la cabeza. La castaña rio por el gesto de él.

– Con qué años...- Dijo ella aun riendo.

– Pero bueno, tú con tu elevada inteligencia puedes aprendértelo todo enseguida. – Dijo burlón.

– ¿te crees gracioso? – Le preguntó con los ojos entrecerrados.

– ¿Te crees intimidante? – Preguntó de vuelta. Los dos se miraron directamente a los ojos y luego de unos instantes se echaron a reír. Caminaron unos pocos metros más y aparecieron en la puerta del jardín. Pero sin salir aún

– Siento no haberte despertado antes, se te veía dormir tranquila y quizás era bueno que descansaras.

– No importa, gracias. – Le sonrió.

– ¿y qué tal te fue? – le preguntó. Los dos estaban en el jardín

– Pues bien. Percy, que es el nuevo ministro dice que si mueve un par de papeles puedo ser su mano derecha, me avisara en estos días. – Dijo ella.

– Pues muy bien supongo. Eso es bueno. – Dijo el sin saber exactamente que decir o hacer.

– Aja... – Draco miró aHermione y ella, al sentir su mirada también le miró e inconscientemente susrostros se fueron acercando. A esas alturas los dos miraban los labios del otroy sus cuerpos estaban muy pegados. Draco rodeo la cintura de Hermione mientrasque ella rodeo su cuello. Y luego... Luego vino lo que ambos deseaban, elansiado beso. Fue un beso anhelado, siempre tierno y lento, sin perderse nadadel otro.




My Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora