Capítulo 16.

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La castaña despertó en una gran cama, con mantas de seda. Se dio cuenta que era la cama que compartía con el rubio últimamente.

No sabía que hora era, pero tampoco le importaba mucho, miró a su lado y vio que el rubio no se encontraba en la cama. Se sentó en ella, se cubrió con la colcha al ver que se encontraba desnuda y sonrió ampliamente. Recordaba perfectamente lo que había ocurrido algunas cosas atrás, y fue algo... maravilloso. Eso era indudable e innegable.

-Veo que la bella durmiente ha despertado.- Dijo el rubio apoyado en el marco de la puerta con sólo un boxer puesto. 

-¿Cuánto he dormido? ¿Y cómo sabes tú quién es la bella durmiente?.- Preguntó ella estirándose y sonriendole al rubio. 

-Pues Llevas durmiendo exactamente 11 horas y media. Y leía muchos cuentos de niño.- Le dijo el sentándose con ella en la cama mientras le daba un beso en la frente.

-Eso es mucho.- Dijo la castaña sorprendida.

-Bastante, pero lo comprendo...- Dijo sonriendo de lado.- Te dejé completamente agotada.

-¡Lo sabía!.- Dijo ella dándole con una de las almohadas.

-¡Lo siento, lo siento!, no pude evitarlo, me lo pusiste en bandeja y lo sabes.- Dijo el riendo.

-Puede que si...- Dijo ella también riendo.

-¿Te apetece desayunar?.- Le preguntó él.

-¿Lo dices de forma pervertida o de verdad?.- Preguntó ella riendo. 

-De verdad mujer, llevas mucho tiempo sin comer, y necesitas reponer energía.- Dijo subiendo y bajando las cejas.

-Pervertido... Primero me daré un baño y si, luego desayunaré como si no hubiera mañana.- Dijo ella levantándose de la cama llevándose la colcha con ella.

-Hermione.- Le llamó él.

-¿Si?.- Preguntó ella girándose antes de entrar al baño.

-¿Porqué te tapas? He visto cada parte de tu cuerpo... no es necesario que te cubras ahora, es un poco tarde...- Dijo el sonriendo. 

-Tonto.- Dijo ella tirando la sábana al suelo y entrando al baño. Haciendo que enseguida el rubio viera su diminuto y hermoso cuerpo. ¡Que hermosa era por merlín! 

Algunos minutos después ya estaba abajo ordenandole a los elfos un gran desayuno para la chica y para él y que se lo sirviesen en la habitación. Pues no quería que a la castaña le diese algo por falta de nutrición. Sabía que llevaba desde el almuerzo de ayer sin comer nada y se preocupaba por ella. 

Luego subió a la habitación y vio que la castaña seguía en la bañera. Decidió entrar y se deleitó con la figura de la chica en el cristal translúcido de la mampara de la bañera. Ella tarareaba alguna canción mientras frotaba el jabón en su cabeza y mantenía los ojos cerrados, pues, si los tuviese abiertos sabría que el rubio estaba ahí. El rubio tocó la puerta de la bañera, provocando que la castaña se asustase y pegase un brinco. 

-Me asustaste.- Dijo la castaña molesta mientras sacaba la cabeza luego de haber abierto la puerta de cristal de la bañera. 

-Lo siento, lo siento...- Dijo él levantando los brazos. 

-¿Qué pasa?.- Dijo Hermione volvió a la tarea de ducharse. 

-Sólo era para decirte que el desayuno en un momento estará en nuestra habitación.- Dijo el rubio dirigiéndose al espejo para sacar del pequeño armario la espuma de afeitar.

-Oh, de acuerdo.- Dijo la castaña saliendo de la ducha y envolviendo su cuerpo con una toalla.- ¿Qué haces?.- Preguntó mirándole a través del espejo y acercándose a él.

-Nada, sólo voy a afeitarme.- Dijo encogiéndose de hombros. 

-No, no lo hagas.- Dijo ella abrazándose a la espalda del rubio.

-¿Por qué?. 

-Me gustas con barba, te ves más maduro y sexy.- Dijo ella mientras él se giraba. 

-Yo siempre soy sexy. Y si no quieres que me afeite... pues no me afeito, lo que sea para complacer a la señorita.- Dijo el sonriendo a la chica con adoración.

-Así me gusta señor.- Le dijo ella devolviendole la sonrisa para después darle un beso.

-Creo que deberías vestirte ya.- Dijo el rubio un poco nervioso. 

-Veo que te incomoda verme así...- Dijo Herms riendo. 

-Un poquito bastante.- Dijo él mirando al inestable nudo de su toalla. 

-Me he dado cuenta...

-¿Sabes? Me estás descontrolando...- Dijo él separándose de ella mientras reía junto a la castaña.

-Hasta ayer no eras así... O al menos eso parecía.- Dijo la castaña extrañada. 

-Digamos que... una vez que se te prueba no se puede parar.- Dijo el saliendo del baño.

"-Maldito pervertido...-" Pensaba la castaña con una gran sonrisa para después salir del baño y meterse rápidamente al pequeño vestidor que se encontraba en la habitación.

Luego de colocarse un vestido ajustado rojo y unos altos tacones de color negro, salió del vestidor y vio que el rubio se encontraba aún en bóxer en la cama leyendo "El Profeta" mientras bebía algo. 

-¿Algo interesante hoy?.- Preguntó la castaña mientras se situaba delante del espejo con un pequeño gran estuche que contenía todo lo necesario para arreglarse. 

-Pues parece ser que no, porque seguimos siendo plana.- Dijo él tirando el periódico a un lado.

-Oh, de acuerdo.- Dijo ella mientras se ponía rimel luego de haberse delineado los ojos de color negro.

-¿A dónde vas?.

-Recuerda que tengo que trabajar.- Dijo ella ahora cepillándose el cabello.

-¿Y dónde trabajas?.- Preguntó él con doble sentido.

-¿Qué quieres decir?.- Dijo ella pintando ahora sus labios.

-¿Qué porque vas a trabajar tan arreglada?.- Dijo el rubio alterado, molesto y celoso.

-Pues tenemos que tener presencia, ¿Quieres que vaya con un sucio trapo?.- Preguntó ella un poco alterada también. 

-No me gusta que vayas así.- Volvió a decir él.

-Pues es lo que hay.- Dijo Hermione metiendo las cosas en su bolso. 

-¿No entiendes que pareces una maldita furcia? ¿No te das cuenta que todos te miran?.- Dijo el levantándose de la cama. Había explotado.

- Me voy, no me esperes esta noche.- Dijo ella furiosa saliendo prácticamente corriendo de la habitación. Eso le había dolido. 

Draco enseguida se arrepintió de lo que había dicho. Malditos celos. Se sentó en la cama a pensar como demonios arreglaría eso ahora y entró la elfina diciendo que el desayuno que había encargado ya estaba listo. 

-Ya no hace falta Eleonora, se me han quitado las ganas de comer, muchas gracias.- Respondió él y la elfina se fue dejando al chico sólo.

Pasaron unos 15 minutos, y un picoteo en la ventana despertó al rubio de su trance. Era una lechuza completamente negra, daba bastante miedo.

Abrió la ventana, cogió la nota que tenía atada a la pata y ésta enseguida se fue. Abrió la nota y en ella ponía unas simples palabras.

"Vuestro sufrimiento va a comenzar..."











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