Capítulo 20.

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Draco y Hermione enseguida llegaron a la mansión Malfoy, pues se transportaron en un pequeño callejón. Hermione se sentó en uno de los sillones del salón esperando a que el rubio le dijese que diantres pasaba. Mientras que él sólo daba vueltas de aquí para allá, intentando pensar como se lo diría a la castaña. No sabía como demonios empezar a decir la situación en la que se encontraba. ¿Cuáles eran las palabras correctas para estas situaciones?

-¡Draco! ¿Puedes parar? estas paranoico y me estas poniendo muy nerviosa.- Dijo ella exaltada mientras colocaba sus manos en los hombros de él y le miraba directamente a los ojos intentando calmarle.

-Lo siento, pero es un tema bastante delicado Hermione... Me tiene bastante nervioso.- Dijo el sentándose a su lado.

-Dime.- Dijo ella cogiéndole de las manos mientras le animaba a hablar.

-Verás Hermione... Cuando te marchaste enfadada, estuve de aquí para allá en la mansión. Ycuando estaba en la habitación llegó una carta. Ni siquiera tenía remitente.- Explicó. 

-¿Qué decía la carta?.- Preguntó la castaña con mucha curiosidad. 

-Es mejor enseñártelo...- Dijo el levantándose del sillón y yendo a la habitación con la chica pisando sus talones. Cuando llegaron a la habitación, el rubio abrió un cajón y de él sacó una pequeña carta la cual se la entregó a Hermione.

Hermione algo temblorosa la tomó. Sabía que era grave por la actitud de él. Leyó la carta y se quedó algo pálida y respiró profundamente intentando mantener la calma y no alarmar a Draco. 

-Esto es... Raro.- Dijo ella simplemente sin saber que mas decir. 

-Lo sé. No se quien pudo ser, pero lo que si se seguro es que es dirigida a nosotros. Ya todo el mundo sabe que vivimos juntos aquí. Y aquí no vive mas nadie.- Dijo el levantándose de nuevo y pensando. 

-Eso es cierto... Lo importante ahora es buscar un posible sospechoso que haya escrito esta carta.- Dijo ella pensativa. 

-¿Y si es Weasley?.- Dijo el blondo rápidamente casi sin pensar. 

-¿Ron?

-Si, quizás esté despechado por lo que paso en la casa de los pelirrojos.- Dijo él sin acordarse que él supuestamente no sabía nada.

-¿Escuchaste nuestra conversación?.- Dijo la castaña un poco molesta. 

-Si, pero no fue aposta. Yo sólo bajaba al ver que te habías marchado y no pude evitar escucharles. Lo... siento.- Dijo él con sinceridad. Ella se extrañó al oírle decir lo siento por un momento. Pero luego recordó que Draco era así ahora. 

-Bueno, no importa. De todas formas no creo que se trate de Ron.- Dijo ella con total seguridad. 

-¿Por qué piensas qué el no fue? ¿Por qué es tu amigo?.

-No. No es por eso precisamente. Ron, a pesar de haber pertenecido a la casa de los leones no es muy valiente. Siempre se guarda lo que piensa por miedo, igual que lo hizo cuando estaba enamorado de mi. Nunca nombró nada acerca de ello. Hasta el otro día.- Le explicó ella.

-Yo te creo, pero recuerda que al igual que yo cambié el también puede hacerlo.

-Lo sé Draco, pero insisto que el no ha sido. Pero podemos saber desde donde mandaron esa carta. ¿Recuerdas como era la lechuza?.- Preguntó curiosa pero a la vez pensativa. 

-Claro, era completamente negra. Tamaño medio quizá.- Le dijo el rubio mientras en su mente rememoraba el momento en que la lechuza picoteaba la ventana de su habitación. 

-De acuerdo, creo que sé como podemos saber de donde salió y a donde fue esa lechuza. Cuando sepamos la dirección, podríamos saber los dueños de la propiedad. Si es que hay alguna, claro.- Dijo ella levantándose y dirigiéndose a su bolso. Para coger su varita y realizar el tan complicado hechizxo que probablemente resolviese sus dudas. 

-¿Y qué hay que hacer?.- Preguntó el frunciendo su ceño.

-Coge tu varita. Tenemos que realizar el hechizo juntos porque es muy poderoso. Tu tienes que concentrarte cuando yo te diga en la lechuza. Piénsalo todo, incluso los mínimos detalles.- Explicó ella mientras el rubio asentía y sacaba su varita del bolsillo interior de su chaqueta. 

-¿Qué debo decir?. 

-Toma, di esto.- Respondió la castaña entregándole en un papel lo que debía pronunciar. 

Ambos se prepararon y pronunciaron: 

"-Adjuva nos hoc animal. Is est maximus."- Dijeron al unísono juntando sus varitas. Draco cerró los ojos para concentrarse en la imagen, y Hermione le miraba atentamente.

Cuando se dieron cuenta unas letras se proyectaron en el aire. Dándole la dirección de lo que parecía ser una gran mansión en las afueras de Hogsmade. 

-Tenemos que investigar quien vive ahí. Yo podré hacerlo mañana perfectamente, ser la mano derecha del primer ministro tiene sus ventajas, lo creas o no.- Dijo ella mientras sonreía con orgullo. Aún así estaba muy nerviosa. 

-De acuerdo,  esperemos hasta mañana. No hay porque ponernos nerviosos aún. No sabemos con certeza que quiere decir la carta.- Dijo el rubio mientras se acercaba a ella y le abrazaba. 

-Gracias Draco.- Dijo ella hundiendo más su cabeza en el cuello de él.

-¿Por qué?.- Preguntó el acariciando lo que antes era un gran nido de pájaros. 

-Por todo.- Dijo ella separándose de él y mirándole a los ojos y rodeó su cuello con sus brazos. 

-Gracias a ti mi amor.- Respondió él para luego darle un tierno beso. 

-.-.-.-.-.-.-.-.-

-Nuestros hombres han tenido algunos problemas para entrar en el ministerio madre.- Dijo Leonard entrando por la puerta del salón de té de su madre.

-¿Qué demonios ha pasado ahora?.- Dijo molesta estrujando la taza de té que se había tomado minutos antes y rompiéndola en pedazos, para después lanzarla furiosamente por toda la habitación. 

-No pueden buscar lo que pediste, está muy vigilado. Ella es muy cercana al primer ministro madre.- Dijo el un poco temeroso por lo que su madre podría hacer o pedir. 

-Haced lo que sea ¡Ya!.- Dijo gritando.

 -Si madre, lo que ordenes.- Dijo el muy temeroso saliendo de la habitación. 

-Pronto todo cambiará...- Dijo ella con malicia.


























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