Capítulo 24

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Justo como Hermione planeaba, Leonard entró en su oficina a la hora de comer para invitarle en la cafetería tal y como estos días había hecho. El plan iba para bien. Se sentaron en su habitual mesa de la cafetería y esperaron a que alguien viniese a tomar su pedido.

-No me has comentado en que zona vives.- Dijo ella mirándolo atentamente.

-¿Ah no?.- Preguntó él a lo que Hermione negó con la cabeza. -Pues vivo en la mansión de mi familia. Junto a mi madre. La mansión Downer. Casi en las afueras.

-¿En serio? ¡Me encanta esa mansión! Siempre he querido entrar en ella. Es mi favorita de todo Londres. Me tienes que llevar algún día, sólo si tu quieres.- Dijo ella enseguida.

-Claro, te llevaré. A mi madre le encantará conocerte. Te va a encantar ella.- Dijo él con nerviosismo.

-¿Cuando podríamos ir?.- Preguntó ella impaciente.

-Por mi como si vamos esta misma tarde.- Dijo él enseguida.

-¡Claro! Es una buena idea, ¿Vamos después del trabajo?.- Preguntó Hermione.

-Claro, cuando acabes tu turno te esperaré fuera.- Dijo él con una enigmática sonrisa. La cual supo identificar la chica. Sabía perfectamente lo que pasaría esa tarde.

-Buenos días, ¿Qué desean pedir?.- Dijo el camarero haciendo acto de presencia al fin.

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Luego de comer ambos se dirigieron a sus respectivos despachos para terminar el trabajo que tenían ese día. Bueno, en realidad no estaban trabajando. Pero estaban haciendo lo mismo.

Hermione le escribía a Draco y a Harry para informar a la orden y a los aurores de que el plan estaba saliendo de maravilla y que seguramente había que entrar en acción ese mismo día. Mientras que Leonard le mandaba una lechuza breve a su madre diciéndole que esa tarde era el momento perfecto.

Luego de mandar las lechuzas Hermione se quedó pensativa yendo de un lado a otro en su oficina. No podía concentrarse en su trabajo con lo que avecinaba, y se notaba en su escritorio. Donde había un gran tocho de pergaminos perfectamente enrollados y pidiendo ser resueltos lo antes posible.

En menos de lo que ella pensó jamás, ya había acabado su horario de trabajo, lo que sólo significaba una cosa:

Era el momento de solucionar esto. Aunque fuese algo completamente suicida.

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Draco, Harry, todos los demás amigos de Hermione, la orden y los aurores estaban preparándose para todo lo que se avecinaba. Aunque Draco se encontraba muy nervioso. ¿Y si no conseguía atraparlos a tiempo?

Aún intentaba adivinar que quería esa familia de Hermione. Pues a nadie le sonaba el apellido Downer que no fuese por tener una colosal mansión casi en las afueras de Londres. Lo que mas le extrañaba era que a él no le sonase de nada, pues si tenía una gran mansión significaba que era de una gran familia de sangre pura y a consecuencia de eso, ser grandes amigos o aunque fuese conocidos de su familia. Para todos, esa familia era un gran misterio.

La hora en la que salían del trabajo llegó. Así que cogieron todas las cosas y salieron de la casa de los gritos (Donde todos estuvieron preparándose para no levantar sospechas). Varios transportadores en diversas formas cogidas del mismísimo ministerio, estaban en el deteriorado jardín de la parte de atrás de la casa. Todos tocaron los transportadores y contaban descendiendo desde el número 10.

Cuando los segundos pasaron, todos aparecieron en una pequeña y vacía casa que se encontraba cerca de esa grande y lúgubre mansión. Salieron de ella e inmediatamente fueron a la Downer Manor a esperar a Hermione. Que se encontraba en frente de la mansión mirándolo todo con "Adoración", pues se habían aparecido en el jardín segundos antes.

My Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora