Horas más tarde, llegó a la prisión. Era un edificio gris muy grande. Sin ventanas y con puertas metálicas que transmitía una sensación de soledad. Un guardia la condujo por un amplio pasillo, también gris, hasta una pequeña habitación. Dentro se encontraban dos sillas y una mesa pequeña. Le pidió que se sentara en la que quedaba más lejos de la puerta. Al cabo de unos minutos, ella entró. Era una mujer de unos cincuenta años, con los ojos grises y una sonrisa petulante en el rostro. Era más bien bajita y, aunque Alice no lo supiera, escudriñó a la invitada de los pies a la cabeza. Se sentó en la otra silla.
-¿Y tú eres?- preguntó la mujer.
-No es de su incumbencia cómo me llamo. Solo he venido aquí para saber dónde está mi hijo- respondió con aplomo Alice.
-Te diré lo mismo que les digo a los que, como tú, han venido para preguntarme sobre ese asunto: están en Portland- respondió la mujer con una sonrisita.
-¿Dónde exactamente?- preguntó Alice. Aquella mujer la estaba sacando de sus casillas.
-Supongo que debes preguntarte quién soy, ¿verdad?- continuó la mujer
- Bueno, para tu información, me llamo Meg O'Connor. Nunca he podido tener hijos. Qué pena, la verdad. El caso es que durante diez años me sentaba en un parque y observaba como jugaban los niños. Veía a sus padres hablando, divirtiéndose con otros padres que no conocían y no estaban vigilando a sus hijos. Yo, si hubiera tenido hijos, siempre los estaría vigilando.
Aquí fue cuando empecé a pensar que iría bien secuestrar a alguno de aquellos niños. El primero fue Tim, dijo, con una sonrisa en la cara.
Mientras, Alice pensaba que estaba más loca de lo que se pensaba- Y luego, vinieron los siguientes. Aunque pienses lo contrario, les quiero como si fueran mis hijos. Luego pienso, ¿y si alguna vez mi hijo desapareciera? Me pondría muy triste, la verdad. Es por eso que decidí esconderlos para que nunca estuvieran en peligro. Pero ahora que estoy encerrada... Nadie cuida de ellos. No sé si tienen comida suficiente y, como madre, me preocupa.
-Pues si tanto te preocupa, dime dónde están- respondió Alice. Viéndolo de una forma retorcida, la mujer realmente se preocupaba por los niños y eso... resultaba espeluznante.
-No te lo puedo decir, cariño. No sería justo. Pero una cosa sí puedo decirte ahora: has aguantado más que las otras tres parejas que vinieron a visitarme. Enhorabuena.
La madre, perdió definitivamente los papeles. Se levantó de repente y plantó sobre la mesa una foto de su niño.
-¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ MI HIJO? ¡CONTESTA DE UNA VEZ!- le gritó.
-¿Tiene tres años?- preguntó la mujer, con curiosidad.
-Tiene cinco años- recalcó la madre. No le sorprendía que no aguantaran mucho en aquella habitación. No era por lo que decía, sino por cómo lo decía: como si estuviera haciendo un favor a los niños dejándolos en un lugar escondidos.
-Vaya... pues parece que tenga tres años... Sí que me suena, la verdad. Bueno, te lo diré pero con una condición.
-¿Cuál?- preguntó la mujer. Estaba al borde de las lágrimas.
-Si los encuentras, diles que siempre les querré como si fueran mis hijos.
-De acuerdo- accedió Alice. Ni por todo el oro del mundo diría una cosa como aquella.
-¿Tienes papel y bolígrafo?- preguntó.
Alice sacó una pequeña libreta donde tenía apuntada la dirección de la prisión.
- ¡Apunta la dirección! - contestó.
-Tranquila mujer, no te estreses- contestó la mujer con sarcasmo. Mientras apuntaba algo, siguió hablando- Sabes, sé que la policía me ha llamado La Sombra, ¿original, eh? La verdad es que quedé decepcionada... Me imaginaba un nombre más original. Pero bueno, qué se le va a hacer. Ya lo tienes, mujer. Antes de entregarte el papel, tienes que prometerme que lo leerás cuando yo me vaya.
Mientras se llevaban a La Sombra, Alice tuvo tiempo de ver cómo esta le sonreía. Esta sonrisa no le gustó nada.
Cuando salió de la prisión, desplegó el papel con dedos temblorosos. Cuando leyó lo que le había escrito, la rabia amenazó con hacerla estallar. ¿Es que aquella mujer quería jugar con ella? Pero en lo más hondo de su corazón sabía que la tal Meg, se preocupaba a su manera por aquellos niños. ¿Estaba ayudando a Alice o solo se reía en su cara? La madre decidió ir a su casa e investigar aquel extraño papel.
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Desaparecido
Mystery / ThrillerLa desgracia vuelve a casa de Alice la madrugada del 2 de julio cuando su hijo de cinco años es secuestrado. Después de perder a su marido en un accidente de coche un año y medio antes, no quiere volver a experimentar el sentimiento de pérdida. Por...