Solo tuvo que llamar a la puerta una sola vez para que el señor Collins la recibiera.
-Buenos días, señor Collins. Me llamo Amanda Davis. Vengo para hacer un reportaje sobre su faro y un anciano me ha dicho que usted es el propietario y que me llevaría hasta el allí.
-No sabía nada sobre un reportaje.- dijo el señor Collins
-Es un reportaje sobre los faros que se encuentran a lo largo de la costa de Maine. Veo que no le avisaron que venía. Vaya... es un poco incómodo.
-Si no le importa, pase dentro y me explica lo que tiene que hacer- contestó el señor Collins. Pobre mujer, pensó él. Parece un poco incómoda.
Pasaron dentro de la casa. Alice no podía creerse que hubiera sido tan fácil. Ahora solo faltaba engañarle lo suficiente para que la llevara hasta el faro. Las vidas de su hijo y de los otros niños dependían de él.
-Bueno señor Collins... Mejor empecemos de nuevo. Me llamo Amanda Davis. Soy reportera del Portland TV. Mi jefe me encargó de hacer un reportaje sobre los numerosos faros que se encuentran en Maine. Me dijo que primero hablara con usted, el propietario del faro más antiguo de aquí, para hacerme una visita guiada. Siento que no le llamaran, habrá ocurrido algún error- mientras el hombre escuchaba, hizo señas a su mujer para que les trajera una jarra con limonada.
Alice estaba un poco nerviosa. Tenía miedo de que algo saliera mal. Pero de momento tenía suerte. El señor Collins, Albert, empezó a explicarle la historia del faro mientras ella simulaba tomar apuntes. No era lo que esperaba. Aprovechando un momento en el que el hombre paró, Alice le hizo la única pregunta que deseaba.
-¿Me podría llevar hasta el faro?- preguntó.
-Lo siento, pero hoy no puedo. El mar está agitado.
En aquel momento, la mujer volvió a entrar y llamó a Albert. Este desapareció por la puerta del comedor y volvió cinco minutos después. No parecía cómodo y se le veía intranquilo. Se quedó en la puerta, observándola fijamente. Sin tiempo a reaccionar, el hombre sacó una escopeta y la apuntó con brazos temblorosos.
-No sé qué quiere de nosotros, señora Morgan, - dijo Albert- pero ahora permanecerá sentada y sin hacer ningún movimiento brusco, ¿me ha entendido?
-Necesito ir urgentemente al faro. Es muy importante. Una mujer ha secuestrado a mi hijo y a otros niños y los mantiene encerrados en el faro. Por favor, le ruego que me lleve.
-Me han avisado que está desequilibrada, señora. Le vuelvo a pedir que se quede quieta. Nos ha llamado la policía y una mujer, la doctora Morgan nos ha explicado su situación actual y...
Pero Alice no oyó lo que iba diciendo. ¿La doctora Morgan? ¡Pero si era su madre! No entendía nada pero lo que sí había comprendido era que le había destrozado los planes para recuperar los niños. Tendría que volver actuar.
-No quería llegar a este punto pero usted lo ha causado- cogió la mochila que llevaba y mantuvo su mano dentro-. Tengo una pistola que utilizaré a no ser que me lleve al faro, ¿me ha entendido? No me ponga a prueba, porque si le tengo que hacer daño, lo haré- Alice esperaba que se lo creyera, porque de lo contrario, estaría hasta el agua en el cuello.
-De acuerdo, señora- dijo, sus manos temblaban más que antes-. La llevaré al faro. Vio que la mujer le estaba haciendo señas para que pasara él primero. Solo deseaba que su mujer no se acercara. Le había dicho que se escondiera en el baño de arriba.
Con el hombre guiándola, Alice salió de la casa y llegaron hasta al viejo Mustang. Mientras el hombre abría el coche, se oyeron unas sirenas. A lo lejos, tres coches de policía se aproximaban hacia ellos. ¿Pero de qué iba su madre? Ella sí que se había vuelto loca. Las llaves del coche cayeron de las manos del señor Collins, que aun no había abierto el coche del todo. Los segundos que llevó el hombre a coger las llaves y abrir el coche, la policía ya estaba cerca. Alice tomó una decisión. Empujó el hombre lo suficiente para desestabilizarlo y subió dentro del coche. Salió de la casa con un derrape y se incorporó en la carretera. Intentaría despistar a las autoridades y llegaría al faro. Las probabilidades que tenía que la policía la creyera, eran inexistentes después de saber que su propia madre había dicho que estaba loca.
Aunque nada iba bien, solo esperaba que, al abrir la puerta del faro, encontrara a los niños en algún rincón.
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Desaparecido
Mystery / ThrillerLa desgracia vuelve a casa de Alice la madrugada del 2 de julio cuando su hijo de cinco años es secuestrado. Después de perder a su marido en un accidente de coche un año y medio antes, no quiere volver a experimentar el sentimiento de pérdida. Por...