_______- Te lo digo en serio, estaba ahí. Se veía tan mal.
Pauly- ¿Ahora me vas a decir que sientes pena por el?
_______- No pena, creo que es más como una especie de lastima.
Paulina se rió y me dió una palmada en el hombro.
Después de lo ocurrido la noche anterior me di cuenta que necesitaba hablar con alguien, la situación sin duda me había superado. Pero no de una mala manera, ahora más que nunca estaba segura de lo que sentía por Rubén y, digamos que mis ataques contra Mangel sobre lo que sentía por él eran meras suposiciones, nunca pensé que iba a dar en el clavo justo en el momento y situación menos y al mismo tiempo más apropiada.
Nos sentamos en la mesa de una pequeña cafetería a la cual teníamos ganas de visitar desde hace tiempo, pedimos café y pastel mientras seguíamos hablando de aquel suceso.
Pauly- Y Rubén, ¿qué te ha dicho?
_______- Nada en realidad, tampoco he querido sacar el tema.
Pauly- ¿Te da miedo que te diga que ahora va a salir con Mangel?- sonrió burlona.
_______- El me ama, no saldría con nadie más.
Pauly- Te escuchas demasiado segura amiga, espero que esta vez no te estes confiando demasiado.
Argumentó preocupada para luego llevarse comer un poco de pastel y yo decidí no opinar más.
La semana se pasó rápido, sobre todo porque me la pase con la cabeza metida en los libros.
Sabía que me iba a llevar algunas materias a exámenes finales y dejar todo para el final.
Tal vez es que quería mantener mi mente ocupada para no aceptar o siquiera pensar en que la cuenta regresiva había comenzado. Solo quedaban 2 meses más, 62 días para despedirme de todo lo que había construido aquí.
¿Cómo podía ser eso posible? Después de haber hecho mi vida aquí y de encontrar a las personas con las que me gustaría pasar el resto de mi vida ¿Tenía que decir "adiós" así como si nada hubiera pasado?
Cada que meditaba un poco sobre el tema sentía una fuerte opresión en el pecho, acompañada de melancolía y unas ganas tremendas de echarme a llorar.
Salí de mis pensamientos cuando la encargada de la biblioteca me avisó que cerrarían el lugar en 10 minutos, por lo que cerré los libros y los deje en su lugar. Tomé mis cosas y salí de ahí.
La noche estaba fría por lo que no me detuve en ningún lugar y fui directo al apartamento. Éste se encontraba vacío como todos los viernes y perfecto para poder descansar, hoy no me había querido para por aquí para evitarme las invitaciones a lugares y no es que me faltaran ganas de distraerme en alguna fiesta o bar y con un poco o mucho de alcohol, pero ahora tenía muchas cosas en qué pensar que no iban a hacer buen juego con cualquier tipo de estupefaciente.
También había estado evitando a Rubén, no era nada personal simplemente así siempre soy yo cuando se trata de evitar dolor.
Sabía que tenía que decirle que a nuestra hermosa relación no le quedaba más de 2 meses, solté un suspiro que anunció la llegada de lágrimas y busqué mi bolso para acercarme un cigarrillo a la boca.
Estaba segura de que esa era información de la que él ya estaba al tanto pero conociéndolo, jamás iba a tocar el tema y si nadie hablaba sobre lo que iba a pasar, no quería imaginar lo doloroso que sería.
Me recosté en la cama y traté de dejar mi mente en blanco, fue algo que no funcionó por lo que tuve que recurrir a el sofá y la televisión.
Ya sentada y viendo cualquier tontería la melodía que indicaba una llamada en mi celular comenzó a torturarme, me estiré para tomarlo y contesté sin ver quien era.
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Los caramelos no siempre son dulces. (Rubius y tu)
FanficLa felicidad es hermosa, pero ¿Cuál es el precio cuando no se sabe si es real?