Han pasado 2 semanas desde que llegamos de Valencia y no pudimos evitar la terrible e inminente llegada de el inicio de trimestre, no me costó mucho trabajo adaptarme gracias a lo poco que estudie en las vacaciones, en mi horario me encontraba poco con las chicas pero me sorprendió ver que coincidía con Lupita en Estructura Social y en Comercialización, en esta última también estaba Gabriel. La verdad esque me agrada bastante no estar sola porque aunque me encontraba con las chicas en otras materias, había unas en las que estaba sola y siempre es bueno para los que hemos disfrutado de la melancólica soledad, sentir los cálidos rayos de la compañía.
Después de una semana agotadora por volver a integrarnos al ritmo universitario decidimos ir a relajarnos, yo y las chicas quedamos con Gabriel a las 7:00pm en las afueras del campus, así que a esa hora nos encontrábamos esperándolo y cuando llegó nos pusimos en marcha, nos encontraríamos allí con Lupita, Alex, Willy, Mangel y Rubén.
Llegamos al cabo de una media hora y desde lejos se podían ver a muchas personas caminando por las orillas de la calle hacía la misma dirección que nosotros. En lo único que podía pensar era en Rubén. Después de 2 largas semanas de no verlo, solo saber de el por whatsapp y unas cuantas llamadas, pero no me preocupaba nuestro distanciamiento porque aunque fuera por vía electrónica, el y yo, seguíamos siendo los mismos y con nuestra forma de ser única, además de que no podía sacarme de la cabeza que teníamos una platica pendiente.
Dejamos el auto en el estacionamiento del lugar y subimos para llegar a la entrada. Había una fila que, hasta donde pude ver, estaba larguísima pero Gabriel se acercó a el hombre de la entrada y le dio nuestros nombres, este reviso la lista y después asintió con la cabeza abriendo la cadena para dejarnos pasar. Todos los de fila nos miraron con curiosidad y algunos mal, pero a mi no me importaba porque, debo admitir, que esto me hacía sentir especial.
De pronto sentí algo extraño en el estomago y me entró un ataque de nervios, temblaba y me sudaban las manos, esto sólo podía ser causado por una persona, Rubén.
Era un sitio enorme y estaba adornado de una forma muy lujosa, las paredes estaban pintadas de rojo y tenían ventanales gigantes por los que ya se podía ver el fin del atardecer, adornos dorados e incluso la luz era proporcionada por un inmenso candelabro que colgaba en la pared. Subimos unas escaleras que iban de acuerdo con la decoración, ya que estaban cubiertas por una alfombra roja y el barandal era de pilares anchos y dorados. Después de caminar un poco más llegamos a lo que parecía una puerta pero solo la cubría una cortina roja y nuevamente había un hombre con el cual Gabriel repitió el procedimiento y esté nos dejó pasar. Era como un lugar dentro de el lugar. Había una pista de baile y una barra, sólo que aquí había meseros que circulaban entre las mesas que se podían cubrir con una cortina, supongo que para hacer todo un poco más privado y exclusivo.
Vi a Lupita saludarme desde lejos y así fue como supimos a donde acercarnos, ya estaban todos ahí. Nos saludamos, vi a Rubén sentado y con esa sonrisa engreída que siempre tiene, pero esta vez me pareció que algo en su mirada brilló cuando me acerqué para saludarlo, aunque inmediatamente se agachó, pero no pudo ocultar la sonrisa en su rostro. Después tomamos asiento, era de suponer con quien se sentaría cada uno de nosotros, así que me senté junto a Lupita y del otro lado tenía a Rubén. El solo me sonrió y se reía de la nada, esto me dio a entender que estaba nervioso.
Empezamos una platica grupal en la que hablamos acerca del comienzo del trimestre y después la plática se fragmentó.
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Los caramelos no siempre son dulces. (Rubius y tu)
FanficLa felicidad es hermosa, pero ¿Cuál es el precio cuando no se sabe si es real?