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Viernes, 3 de julio del 2015

Les debía el dinero, Márquez les debía dinero. Y no iban a permitir que saliera de rositas. No, tenían que defender algo muy por encima de sus intereses económicos; su reputación. Y aquel tipo estaba a poco de dejarlos en evidencia. Así que tomaron lo único que, quizá, pudiera importarle: su hija. Ariadna era, tal vez, lo único que merecía la pena para él y aquella fue, sin duda, la razón por la que decidió alejarse.

Tenía fotografías de ella desde pequeña hasta su llegada adolescencia y se encargaba de darle sustento económico todos los meses. Quisiera haber sido el padre que nunca llegó a tener pero, sin embargo, la decisión que tomó de no verla era la mejor. El tipo de vida que había escogido era demasiado arriesgado para ella; demasiado peligroso.

Por desgracia aquello era algo que incluso Duncan, un mandado, sabía. ¿Cómo no iba a resultar evidente? Su eslabón débil siempre estuvo a la vista por más que tratara de ocultarlo e iban a hacer uso de ello. Llevarse a Ariadna, amenazarlo. Las horas de libertad de aquella chiquilla estaban contadas; solo que ella todavía no lo sabía.

***

Nos acercamos al desenlace de la historia. Quedarán tres o cuatro capítulos. Sí, lo sé, es muy cortita. Pero desde un principio la hice apropósito así :3

Espero que estéis disfrutando de la lectura <3


Crónica de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora