28. Cita.

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Narra ______.

-¿Ya llegamos?-pregunto ansiosa.

-Aun falta... ¡No te saque la venda de los ojos!-me grita, al ver que la estoy levantando.

Me quejo y apoyo la cabeza en la cabecera del asiento.

Desde que me recogió de la casa de Jodie (Que prácticamente se esta convirtiendo en la mía, ya que estoy pagando cierta parte de los gastos comunes) he estado esperando llegar. No tengo ni la remota idea de donde nos dirigimos, es una "sorpresa".

¡Pero ya no soporto más!

Espera, el auto se detiene.

-Ya llegamos.-dice, por lo que sonrío y comienzo a sacarme el antifaz-. Pero no puedes quitarte la veda. Llegamos al final del camino en auto.-escucho que se abre una puerta y luego se cierra.

Luego de unos segundos se abre otra puerta, y por la pequeña brisa que llegó a mi derecha, se que la puerta del copiloto.

-Vamos, abajo.- dice cogiendo mi mano, ayudándome a bajar.

Me corre un poco y cierra la puerta.

-Espérame aquí.-dice.

-¿A donde vas?

-Voy a buscar algo en el maletero. Tranquila, no te voy a dejar sola.- dice antes de besar mi mejilla.

Se me hace inevitable sonreír.

Luego de un rato, llega otra vez a mi lado. Me toma de la mano y comenzamos a caminar.

-El camino es un poco áspero, así que ten cuidado donde pisas.-me indica.

-Se me haría mas fácil si pudiera ver.-digo, y su respuesta es una risa.

Por el suelo, se que estamos en un espacio verde. Y gracias al reconocible sonido de las ramas chocando por el viento, se que hay muchos árboles. Eso es lo que puedo deducir, pero me encantaría describir el entorno.

-Ok...-dice mientras nos detenemos.

Siento que deja algo en el suelo. Camina hasta mi lado, colocando sus manos en mis ambos brazos. Haciendo que me dirija a un ligar determinado.

-Esto te va a encantar.-dice mientras desata el nudo de la venda.

Cuando lo quita, tengo que acostumbrarme a la luz, por lo que achino un poco los ojos, pero cuando ya me acostumbro, puedo ver una de las mejores vistas que he podido presenciar.

Es una quebrada de un cerro, que da la vista perfecta al mar de California. Doy la vuelta, y puedo ver muchos árboles (no tantos para ser un bosque) y un hermoso pastizal, que llega hasta donde estamos nosotros.

Lo miro sorprendida, con la boca abierta. El no deja de sonreír.

Al lado de el, en el suelo, hay una cesta, que encima tiene una bolsa de regalo.

Sinceramente, no tengo palabras.

-Dios santo, Vegetta, esto... Esto es hermoso.- digo caminando hacia el.

Sin darle la oportunidad de que diga algo, le tomo la cara y lo beso. Paso mis brazos alrededor de su cuello, y el coloca sus manos en la parte baja de mi espalda.

Sin quitar la sonrisa, me separo un poco de el.

-¿Yu planeaste todo esto?

-Con un poco de ayuda. Pero la idea fue mía.-dice colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja-. Te tengo un regalo.- indica, separándose de mi y cogiendo la bolsa de regalo-. Ten-me extiende el regalo-,pero, antes que lo habrás, quiero contarte una buena noticia.

Hermanos Doblas | Vegetta y tu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora