2. ¿Cómo funcionan las cosas aquí?

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Atónito

Esa era la palabra correcta para describir a Frank, con su mandíbula casi tocando el suelo y sus ojos abiertos, observaba al tal Gerard, no podía ser tan incrédulo así que por su mente pasaba que esto era alguna broma de mal gusto. Los orbes avellanas no se habían movido de la cara del extraterrestre o la cosa esa, como lo había identificado el humano en su mente, si bien era un extraterrestre... ¿Qué se supone que haría?

Sí, el antes había deseado tener la suerte de conocer uno pero ahora que pasaba, no sabía como reaccionar, por su mente pasaba el salir corriendo y evitarlo a toda costa o tal vez llevarlo a casa, pero ¿después qué?, Frank no sabía que comía un alíen.

- Supongo que tu primera opción no funcionaría, tú has sido la primer persona que me ha encontrado y ahora debes hacerte cargo de mí -susurró la cosa, sus mejillas tenían un leve sonrojo- Y me gustaría conocer tu 'casa', prometo no ser una molestia...

A el humano le enterneció ver a Gerard con sus mejillas sonrojadas, sintió pena por él pero aún no se sentía seguro de poder llevarlo a casa. Además que tal si de noche trataba de asesinarlo mientras dormía, por su cabeza pasaban mil cosas pero de repente una resaltó en su mente.

- ¡Oye! Yo jamás te dije cuales eran mis opciones, tampoco te dije que quería llevarte a mi casa, ¿Cómo lo supiste? -sus cejas estaban fruncidas.

El alíen miró divertido al humano, nunca había tratado con uno tampoco había estado cerca de alguno, está era la primera vez que ocurría y realmente a Gerard parecía emocionarle.

- Lo escuché en tu cabeza -admitió la especie desconocida.

A Gerard le parecía lindo el humano, su cabello era castaño y sus ojos tenían un color extraño pero bonito, aunque era una cabeza más baja que él y eso lo hacía lucir tierno. Frank miraba a Gerard, su mirada no había pasado de su rostro y cuando por fin lo hizo, se percató de algo...

Gerard estaba desnudo... ¡Completamente!

- Oh, por dios, estás desnudo, tapate con algo -dijo Frank mientras se tapaba los ojos con su mano izquierda.

- ¿Qué es estar desnudo y por qué cubres tus ojos? -Gerard miraba al humano con cierta extrañeza, todo eso era nuevo para él, la mayoría de las palabras eran raras y hablar también lo era.

En el mundo de Gerard, todo era diferente pero monótono, ahí no había necesidad de hablar ya que todos podían leer sus mentes, tampoco utilizaban palabras como 'irrelevante' o 'desnudo'. En el planeta del alíen, tampoco necesitan de oxígeno porque no tienen pulmones y ahí todos son iguales, aburridos, tontos e indiferentes. Por eso mismo Gerard cometió el peor delito, salir de su planeta y llegar a la tierra, ya que había escuchado rumores de que los humanos eran interesantes y completamente diferentes, además de que si te enamorabas de un ser vivo del planeta azul, te convertías en uno de ellos. Y el alíen quería comprobar todas y cada una de esas cosas, aunque no sabía que era 'enamorarse'.

- Es no tener ropa, estar como estás tú, por dios, ¿En tu planeta no usan ropa? -dijo Frank, mientras miraba la cara de Gerard entre una de las aberturas que quedaba entre sus dedos.

- ¿Qué es ropa? -el alíen miro al humano con curiosidad, sus ojos verdes viajaban desde su cara hasta sus pies.

Iero miró a Gerard, queriendo sacarle aquellos ojos tan bonitos con una cuchara para después comérselos con salsa de tomate. Estúpido alíen.

Hesitant AlienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora