"Más Allá Del Amor"

"¡Pasemos un rato por la cocina!"

(Narra Riuk)

- Vamos. –Me tomó del brazo.

- ¡¡Suéltame!!

¡Qué atrevido! Y además me estaba jalando afuera del cuarto.

- ¡¿Por qué viniste?! –Alcé la voz.

-Me ve con una cara confundida. -Ya te lo dije, quería conocerte, además... con sólo hablar contigo me alegraste el día.

-¿Q-Que tiene que ver con que te alegre el Día!?  -Me solté de su mano.

Él se quedó callado por un momento.

Uhm, que incómoda situación... Pero, honestamente yo también quería que alguien me alegrara el día... después de lo que pasó en la escuela, luego en las redes sociales, y otras cosas, sentía que era un caos total.

Pero, cambié cuando lo conocí, ¡Éste tipo!, sentí diversas emociones, enojo, sobre todo enojo, desesperación, de no querer que llegara.

Asco, las pose que hacía era muy extraña, que ni yo mismo la conocía.

Vergüenza, cuando me tomó por la cintura.

No le echo la culpa a él, ya que después de todo, sólo fue error mío entablar una conversación. Y, a pesar de todo, quisiera ser su amigo...

- Ahora mismo no lo entiendes –Habló rompiendo el silencio–,  No te conozco del todo, no sé si tienes novia, qué es lo que te gusta hacer en tus tiempos libres, cuál es la estación que más te gusta. ¡Yo... yo quiero conocerte más Riuk...! –Tenía una cara tierna. (Extraño)

-De acuerdo... -Cerré mis ojos, agaché mi cabeza y puse mi pata en ella–, Haremos un trató, yo te cuento sobre mi vida, y tu dejas de pensar en "Eso" que tanto quieres... ¿Vale?

- De acuerdo. –Sonrió.

- Entonces...

- Vamos abajo.

¡¡Agh!! ¡Eso no era lo que esperaba! 

 -¡¡Ya qué!! –Respondí vagamente.

Bajamos las escaleras y fuimos a la cocina. El olor era rico, se ve que hacia un guisado muy sabroso mi madre.

Ella tiene un buen sazón, sólo que ya no puede hacer tantos guisados porque nadie nos visita.

- ¡Ah! Hola hijo –Se sorprendió al verme entrar. -Hola... ¿Rio-Riotazu? ¿Así te llamas?

- ¡Así es seño'!  Je, je, je  -Río un poco–,  ¿Podríamos ayudarla?

-Desde cuando tienes buenos modales...  -Dije susurrandole.

- ¡Ah! ¡Eso no me lo esperaba! ¡Qué educado de tu parte! ¡Casi no me ayudan por acá! ¡Verdad! –Me veía con ojos penetrantes.

Parecía que me iba a comer vivo...

-Je, je, je.  -Reí cínicamente.