Capítulo extra 1/2

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-Pro Kuroko-

La vida es algo que se nos otorga al nacer.

Pero depende de cada persona valorarla o no.

Hay ocasiones en que el cuerpo que posee nuestra vida no está del todo bien, pero no es hasta mucho tiempo después cuando lo malestares se presentan.

Mi niñez fue de manera peculiar, bueno la mayor parte del tiempo nadie que no fuese mi familia lograba verme, al inicio fue algo duro, bueno después de todo yo era un niño y no lograba comprender muchas cosas.

Una de ellas fue la muerte de mi abuelo.

El ver a mi abuela llorar y gemir de dolor por aquella perdida logro estrujar ni interior, después de ese momento no supe cómo actuar o que expresión poner, observaba a la mayoría de adultos que se encontraban a mi alrededor, algunos lloraban otros bajaban la mirada, muchas reacciones distintas.

Recuerdo bien aquel día en el cual no observe a mi madre llorar por la muerte de su padre, cuando no vi aquellas lágrimas mantuve mi rostro inexpresivo al igual que ella.

¿Aquello era lo normal?

Ese fatídico día por fin había llegado a su fin y un nuevo día estaba comenzando, era pasadas de la media noche y una la sensación de mi garganta seca se presento, cuando pasaba por el baño de nuestra casa logre escuchar un sonido parecido al que la abuela había estado provocando, cuando abrí aquella puerta mi pecho se estrujo nuevamente.

¿Por qué mamá estaba llorando?

Desde aquel día me prometí que nunca lloraría por mi causa.

Los años pasaron y de esa manera me volví igual de inexpresivo que mi madre.

El conocer a Ogiwara-kun fue una de las cosas que más agradecí en mi infancia, el impulsarme para que jugara al basquetbol es algo que siempre le agradeceré. Realmente deseaba cumplir nuestra promesa.

El año que ingrese a Teiko fue algo que realmente deseaba.

Las desilusiones son algo que no se pueden describir, no me di por vencido aun sabiendo que me encontraba en la tercera categoría, cada día después de clases me quedaba a entrenas hasta tarde en el gimnasio de la tercera categoría.

¿Quién diría que gracias a eso conocí a Aomine-kun?

La expresión que tenía en su rostro la primera vez que cruzamos palabra es algo que jure jamás olvidar.

Los días pasaron y me impulso a continuar, pero no tarde en darme cuenta que solo malgastaba su tiempo. Y una tarde me dieron una noticia que logro que las lagrimas corrieran por mis mejillas.

¿Mis esfuerzos eran tan inútiles?

Las palabras de Aomine-kun lograron que no me diera por vencido, pero cuando Akashi-kun apareció para hablar conmigo. Después de aquel momento concentre todo mi ser en los pases...

A los tres mese me convertí en miembro de la primera categoría. Siempre le agradeceré eso a Akashi-kun.

A principios del tercer año como era costumbre nos encontrábamos entrenando, pero en menos de un segundo mi visión se volvió borrosa y me desvanecí.

Lo siguiente que observe después de despertar fue un techo de color blanco, al parecer me encontraba en la enfermería, por ordenes de la doctora del instituto mis padres me llevaron a hacer una revisión y análisis de sangre.

El día que los tenía que recoger tenía un partido y me vi obligado a no acompañarlos, ese día fue cuando Aomine-kun cambio. Destrozado por aquello volví a mi hogar pero cuando abrí la puerta nadie se encontraba dentro.

Los minutos comenzaron a transcurrir y mis padres no llegaban, decidí recostarme en mi cama para dormir un rato.

Unos extraños sonidos lograron despertarme de mi sueño, al parecer mis padres se encontraban discutiendo.

Con sigilo me acerque a la puerta para escuchar mejor.

"¿Por qué sucede esto?" Aquella voz era la de mi madre.

"La vida es realmente cruel" las palabras de mi padre comenzaron a exaltarme.

Sin esperar un minuto más abrí aquella puerta y los mire a ambos, ¿Por qué mi madre lloraba esta vez? ¿Por qué mi padre lloraba al igual que ella?

"¿Q-que está sucediendo?" no pude evitar preguntar aquello.

Ninguno me dio respuesta, con molestia comencé a observar a su alrededor y en el suelo se encontraba el resultado de mis análisis. Sin dudarlo fui a recogerlos.

Analice cada palabra con precaución.

Pero al leer uno de los resultados mi cuerpo comenzó a temblar, ¿Esa enfermedad era mala cierto? ¿No tenia cura verdad? ¿Por eso mis padres lloraban?

"L-lo lamento hijo" al parecer mi madre ya se había derrumbado.

No dije nada, solo espere que el momento llegase para decirles a mis compañeros.


-Pero ese momento jamás llego - mi voz salió de mis labios al terminar de recordar aquel día en el que mi mundo comenzó a venirse abajo -

Continuara...

Las sombras también desaparecenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora