Capítulo 12

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La noche pasó sin mucho más que decir. Emmet se durmió pocos minutos luego de haberse agotado la batería de su teléfono, y cuando despertó se dio cuenta que ya había llegado a la puerta de su hogar. Su padre y su madre estaban discutiendo en voz alta, pero él no comprendía nada, e intentó caminar hasta su cuarto por sí mismo, cosa en la que Luke lo ayudó un poco. Apenas llegaron, se desplomó sobre su cama.

A la mañana siguiente, durante el sábado no hizo más que buscar el cargador de su teléfono. No podía creer que lo hubiera perdido, y para empeorar todo ni siquiera recordaba cuál era el número de Hiro como para llamarlo por su teléfono de línea.

-Emmy, ¿pasa algo? -preguntó su madre cuando lo vio revolver entre la desordenada mesa del comedor.

-Mi teléfono está sin batería, y olvidé dónde dejé el cargador -respondió, algo angustiado.

-Tranquilo, no te angusties por eso -intentó calmarlo Christa-. ¿Dónde sueles cargarlo?

-En mi cuarto, pero no encontré nada ahí...

-No te preocupes, te ayudaré -dijo, comenzando a buscar.

Un rato después, seguían sin encontrarlo, a pesar de haber examinado casi toda la casa.

-Ya va a aparecer -dijo Christa-. Te prestaría el mío pero no va a funcionar con tu teléfono... Seguiremos buscando más tarde, ahora debo terminar mi borrador.

En cambio, el lunes por la mañana, Emmet despertó aún más confundido que antes. Sentía algo duro debajo de él, pero no fue hasta que se despertó que se dio cuenta que allí estaba el cargador de su teléfono.

"¿Qué hace esta cosa aquí...? ¡Cierto!", pensó, "Debo disculparme con Hiro sobre la batería, no quiero que piense que lo dejé a mitad de una frase porque sí..."

Tomó el cargador y lo enchufó en la entrada de corriente que había detrás de su mesa de luz. Rápidamente conectó el celular para que se cargara mientras buscaba su uniforme escolar.

Terminó de prepararse y subió al auto, donde lo esperaba su madre para llevarlo a la escuela junto con Luke. Durante el viaje no hablaron mucho, a diferencia de los viajes anteriores. Aún estaba oscuro cuando llegaron a la escuela, pero cuando se giró a ver a Christa, Emmet notó que había dos lágrimas sobre su rostro. Se abstuvo de preguntar, y cuando llegó a la escuela, su madre lo besó como despedida. "Efectivamente estaba llorando", pensó Emmet,"mi mejilla quedó húmeda".

Apenas bajó, entró a la escuela, donde apenas vio a Hiro, corrió hacia él.

-¡Hiro! Lo siento tanto, perdí el cargador de mi teléfono, apenas lo encontré hoy cuando venía para acá, y---

-Está bien, Em, no te disculpes -lo calmó Hiro, sonriendo-. Aunque me preocupaste un poco...

-Perdón, no quise--Emmet fue interrumpido de nuevo, esta vez por la campana de entrada.

-En serio está bien -respondió Hiro, tomándolo por los hombros-. No te desesperes, ¿sí? Te veré en el recreo. Tengo una sorpresa para ti.

-Bien... -suspiró. Entró a su salón junto con su hermano y fue a sentarse.

Ese lunes era el examen de biología, y luego de haber terminado la hora todos salieron al patio.

-¿Cómo te fue? -preguntó Emmet a Luke.

-Meh -respondió-. ¿Y a ti? Seguramente bien, después de todo estuviste estudiando con tu noviecito el titán de gafas chino.

-Cállate -le espetó, mientras se alejaba de él y caminaba hacia Hiro.

Éste se encontraba en su rincón usual, ocultando sus manos detrás de su espalda.

-¡Em! Te traje algo -dijo, sin quitarlas-. Te doy tres intentos para adivinar qué es.

-Sabes que no soy bueno adivinando -dijo Emmet, cruzando sus brazos-. Uhm, no lo sé, ¿comida?

-... Y después dices que no eres bueno adivinando -respondió, mostrando una bolsa que parecía tener galletas adentro-. Pasé la tarde cocinándolas y pensé en traértelas para que las probaras. Sa-chan se comió bastante pero te guardé algunas.

-No sabía que cocinabas, Hiro -acotó.

-Es sólo un poco, no tengo mucha práctica. ¿Quieres probarlas? -preguntó.

-Bien. ¿Me alcanzarías la bolsa?

-Abre la boca, Em -respondió Hiro, con una galleta en la mano.

-¿Qué...? -Emmet tardó un poco en entender lo que él quería-. Puedo comer solo...

-¿No puedo? -preguntó.

-E-es vergonzoso... -dijo, bajando la mirada.

-Sólo di "ah" -insistió Hiro, sonriente.

-... Está bien -susurró Emmet, alzando la vista y mostrando su cara roja, antes de abrir la boca.

-Eres tan tierno -respondió mientras le daba de comer. Él dio una pequeña mordida antes de hablar.

-Están bastante buenas... -acotó-. ¿En serio las hiciste tú?

-Gracias, estuve bastante tiempo en la cocina. ¿Quieres otra?

-Por favor... -abrió la boca de nuevo, y Hiro dejó la galleta ahí-. ¿Ah?

Emmet fue sorprendido por Hiro, quien no sólo la había dejado por la mitad, sino que también había comenzado a morderla.

-Aquí tienes -dijo entre dientes.

-¿Qué haces...? -antes que pudiera pensar de nuevo, Hiro tragó un bocado. "¿Qué se supone que...? ¿Por qué está tan cerca...?" pensó, alejándose un poco. El timbre tocó en ese momento, pero su amigo no parecía querer dejarlo.

-¿No vas a terminarla, al menos? No podemos quedarnos aquí afuera -acotó.

Emmet cerró los ojos, y mordió un poco con timidez. Hiro hizo lo mismo, y entonces los labios de ambos apenas quedaron separados por un mísero pedazo. Emmet se quedó paralizado. Si seguía comiendo...

-¡V-volvamos a clase! -exclamó, partiendo la galleta a la mitad, y respirando con agitación.

-Bien, de todas formas tocó el timbre -respondió Hiro, sonando un poco decaído.

"Tranquilízate...", pensó Emmet, "no le des muchas vueltas... ¿Por qué...?"


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