Ambos seguían abrazados a la mañana siguiente, cuando el despertador del teléfono de Hiro los levantó. Al no tener ninguna mesa de luz, todo estaba completamente oscuro salvo por la pantalla que brillaba señalando que eran ya las 7 AM.
-¿Ah...? -Emmet bostezó-. Hiro, no me digas que olvidaste apagar la alarma...
-Perdón, perdón... -respondió, frotándose los ojos-. Dios, cómo odio las alarmas...
-Apágala ya, por favor, me está taladrando la cabeza... -dijo antes de meter la cabeza en el futón.
Se le dificultó un poco encontrar su celular por la falta de luz y por no llevar los lentes puestos, pero después de un rato de tantear alrededor del futón logró detenerla. Luego volvió a acurrucarse junto a Emmet.
-¿Dormiste bien...? -le preguntó.
-Bien, hasta que sonó tu teléfono, pero bien -"Y muy cómodo...", pensó, feliz que el cuarto estuviera oscuro para que Hiro no viera su rubor-. ¿Y tú?
-Me gusta más dormir contigo que solo -contestó-. Esto... Tu cabello huele bien.
-Eh, ¿gracias...? -dijo extrañado. Solo se limitó a cerrar los ojos de nuevo y a intentar recuperar el sueño perdido.
-Duerme bien, de nuevo -agregó, besándole la nariz y volviendo a poner su cabeza sobre la almohada.
"Quiero besarte..." pensó Emmet.
Antes que se diera cuenta, ya se había vuelto a dormir.
A la mañana siguiente, al principio les costó levantarse. Poco después que ambos despertaran los sorprendió el sonido de la puerta de la habitación abriéndose.
-Higo, Em, el desayuno está listo -exclamó una voz aguda al entrar.
-¿Sa-chan...? -masculló Hiro, dirigiendo su mirada al pasillo. A Emmet le costó un poco más desperezarse, por seguir rodeado por sus brazos.-. ¿Qué hora es...?
-Las nueve -respondió Sayumi-. Vamos, el agoz va a enfriarse si no se levantan.
-¿Arroz...? -balbuceó Emmet, intentando sentarse en el futón-. ¿A esta hora...?
-Ya sabes, cosas japonesas... ¿Me alcanzarías mis gafas, Sa-chan...? -preguntó a la vez que se sentaba en el futón. La niña se las acercó, y luego de ponérselas ayudó a Emmet a levantarse de la cama también.
Los tres fueron caminando hasta el kotatsu de nuevo, pero esta vez su madre no estaba esperándolos. En su lugar, había dejado una nota con unos símbolos extraños que él no logró entender, pero Hiro lo leyó como si fuera cosa de todos los días.
-¿Qué dice ahí...? -preguntó.
-Que mamá se fue a trabajar temprano. Nos dejó el desayuno listo, sólo tenemos que calentarlo. Ella trabaja por las mañanas -respondió, girándose hacia la heladera y tomando un bol de arroz-. ¿Podrías alcanzarme tres boles, Em? Están en el cajón de la derecha.
-Ah, claro -respondió distraído. Enseguida tomó los platos y los puso sobre el kotatsu, para después sentarse debajo de él a esperar que Hiro calentara el arroz.
-¿Cuándo va a venig mamá? -preguntó Sayumi.
-Volverá del trabajo a la tarde -Se giró a Emmet-. Ella trabaja en la embajada británica-japonesa los días de semana. Papá es periodista FreeLancer sobre cultura.
"Pareciera que quieren seguir viviendo en Japón...", pensó. "¿Querrán volver...?"
De repente, su teléfono sonó. "¿En serio dormí con el celular en el bolsillo?", pensó. Desbloqueó la pantalla y vio que el mensaje era de su madre. Claro que era mucho más diferente de lo que le había enviado el día anterior.
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Una Simple Historia Más [Gay]
Teen FictionLa vida de Emmet Harley distaba de ser la ideal. Sin otro amigo más que su gemelo Luke y su madre Christa, solía pasar los recreos leyendo solo. Al menos hasta que conoció a Hiro, un estudiante de origen japonés muy similar a él. Una simple no tan s...